lunes, 30 de marzo de 2015

Cortometraje de la revista The New Yorker

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Guerrero: un monstruo en las montañas


MEXICO, D.F., 29 de marzo (SinEmbargo).- El 26 de septiembre de 2014, cuarenta y tres estudiantes de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa desaparecieron en la ciudad de Iguala, en Guerrero, uno de los estados más pobres y violentos de México, dice la prestigiosa revista estadounidense The New Yorker en un cortometraje que publicó en su portal de internet y que realizó en conjunto con el Pulitzer Center.

Seis meses más tarde, dice la revista, los restos de uno solo de los estudiantes ha sido identificado. El cortometraje titulado Guerrero: un monstruo en las montañas muestra cómo las familias de los desaparecidos están haciendo frente a la pérdida aún inexplicable de sus seres queridos, y cómo los ciudadanos están luchando para protegerse a mismos, y para preservar la esperanza.

El reportaje de Matt Black -que dura 7 minutos con 10 segundos- va recorriendo diversos municipios que conforman la zona geográfica de la Montaña del estado de Guerrero. Mientras se observan fotografías y fragmentos de video, se escucha una voz en off: la madre de uno de los normalistas desaparecidos. Se trata de una sentida carta de la mujer para su hijo Abel García Hernández.

“Querido hijo, hoy que no estás conmigo siento un dolor tan grande que no puedo explicar con palabras. Creo que mi corazón se me hace más y más pequeño. Siento como poco a poco se me va desgarrando dentro de mi”, dice uno de los fragmentos de la misiva.

Al informar sobre el tejido político y social de Guerrero, el segundo estado más pobre y el más violento del país, dice The New Yorker, Black recordó que cuando los residentes buscaban a sus hijos desaparecidos, descubrieron tumbas ocultas que contenían cuerpos de otras 400 personas.

El reportero también encuentra, indica la revista, que la esperanza para la próxima generación ha sido “extinguida”.

El trabajo de Matt llama la atención sobre la forma en que los Estados Unidos contribuye a la violencia en la frontera.

“Esta es una historia de nosotros [los estadounidenses], no sólo de ellos en algún lugar por ahí”, dijo el periodista a la publicación neoyorquina.

En el video se muestran carreteras de terracería en la que sólo están rodeadas de lodo, piedras y nubes. Black llegó a la ciudad de Tlapa en donde entrevistó a Abel Barrera Hernández Director del Centro de Derechos Humanos Tlachinollan.

“El cielo y el infierno está en este país. Un infierno al que me refiero por la pobreza, por la violencia, por la corrupción, por la impunidad. En Guerrero se condensa la tragedia de este México violento. Aquí es donde está el drama que estamos viviendo”, le aseguró a New Yorker el director de Tlachinollan, mientras se muestran imágenes de hombres colgados en árboles y una música tétrica se escucha de fondo.

El videoreportaje elaborado todo en blanco y negro continúa con la lectura de la carta de la madre del normalista: “Recuerdo cuando partiste lleno de vida y con esa alegría en tu cara. Te fuiste a la escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa. Para hacer realidad tu sueño de darnos una vida mejor a nosotros tus padres”.

Entre ruidos ambientales que el propio reportero grabó y cuya quietud contrastan con las escenas que el periodista nos muestra, otra madre cuyos dos hijos están entre los 43 desaparecidos, dice de forma anónima que el gobierno asegura que en dicha zona todo está bien, “pero no lo está, ya que hacen faltan 43 estudiantes y no sabemos nada de ellos”.

La entrevista con Barrera Hernández continúa:

“En el estado de Guerrero somos alrededor de 3 millones de habitantes. El 70 por ciento vivimos en la pobreza. Aquí en la Montaña se vive en el infierno de la pobreza. Se vive con los demonios que no nos expliquemos por qué tanta violencia, por qué los estudiantes asesinados”, dice el director de Tlachinollan mientras se observan casuchas con habitantes que viven casi en la indigencia, con burros cargando leña a la par de sus dueños, con molinos que procesan el maíz para alimentarse de lo único que hay.

“Dicen que estás desaparecido junto con otros compañeros tuyos. Cumplen meses que no sabemos de ti y son los mismos días que llevo sin poder dormir y sin poder comer”, reza la carta de la madre del normalista Abel García en otro de sus fragmentos, mientras Black nos muestra una imagen panorámica de Iguala, la ciudad donde desapareció el joven la noche del pasado 26 de septiembre.

“Nosotros vemos los árboles de la Montaña y se ven muy bonitos, pero nosotros estamos en el pie de esos árboles y hemos encontrado muchas fosas clandestinas, muchos familiares”, dice en otra entrevista Mario Vergara Hernández, voluntario que ayuda a las familias de los desaparecidos en una búsqueda que ya lleva 6 meses.

Black -quien también ha realizado reportajes sobre pobreza y migración para medios como la National Public Radio, The New York Times, National Geographic, Time y Mother Jones- graba a Mario Vergara decir que hay personas en las fosas clandestinas que ya llevan muchos años allíFotografías de huesos, tumbas entre la maleza, huellas en madera de manos ensangrentadas, marcas de uñas de gente que se aferraba a no morir.

“Mucha gente la hemos encontrado con una venda en los ojos. Gente amarrada de las manos, amarrada de los pies, cráneos con la boca abierta. Nosotros nos imaginamos que los enterraron vivosHa habido gente que vive cerca de los cerros y escucha gritos de dolor por las noches, gritos pidiendo ayuda. Nosotros no buscamos delincuentes, no nos importa quién lo haya hecho, sólo queremos recuperar a nuestros familiares que están enterrados”.

El periodista de la revista estadounidense, quien ha sido galardonado por la Fundación Robert F. Kennedy Memorial, por la Fundación World Press Photo y la Fundación Magnum, llega al municipio de Ayutla de los Libres. Allí se encuentra con la Policía Comunitaria, quienes realizan las labores de vigilancia ciudadana con armas que no podrían nunca compararse con el calibre que portan los delincuentes.

Un hombre mayor, Galindo Luna González, dice que el pueblo decidió levantarse en armas por “tanta delincuencia”.

Otro, llamado Felipe Solano Ramírez le dice a Black que lo único que le piden al gobierno es que los deje tranquilos. Si ya no puede tomar el control de la seguridad de nuestra gente, de nuestro estado, de nuestra región, que nos deje hacerlo a nosotros”.

“Yo no puedo creer, me echo la culpa por haber apoyado a mis niños de que hayan ido a esa escuela”, dice de forma anónima, y entre sollozos, la madre los dos normalistas que desaparecieron en Iguala. “Imagínese las cosas que está diciendo ese hombre (refiériendose al Jesús Murillo Karam ex Procurador General de la República), diciendo que los quemaron, que los despedazaron. Pero diosito nos ha ayudado mucho, yo sé que mis niños viven”.

“Hay una lucha desigual. Una lucha entre un gigante, que es todo el aparato represivo del Estado, en contra de la población pobre. Esta guerra se ha venido profundizando más. Sin embargo esto no quiere decir que nosotros somos rehenes del pesimismo. Estamos en una región en donde florece la esperanza”, dice el Director de Tlachinollan.

Aves volando, campanadas, se ven y se escuchan al finalizar el video reportaje de Matt Black. Una montaña con árboles que parecen flotar entre las nubes.

“Por último hijo quiero decirte que todo tu pueblo te está buscando. Vivimos con la esperanza de volverte a ver. Tu madre que te quiere: María Micaela Hernández.

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