Por Esto!
Natural la esclavitud en el campo
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
La difusión que le ha dado la STPS al rescate de indígenas que son tratados como viles esclavos en campos agrícolas, mueve a sospechar que se trata de una medida distractora, orientada también al objetivo de hacer creer que está cumpliendo con sus obligaciones. El titular de la dependencia federal, Alfonso Navarrete Prida, ha estado muy activo informando a los medios de las acciones de rescate de indígenas que son tratados como si estuviéramos en el siglo diecinueve, tanto en la península de Baja California como en Colima. Han sido rescatados 400 indígenas procedentes de Oaxaca, entre ellos muchos menores de edad.
Para estar a tono con los tiempos, Navarrete Prida dice que detrás de los enganchadores de campesinos, “está el crimen organizado”. No nos dice, por supuesto, que lo que favorece tan dramática realidad es la terrible descomposición del tejido social producto de los abusos de una élite gobernante, que se hizo del poder para implantar un modelo muy parecido al que crearon los prohombres del porfiriato. ¿Acaso las reformas salinistas al artículo 27 constitucional no fueron en ese sentido, con el fin de acabar con las organizaciones campesinas y dar facilidades a la entrada del gran capital al campo?
Ahora estamos viviendo las consecuencias del retroceso histórico impulsado por los tecnócratas, que en el agro mexicano ha sido demoledor, más que en ningún otro sector productivo. No sólo se acabó con el ejido, sino que se despojó a los campesinos de su modo de vida y de los medios para seguir siendo ciudadanos útiles. Claro que hay crimen organizado que se aprovecha de las circunstancias prohijadas por el neoliberalismo, ¿de qué se dice sorprendido Navarrete Prida? Dicho modelo destapó la caja de Pandora del crimen en todas sus múltiples facetas. Lo más lamentable es que sea la propia élite burocrática la más beneficiada de esta trágica realidad nacional.
Por eso está dispuesta a todo con tal de que las instituciones del Estado sigan en sus manos, sin importar que el país llegó ya al fondo del pantano en el que nos sumió la tecnocracia desde que tomó el poder para servir eficientemente a los grandes intereses trasnacionales, operación monstruosa y canalla que dio origen a las mafias del crimen organizado, cuyo poder fue creciendo al paso de los años, a medida que sus nexos con la alta burocracia se hacían más firmes y escabrosos. Por eso es inaceptable que Navarrete Prida se diga sorprendido por hallar huellas del crimen organizado en la trata de esclavos en grandes explotaciones agrícolas privadas.
Esta situación se viene dando desde hace años, sólo que ahora se consideró idóneo el momento para dar a conocer una situación que es del dominio público en las zonas donde se lleva a cabo tan inicua explotación de seres humanos indefensos. Lo que sigue ahora es imponer multas irrisorias a los propietarios de las plantaciones, tal como se hace en las empresas mineras, con el argumento de que la producción no se debe parar. Y todo seguirá igual o peor, después de que pase el impacto en los medios por una noticia que enchina la piel, y que demuestra cómo la historia da vueltas de ciento ochenta grados.
Llama la atención que las organizaciones campesinas que se dicen independientes y progresistas, no hayan puesto el dedo en la llaga del neoporfirismo que se vive en el campo. Esto demuestra la eficacia del desmantelamiento no sólo del Estado surgido de la Revolución Mexicana, sino de las organizaciones sociales cuya razón de ser es la defensa de los trabajadores, del campo y la ciudad. El golpe de Estado técnico que dieron los tecnócratas en 1982, sigue dando buenos frutos a la oligarquía.
(guillermo.favela@hotmail.com)
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