martes, 27 de enero de 2015

Votaron por un cambio verdadero

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!

Alentadora victoria en Grecia
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

El futuro del planeta se juega en esta década, si la realidad del mundo no cambia en los cinco años restantes, en favor de los pueblos, la humanidad entrará en un declive irreversible que conducirá a la hecatombe final. Por eso despierta esperanzas el triunfo del candidato de la Coalición de Izquierda Radical, Alexis Tsipras, en las elecciones del pasado domingo en Grecia. Los griegos votaron en contra del modelo neoliberal y en favor de una democracia participativa, porque tienen plena conciencia de que seguir por el rumbo trazado por los grandes centros de poder trasnacionales, no podrán salir del hoyo en que están sumidos

El colmo del cinismo es la advertencia del primer ministro británico, David Cameron, de que el resultado de los comicios en el país helénico “incrementará la incertidumbre económica en Europa. ¿Acaso es motivo de certidumbre la criminal concentración de la riqueza del planeta, proceso que en pocos años podría desembocar en que sólo uno por ciento de la población total concentre 90 por ciento de la misma? Seguir por la ruta trazada por el Consenso de Washington hace más de tres décadas nos tiene al borde del Apocalipsis, así lo comprendió el pueblo griego y votó masivamente para dar la victoria a la Izquierda.

El primer ministro Antonis Samaras, del perdedor partido Nueva Democracia, reconoció su derrota. Dijo: “El pueblo de Grecia ha hablado y todos respetamos su decisión. Tengo la conciencia tranquila”. Tsipras declaró: “El mandato del pueblo griego es, sin duda, terminar el círculo vicioso de la austeridad. Nuestra victoria es útil para el pueblo europeo que lucha contra la austeridad”. Le sobra razón, sin duda, porque la austeridad es la trampa con la cual los grandes intereses trasnacionales disfrazan el saqueo que les ha permitido una acumulación de capital sin precedente en la historia de la humanidad.

Esto lo sabemos en México, el país latinoamericano donde el modelo neoliberal ha sido llevado a límites de irracionalidad extrema, por eso somos la nación más desigual del subcontinente. La austeridad la ha sufrido el pueblo con un estoicismo que alcanza niveles de masoquismo social, situación que parece haber rebasado ya un marco sostenible, no sólo por la pérdida imparable del poder adquisitivo del salario, sino por los abusos y el cinismo de la clase política en el poder. No esperaron el “año de Hidalgo” para hacer de las suyas, sino que antes incluso de tomar posesión de sus cargos ya estaban depredando al erario.

Ahora Tsipras tiene la enorme responsabilidad de obedecer al pueblo que votó en su favor, no claudicar ante las presiones que sin duda se le vendrán encima, y convertirse en el motor del cambio que urge no sólo en Grecia, sino en toda la Unión Europea, para jalonar a la humanidad entera a salidas viables a la crisis bestial a la que nos ha llevado el Consenso de Washington, con la perversa idea de despojar a los pueblos de la parte de la renta que les corresponde, a fin de que se reduzcan al máximo sus niveles de vida para reducirlos por hambre a una servidumbre medieval. Tal es el objetivo fundamental del neoliberalismo: contar con una mano de obra no sólo barata, sino domesticada para evitar su organización y capacidad de protesta.

Por eso hay preocupación en los gobiernos conservadores de Europa, pues saben que el ejemplo de la Coalición de Izquierda Radical podría cundir en naciones donde la austeridad tiene a los pueblos al borde de la desesperación, como en España. Hubieran querido, los gobiernos derechistas, que el conservador partido gobernante desconociera el triunfo de Tsipras, que hubiera cometido un fraude al estilo mexicano, para evitarse problemas posteriores. Haber cedido a tentaciones golpistas hubiera desencadenado una crisis política inmanejable en Grecia. Esto lo tenía muy claro la oligarquía griega y no le quedó otra opción que aceptar los resultados electorales.

Este ejemplo debe servirnos para actuar con visión y sensatez en los próximos comicios intermedios del 7 de junio. Es preciso votar, porque un voto nulo, o la vía del abstencionismo, sólo serían aprovechados por la Derecha en el poder para sacarse triunfos de la chistera. Mientras más votos por el cambio verdadero, menos posibilidades habrá de un nuevo fraude electoral.

(guillermo.favela@hotmail.com)

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