domingo, 9 de agosto de 2015

Revoluciones nacen cuando no hay salidas

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!

Apuntes sobre el sentido común
Ricardo Andrade Jardí

Mientras el desgobierno mexicano encabezado por el analfabeta funcional impuesto por la telecracia reparte televisiones para que Primero México siga deseducando al país en su beneficio, salen a la luz pública las operaciones yanquis que orquestaron la presumida “reforma energética” con la que el PRI y sus tecnócratas se quitaron la careta de patriotas y se convirtieron en los grandes traidores de México. En tanto el racista consejero presidente del INE nos anuncia que las transas electorales de los partidos políticos son permisibles, siempre que éstas sean cometidas por los porros al servicio del decadente oficialismo que cobija a gobernadores asesinos y políticos narcotraficantes.

Así las cosas en un país donde las fosas clandestinas son una mera mención de las noticias oficiales de la telebasura y los actos de mediocridad salvaje de “El Piojo” se vuelven noticias virulentas.
Parece ser que en el México educado por Chespirito y Chabelo grandes sectores de la sociedad prefieren renunciar al más elemental sentido común a cambio del aparente confort pantanoso de la corrupción, donde el dicho: “el que no transa, no avanza” se convierte en penosa realidad para muchos, que renuncian a la ética más elemental pero asisten todos los domingos a misa, al tiempo que soñar un mundo justo y digno o denunciar el autoritarismo y la corrupción de narcopolíticos de pacotilla equivale a sentenciarse de muerte.

Pero en estos tiempos de confusión organizada, de arbitrariedad consciente, de humanidad deshumanizada, no conviene olvidar que las revoluciones nacen justamente en los callejones sin salida, y ahí se encuentra el país, en un callejón sin salida donde la mal llamada clase política totalmente sometida a los poderes fácticos ha renunciado al sentido común a cambio de recibir una limosna de los grandes capitales a los que protege, mientras inmensas masas de las empobrecidas clases medias urbanas mal informadas y cómodamente apáticas a los problemas sociales, que de todas formas les afectan, renuncian también al sentido común para dejar las decisiones que afectarán sus vidas en manos de la corrupción narcopolítica que hoy constituye al Estado mexicano.

Es hora, si acaso todavía estamos en posibilidades de que la sociedad abra los ojos y demos un giro hacia nuevos formas de organización social que permitan soñar futuro, bajo la lógica inequívoca del sentido común pues “nada que no sea natural debe parecer imposible de cambiar”; y ni la corrupción, ni la impunidad, ni las fosas clandestinas, ni el autoritarismo prianista, ni las desapariciones forzadas, ni las ejecuciones de periodistas o luchadores sociales, ni el narcoestado son hechos naturales de vivir en sociedad.

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