Por Esto!
Verde sí, pero ecologista no
Juan José Morales
Impacto ambiental
El pasado miércoles comentamos la decisión del Instituto Nacional Electoral de mantener el registro del llamado Partido Verde Ecologista de México, con lo cual se garantiza a ese negocio disfrazado de partido que seguirá recibiendo generosas asignaciones económicas de las arcas públicas y explotar la candidez y buena fe de mucha gente que, deslumbrada por el término ecologista, cree que sus propietarios realmente se preocupan por la protección y conservación del medio ambiente y los recursos naturales.
Impacto ambiental
El pasado miércoles comentamos la decisión del Instituto Nacional Electoral de mantener el registro del llamado Partido Verde Ecologista de México, con lo cual se garantiza a ese negocio disfrazado de partido que seguirá recibiendo generosas asignaciones económicas de las arcas públicas y explotar la candidez y buena fe de mucha gente que, deslumbrada por el término ecologista, cree que sus propietarios realmente se preocupan por la protección y conservación del medio ambiente y los recursos naturales.
La realidad, sin embargo, es que de ecologista el PVEM no tiene nada. Jamás ha actuado verdaderamente en defensa del medio ambiente, y sus dirigentes se caracterizan por un desconocimento casi absoluto de todo lo relativo a ecología. Alguna vez, en un acto público, escuché a uno de sus líderes en Cancún, por ejemplo, afirmar muy seriamente que el gran maremoto de Indonesia en 2004 fue resultado... del calentamiento global y el cambio climático. Y allá por 2007, en una entrevista televisada, su cabecilla máximo, Jorge Emilio González, mejor conocido como El Niño Verde, al preguntársele sobre los planes del gobierno de permitir el uso de cultivos transgénicos, respondió que... ¡era conveniente aplicar métodos de control de la natalidad!
Esto último se menciona en un reportaje publicado en abril del presente año por el prestigiado diario británico The Guardian, como una muestra de la ignorancia del verde infante en temas ambientales.
El reportaje, titulado “Los verdes de México: en favor de la pena de muerte, tachados de corruptos y no muy verdes”, hace hincapié en que, como señalan los ambientalistas mexicanos, ese partido nunca ha mostrado mayor interés en impulsar una agenda ecologista y se ha limitado principalmente a iniciativas inocuas como la prohibición del uso de animales en los circos. O a propuestas que nada tienen que ver con la ecología y suenan muy atractivas pero eluden llegar al fondo de los problemas. Así, dice el periódico británico, ante la pésima calidad de la educación en México, propone dar clases de inglés y de computación en las escuelas públicas, como si esa fuera la solución. Incluso, el PVEM se ha ganado el repudio de los verdaderos partidos ecologistas de Europa con su descabellada iniciativa de instaurar la pena de muerte, cosa imposible en México ya que está prohibida por la Constitución, pero que suena muy llamativa para algunas personas irritadas por la inseguridad y el auge de la delincuencia y desconocedoras de que en Estados Unidos las ejecuciones nunca sirvieron para evitar los delitos.
En cambio, señala The Guardian, nunca se le ha oído presentar propuestas serias y sensatas en cuestiones fundamentales de carácter ecológico, como la deforestación, el cambio climático o la contaminación de ríos y lagos.
Ciertamente, dice el diario británico, los principales dirigentes del partido han mostrado muy poco interés en cuestiones ambientales, y en cambio son mucho mejor conocidos por involucrarse en una serie de escándalos. A título de ejemplo, menciona aquel famoso video de 2004 en que El Niño Verde negociaba una “mordida” de dos millones de dólares a cambio de gestionar un permiso de construcción ante el Ayuntamiento de Cancún, el cual, según alardeaba, podía manejar a su arbitrio porque el presidente municipal, Juan Ignacio García Zalvidea, era miembro del PVEM. Menciona también el rotativo el caso, nunca aclarado, de una modelo búlgara muerta al caer desde un lujoso departamento de la zona hotelera de Cancún cuya propiedad se atribuye al propio Niño Verde.
Cita The Guardian al analista político Jorge Alcocer, quien, dice, “acusó al partido –a menudo visto como un vehículo para la familia de su fundador Jorge González Torres– de poner su influencia política al servicio de poderosos intereses comerciales, como las cadenas mexicanas de televisión.” Y agregó Alcocer que los González han llevado ese negocio familiar a tal extremo “que bordea con el crimen organizado. Su venta de favores ha crecido como la espuma.”
En efecto, es público y notorio que el PVEM ha alquilado sus siglas para que al amparo de ellas sean electos, en calidad de candidatos a diputados plurinominales ubicados en los primeros lugares de las listas para garantizar su triunfo, funcionarios y empleados de primer nivel de las cadenas de televisión. “Telebancada” se ha bautizado a esta hornada de legisladores que de ecologistas no tienen nada.
Igualmente, el diario cita a otro analista político, Jesús Silva Herzog, quien dijo tajantemente: “En todos los grandes partidos hay personajes siniestros, pero también hay algunos muy respetables. Sin embargo, no sé de ningún personaje respetable dentro del Partido Verde.”
A las numerosas y demoledoras críticas, Arturo Escobar, quien encabeza a los legisladores del PVEM en el Congreso de la Unión, respondió diciendo: “Los intelectuales no nos quieren porque no nos conocen, y si una mentira se repite suficientes veces, comienza a parecer verdad. Y no nos quieren porque somos aliados del presidente y porque tenemos buenas relaciones con las cadenas de televisión.”
Con eso queda dicho todo. Más claro, ni el agua.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
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