viernes, 27 de marzo de 2015

Realmente no hay otro modo de vida?

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!

Crónica de una desgracia anticipada
Jesús Peraza Menéndez

Luis Videgaray, secretario de Hacienda, habla tétricamente, pero la amenaza reclama toda la seriedad sobre lo que está por venir, que será peor a lo que ya se ha vivido (como dice Umberto Eco: “cuando estábamos peor era mejor”). Claro, los efectos son para el pueblo que no es un todo homogéneo, pero los efectos de las políticas neoliberales con su modo de vida lo abarcan contundentemente.

Los hechos inciden sin distinción sobre los que debemos sobrevivir con nuestro trabajo, sin usura, sin especulación, sin corrupción, sin saqueo, sin ser parte de la guerra o la necesidad millonaria de seguridad que ésta demanda. ¿Realmente no hay otro modo de vida? ¿Qué, no le toca a la izquierda proponerlo, gestionarlo en la base social?

Porque lo único que permanece estable son las ganancias extraordinarias de bancos, servicios de telecomunicaciones que usan instalaciones públicas, la industria médico-hospitalaria (en servicios médicos se gastan 413 mil millones de pesos, tres cuartas partes en medicinas, son parte de los factores estructurales convenidos por los organismos financieros internacionales-empresariales y los partidos políticos

La inestabilidad mundial se suma a la baja de los precios del petróleo y el México moderno, con las reformas estructurales, queda atrapado en el vil saqueo, realizado por los gobernantes con empresarios monopólicos. Sobre las reformas estructurales, dicen ahora, hay que esperar para mostrar sus beneficios. Si no los muestran es porque los maestros o los jornaleros o los obreros o los productores, los trabajadores electricistas o los estudiantes o las mujeres o los niños, las comunidades zapatistas de Chiapas, no han respetado la disciplina gubernamental, basada en la corrupción institucional-privada-empresarial-monopólica y por lo que no votan en los procesos electorales.

Nos viene con el cuento de la posibilidad de elegir gobernantes y representantes (otro gasto multimillonario innecesario en una real democracia), en el que se “pierde o se gana”, dice el buen Octavio Rodríguez Araujo, sin importar la inequidad de la competencia con la función fraudulenta de gobierno con los empresarios beneficiarios de estas políticas y estas elecciones, seguidas con la represión a quienes se opongan a fraude. Asegura, si no se vota se beneficia el PRI, pero el PRI-Pacto por México se beneficia, como atinadamente espetó FECAL “haiga sido como haiga sido”, con la teledictadura. Habla nuestro camarada de los 15 millones de votos por AMLO, con esta oposición numéricamente sustancial se realizó legalmente la votación mayoritaria para las reformas estructurales. Incluidos los votos de esa izquierda-electorera de los Chuchos-Nueva-Izquierda, principales beneficiarios de los 15 millones de votos. En casos clave, con la real ausencia de los morenos, como sucedió con la imposición del magistrado Eduardo Medina Mora, los millones no se movilizaron para evitar esta imposición.

Sin duda el voto ha sido reducido para un mero proceso de ajustes temporales, relevo de actores pero manteniendo la maquinaria del Estado al servicio de la élite. Lo único que ha frenado -en lo posible- la voracidad y la represión institucional, ha sido la movilización y la organización popular con mecanismos de gestión internos, las coincidencias en puntos comunes como la exigencia de presentar con vida a los 43 estudiantes normalistas desaparecidos de Ayotzinapa o la organización estudiantil politécnica. El rechazo a la represión contra la libertad de expresión y el derecho a la información de Carmen Aristegui. Los maestros democráticos contra los charros del SNTE

Claro, no han presentado a los desaparecidos pero el intento fue eliminar a las normales rurales, desarticular a las comunidades de la Montaña de Guerrero para asegurar el tráfico de drogas, dinero armas, seres humanos, biopiratería, maderas, que sólo a la empresa de los Templarios les produce 31 mil millones de pesos por año, que se distribuyen entre mafiosos, policías, Ejército y empresarios. El territorio está bursatilizado, suelo, agua, subsuelo está en oferta al mejor postor y el Estado tiene que asegurar la estabilidad del saqueo.

Si el voto viene con un movimiento estructurado, que no depende del proceso electoral, sino de las necesidades de vida con organización de bases en los sitios de la existencia cotidiana donde la gente dirime las contradicciones para sobrevivir, entonces se puede participar con candidatos que vienen de los organismos de gestión popular, más que de las aristocracias de los aparatos partidistas

Así lo hicieron los soviets o consejos obrero-campesinos-soldados-populares en la Rusia de Lenin y Trotsky o en la Italia de Gramcsi, o con la Revolución mexicana, Pancho Villa fue gobernador, Lázaro Cárdenas hizo las reformas sociales ante la inminencia de otro estallido revolucionario. Ir a las urnas no es el problema central, sino cómo, con quién, para qué, ¿hasta dónde somos movimiento? O sólo pasivos votantes con fe en otros a los que no hay manera de controlar su gestión, con una democracia electoral de imposiciones abiertas o disfrazadas. Organizarse con la clara visión de qué es lo que realmente necesitamos para vivir dignamente, es tomar la decisión de no seguir en este estado de cosas.

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