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Homozapping
Textos y Contextos. México, una historia de censura
Autor Invitado
Miguel Alejandro Rivera
Pareciera que la censura está de moda. El movimiento político empresarial que se ha fraguado contra Carmen Aristegui provocó que en México gran parte de la sociedad se interese en temas como la libertad de expresión, el derecho a la información, y otras muchas garantías que incluso están postuladas por organismos internacionales como la UNESCO.
Sin embargo, el problema de la censura ha marcado a nuestro país en su historia moderna. Gobernantes y empresarios entendieron desde hace mucho que el control de los medios de comunicación es fundamental para dominar la conciencia de la sociedad.
A finales del siglo XIX, el periodista mexicano Filomeno Mata, fue afectado por la intolerancia gubernamental. El diario del hogar, periódico combativo ante las políticas del apenas empoderado Porfirio Díaz, fue la razón por la que el potosino terminó varias veces en la cárcel.
Posteriormente, la época de la Revolución se caracterizó por la represión de las ideas; Belisario Domínguez, por ejemplo, fue víctima del acoso gubernamental por la fundación del diario El Vate, publicación contraria al gobierno de Díaz. No obstante, fue hasta 1913, cuando el chiapaneco fue asesinado por su retador discurso desde el Senado, contra el entonces presidente Victoriano Huerta.
Otro periodista en la historia de nuestro país marcado por la censura, fue el anarquista Ricardo Flores Magón, quien por hacer crítica constante contra el propio Porfirio Díaz, fue encarcelado en diversas ocasiones, además de sufrir el cierre de sus publicaciones Regeneración y El hijo del Ahuizote.
Desde la Constitución de 1824, primer Carta Magna del México independiente, se establece que el Estado debe “proteger a sus habitantes en el uso de la libertad que tienen de imprimir y publicar sus ideas políticas”. Estos preceptos, aunque con otras palabras, se mantuvieron vigentes, en las Constituciones de 1857 y 1917; empero, no han sido respetadas, ni por Porfirio Díaz, el gran autócrata mexicano, ni por el PRI, partido receptor de la estafeta dictatorial, ni por el PAN, abanderado de la “alternancia”.
Hace algunas décadas, durante administraciones priístas, otras jugadas gubernamentales de censura como el golpe al Excelsior de Julio Scherer (gracias al que nació Proceso), o el ajusticiamiento de Manuel Buendía, por su incómoda columna política Red Privada, son muestra de que las leyes no importan en un país donde las clases altas precisan la dominación de las masas.
Incluso en el propio siglo XXI, José Gutiérrez Vivó y su Monitor, sufrieron el manotazo de la censura por parte del gobierno federal panista. Vía un “boicot económico”, como el mismo comunicador explicó en su última emisión, el 29 de junio de 2007, este medio fue minado. Esto a raíz de la molestia de Vicente Fox al haber sido Monitor el espacio donde, en 2004, Andrés Manuel López Obrador se declaró aspirante a la presidencia de la República.
Por eso lo que hoy sufre Carmen Aristegui debiéramos sufrirlo todos, ya que es una muestra de que seguimos viviendo en un México decimonónico, burgués y represor, que de una u otra forma, busca aplastar el buen quehacer periodístico, que cada día, pareciera acercarse más a la disidencia que una profesión.
Algunos espacios de opinión se han mostrado en contra de la periodista, lo cual es respetable. Lo que no puede ser aceptado es que se juzgue este caso como una cuestión empresarial donde una empleada, por arrogante, fue despedida. Medios internacionales como la BBC y The Guardian, entre otros, señalan que el reportaje “La Casa Blanca”, fue el detonante para que MVS, interesados en estar bien con el gobierno por las nuevas oportunidades en las telecomunicaciones, despidieran a Aristegui y su equipo de colaboradores.
Este lunes 23 de marzo, Carmen Aristegui propuso una reunión con los directivos de MVS para hablar sobre una posible reinserción de su espacio noticioso; sin embargo, el medio de comunicación respondió con premura: “la relación ha terminado”. Queda claro que en México, las peticiones que hacen los empleados son ultimátums, pero las decisiones que toman los dueños de las empresas simplemente se reducen a estrategias corporativas y protección de las marcas.
¿Cuándo serán libres las voces críticas del periodismo mexicano? ¿Cuándo se respetará la ley? ¿Cuándo los periodistas harán sin pendientes eso que los hace tan felices? Según los ejemplos, México lleva más de cien años de censura, y si lo permitimos, serán otros tantos viviendo en la perpetuidad del silencio.
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