sábado, 8 de agosto de 2015

El tele-despate Beltrones al tricolor

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Homozapping

Crónica de un “Tele-Destape” anunciado en el PRI: Beltrones y Los Pinos
Jenaro Villamil 
Ya no queda duda en el país de la grilla priista: el ex coordinador de la bancada de diputados, el sonorense Manlio Fabio Beltrones, será el dirigente nacional del PRI y la secretaria general será Carolina Monroy del Mazo, política del Grupo Atlacomulco que en sus apellidos lleva el sello de las dinastías más importantes de esta camarilla que forma parte del núcleo central que llevó a Enrique Peña Nieto a la presidencia de la República.

Hace quince días, el “baño de pueblo” de Peña Nieto en la sede nacional del PRI desató las especulaciones. Fiel a su estilo, Peña Nieto mandó mensajes ambiguos, salvo en uno: la necesidad de frenar el ascenso de “el populismo” que, en los códigos políticos y mediáticos priistas lleva el nombre de Andrés Manuel López Obrador.

La referencia presidencial a la necesidad de acercar a los jóvenes desató una ola de especulaciones en torno a la posibilidad de que el relevo de César Camacho, ex gobernador del Estado de México, al frente del PRI sería el jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño. Peña también fue enfático en advertir que no era tiempo de “cargadas” para el 2018.

El deporte nacional priista de la especulación revivió de inmediato. En columnas periodísticas y en redes sociales se mencionó al Golden Boy peñista, Aurelio Nuño como “el bueno” para ser el líder priista.

Sin ninguna trayectoria destacada en las estructuras del PRI e, incluso, con una sospechosa militancia (varios columnistas señalaron que no estaba registrado en el padrón tricolor), Nuño y sus promotores filtraron el nombre del actual jefe de la oficina de Los Pinos como relevo de Camacho.

Lo de menos eran las reglas y las formas. Todos asumían que había que adivinar el “dedazo” de Peña Nieto. Incluso, el propio César Camacho mencionó que Aurelio Nuño tenía posibilidades. Pocos se enteraron que hubo una soterrada batalla entre Nuño y Camacho por el intento del primero de promover a su ex jefe Enrique Jackson como coordinador de la bancada del PRI en San Lázaro.

De esta manera
, la promoción de Camacho hacia Nuño funcionó más como un dulce envenenado y no un apoyo genuino. Camacho deja la presidencia del PRI en condiciones de debilidad y con muchas críticas en las entidades por la falta de apoyo de la dirigencia nacional en los comicios federales del 2015.

Beltrones, viejo lobo de mar en las lides de las batallas soterradas del poder, guardó silencio público y comenzó a operar para que la dirigencia nacional del PRI no se convirtiera en otro grave error del peñismo a cuenta del partido gobernante.

El mismo día que oficialmente Enrique Peña Nieto se fue de vacaciones, un enigmático mensaje en Twitter de Joaquín López Dóriga, vocero del tele-régimen peñista, orientó la “cargada” a favor de Manlio Fabio Beltrones.

El mensaje en redes sociales se convirtió en un “destape” de facto, ya que ninguna otra instancia oficial dentro del PRI lo desmintió y el propio Beltrones dejó correr la versión.

El gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, subió a su cuenta de Twitter una foto con Beltrones felicitándolo por su nominación. El Güero Velasco, nominalmente militante del Partido Verde, se puso así en la primera fila de la “cargada” de gobernadores a favor del sonorense. Días antes, las diferencias entre Velasco y Aurelio Nuño afloraron en críticas y “fuego amigo” en medios impresos a quien se consideraba uno de los mandatarios más cercanos a Peña Nieto.

Los viejos militantes y cuadros políticos del PRI respiraron aliviados al darse cuenta que el Golden Boy peñista había perdido una batalla fundamental frente a Beltrones, temido, amado u odiado por muchos otros priistas, pero respetado por la mayoría ante la virtud que más se le menciona entre los tricolores: su capacidad de operación política.

En donde no respiraron tranquilos fue en el círculo cercano a Aurelio Nuño. Informes de su entorno pasaron de la incredulidad al enojo notorio cuando Televisa “oficializó” en su noticiero estelar, conducido por el propio López Dóriga, la nominación de Beltrones, incluso antes de que estuviera lista la convocatoria oficial.

Especialista también en el control de daños, Beltrones declaró que “lo suyo” es la unidad al interior del PRI y que trabajará “cercano al Presidente”. En otras palabras, quien desafiara su candidatura le apostaría a la división del PRI y afectaría a Peña Nieto.

Para la noche del jueves 5 de agosto también ya era un hecho que la negociación cupular había dado frutos: al frente de la secretaría general del PRI quedará Carolina Monroy del Mazo, sobrina del ex gobernador Alfredo del Mazo González, esposa de Ernesto Nemer, subsecretario de Desarrollo Social y aspirante también a la gubernatura mexiquense en 2011. Las primeras declaraciones de Monroy fueron a favor de Beltrones y de la unidad priista.

Algunas versiones internas de Los Pinos mencionan que hubo una reunión privada entre Aurelio Nuño, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, el titular de Sagarpa y ex gobernador de Coahuila, Enrique Martínez, el subsecretario de Gobernación y amigo personal de Peña Nieto, Luis Enrique Miranda Nava, el secretario de Trabajo, Alfonso Navarrete Prida y el líder nacional priista César Camacho.

A pesar de la molestia por el “tele-destape” de Beltrones, en esa reunión asumieron que la partida de ajedrez al interior del PRI la había ganado el sonorense. Enfrentarlo podría generar una riesgosa fractura en momentos de mucha debilidad del gobierno federal.

El ascenso de Beltrones, adversario de Peña Nieto por la nominación priista en 2012, prácticamente inaugura la disputa priista por la sucesión del 2018. Beltrones tendrá a su cargo la selección de los 12 candidatos a gobernador en 2016 y la recomposición de una maquinaria dañada en la primera mitad del sexenio peñista.

El ascenso de Beltrones al PRI pretende fortalecer la estructura del partido en medio del peor momento de aceptación del gobierno de Peña Nieto. Paradojas del sistema político mexicano en crisis: el “dedazo” peñista en la dirigencia nacional del PRI más bien resultó ser una juego de vencidas.

Es la segunda vez que le ocurre a Peña Nieto en su historia de liderazgo político: en 2011, las “fuerzas vivas” (léanse Arturo Montiel y Elba Esther Gordillo) le arrebataron la sucesión en el Estado de México a favor de Eruviel Avila y no de Alfredo del Mazo Maza. Peña Nieto aceptó al ex alcalde de Ecatepec ante el riesgo de una fractura en el priismo mexiquense que afectara su proyecto presidencial para el 2012.

Ahora, en 2015 los gobernadores priistasen especial, el propio Eruviel Avila, presidente de la Conago-, así como los políticos de la vieja guardia que aún conocen del arte de los golpes bajos, pactaron con Peña Nieto que era Beltrones y no Nuño el “elegido” para estar al frente del PRI.

La segunda mitad del sexenio peñista inició en la cúpula del PRI y no en el tercer informe de gobierno. Ahora, falta conocer los cambios largamente pospuestos en su gabinete, urgencia frente a la drástica caída de la aceptación popular del peñismo.

No hay comentarios: