Homozapping
El precio de silenciar a un periodista
Autor Invitado
Enrique Quiñones
@JEnriqueQ
Muchas personas se preguntaran por qué el asesinato de un periodista toma mucha más relevancia mediática en comparación a un individuo común; con ello no estamos menospreciando la vida en ninguno de los casos, vaya, ni siquiera es posible hacer una comparación o una evaluación comparando a ambos, porque la vida es una y es igual para todos.
Sin embargo, al silenciar la voz y el trabajo periodístico de algún miembro del gremio de comunicadores en México y el mundo, se están coartando y violando derechos del ser humano a permanecer informado. U
no de los derechos que se ven coartados es el ´Derecho de audiencia´ establecido en el segundo párrafo del artículo 14 constitucional, que es uno de los múltiples derechos reconocidos en el artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos CADH.
El derecho de la audiencia a permanecer informado y así tomar decisiones de coyuntura política, social, económica etcétera.
Otro de los derechos humanos que se ve opacado al silenciar la actividad periodística es el `Derecho a la información´, dicha garantía comprende 3 aspectos importantes:
a) el derecho a atraerse información,
b) el derecho a informar,
y c) el derecho a ser informado
El derecho a atraerse información incluye las facultades de: I) acceso a los archivos, registros y documentos públicos y, II) la decisión de que medio se lee, se escucha o se contempla.
El derecho a informar incluye las: I) libertades de expresión y de imprenta y, II) el de constitución de sociedades y empresas informativas.
El derecho a ser informado incluye las facultades de: I) recibir información objetiva y oportuna, II) y , III) con carácter universal, o sea, que la información es para todas las personas sin exclusión alguna.
Y sobre todo se cancela el derecho a la libre expresión y al ejercicio periodístico. Por mencionar los más relevantes.
Actualmente dos casos apuntalan a la cancelación de estos derechos en México, por un lado el despido de Carmen Aristegui del programa matutino “Primera Emisión” de Noticias MVS y la decisión de la jueza Silvia Cerón de desechar los amparos de los radioescuchas; más de cuatro meses que un sector importante de la población no recibe información a través de un programa que planteaba temas serios, de coyuntura nacional a través de un grupo de periodistas que realizaban investigaciones profundas como lo es La casa blanca en voz de Carmen Aristegui.
El caso ominoso del asesinato del fotorreportero Rubén Espinosa el pasado viernes 31 de julio en la colonia Narvarte en la ciudad de México, es sin duda una aberración para la sociedad mexicana. Rubén colaboraba para la revista Proceso, la agencia de noticias Cuartoscuro y AVC Noticias. Rubén se encontraba exiliado en DF por las constantes amenazas que recibía por parte del gobierno de Veracruz y sus secuaces. El fotorreportero se había convertido en un periodista incómodo para el gobierno de Javier Duarte, quien fue portada de la revista Proceso con el título “Veracruz, Estado sin Ley” donde se le ve portando una gorra policiaca, una prominente barriga, una camisa bordada con el texto “Gobernador de Veracruz” – para que a nadie le quepa la menor duda de su cargo- y sobre todo, una actitud furiosa, violenta, frívola y provocadora.
Rubén tenía miedo y lo expresó en varias ocasiones con su círculo de amigos y colegas, también lo podemos constatar en una entrevista que le realizó Rompeviento TV en el que se le veía inquieto, nervioso.
Rubén llegó a decir, -según una entrevista publicada en Animal Político– “no quiero ser el número 13, además que es de mala suerte” y lo fue.
Sin Carmen Aristegui en un programa de radio, brindando información oportuna y sin las fotos de Rubén que describían en una pieza gráfica el acontecer, los mexicanos nos quedamos sin una fracción importante de la información a la que por derecho debemos tener acceso y hoy se nos niega.
#JusticiaParaRubén
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