Proceso
Caso Aristegui y MVS: El negocio de lo indecible
SABINA BERMAN
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Los dueños del Grupo MVS publicaron las nuevas normas de la empresa y pidieron a la periodista Carmen Aristegui y a su equipo sujetarse a ellas. Debían informar a los dueños de las investigaciones que estaban realizando. Debían informar a quiénes entrevistaría Carmen. Y debían dialogar la línea de las entrevistas y de las investigaciones.
El modelo no es raro. Opera de común en los periódicos y las revistas, las televisoras y las radiodifusoras. Eso en la mayoría de los medios mexicanos, pero también en los estadunidenses, europeos y asiáticos.
La pregunta interesante es: ¿Para qué existe este modelo? La respuesta es simple. Para limitar a los periodistas y dejarlos bajo el control de los dueños de los medios. Es decir, para acotar la vocación natural de los periodistas –buscar y decir la verdad– y dejar a los dueños el poder de decisión de qué se publica y cómo. Publica: se da a conocer al público.
¿Para qué desean ese poder los dueños? La respuesta tampoco es evidente. En los últimos 20 años el interés de los dueños de los medios ha ido cambiando lenta pero inexorablemente, y siempre quedándose sin decir, indecible.
Hace 20 años se decía que los medios vendían contenidos. En el caso de sus espacios de periodismo, se decía que vendían noticias. Y se sobreentendía que las noticias más valiosas eran las que horadaban al Poder y decían lo que el Poder ocultaba de los ciudadanos. Esa zona oscura e indecible del Poder que a menudo es también ilegal.
A noticias más relevantes para el público, y a menudo más peligrosas para el poder, mayor rating de público. A mayor público, más anunciantes pagaban una cuota más alta a los dueños de los medios. El rating es el rey: esa era la frase hecha de aquellos tiempos. Aquellos tiempos idos…
Fragmento del análisis que se publica en la edición 2004 de la revista Proceso, ya en circulación.
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