miércoles, 28 de enero de 2015

Nunca se vió un presidente tan impotente

¡¡Exijamos lo Imposible!!

Por Esto!
¿Dónde está el gobierno?
Laura Bolaños Cadena

Desde el inicio de los gobiernos emanados de la Revolución, nunca se vio un presidente de México tan impotente para actuar ante los acontecimientos que sacuden el país. Materialmente se le va la situación de las manos sin que parezca tener los tamaños ni la visión y decisión políticas necesarias para enfrentar con éxito la tarea.

EPN recibió el gobierno de México en condiciones bastante malas, con un gravísimo problema de inseguridad y la delincuencia organizada metida en todos los órdenes de la administración pública. A dos años de haber iniciado su mando, ha empeorado el problema a un grado no visto de descontrol e impotencia. Si bien el número de asesinatos diarios ha disminuido un tanto respecto a lo que ocurría en el sexenio anterior, no se ha recuperado el espacio ocupado por las bandas de delincuentes que han impuesto su dominio criminal sobre la población en zonas enteras, y en asuntos vitales como la red de distribución del petróleo a nivel nacional.

Poniendo la otra mejilla

En el caso del incremento brutal del robo a los ductos de PEMEX, ocasionando desabasto del combustible, la respuesta de la autoridad nos deja con la boca abierta. Alega que nada puede hacer, pues los sistemas de ductos están tomados por bandas de la delincuencia organizada y grupos armados. ¿Que qué? ¿Un renglón tan importante como el abasto nacional del combustible puede ser tomado por la delincuencia sin que el gobierno haga otra cosa que aceptarlo? ¿Qué clase de gobierno es éste? ¿De qué disminución de la inseguridad habla Peña Nieto si no es capaz ni siquiera de proteger estos ductos vitales para el funcionamiento del país? ¿Cómo es posible que un gobierno se rinda así ante los criminales? Bueno, entonces menos puede hacer por protegernos a nosotros. Ora nos llevó la tía de las muchachas.

¿Tampoco pueden con éstos?

Continúan los secuestros y asesinatos de periodistas en la provincia a causa de cumplir con su oficio de denunciar la corrupción, la colusión de autoridades municipales con los facinerosos y otras anomalías por parte del gobierno local; y son los propios alcaldes quienes ordenan los homicidios a fin de acallar a la prensa. Para remediarlo, EPN propone medidas contra los alcaldes sin decir nada de las bandas. Estas siguen cometiendo asesinatos hasta de menores, plagios, acoso a escuelas con asesinatos de maestros y un sinfín de tropelías. Hay estados como Tamaulipas y Morelos donde los ciudadanos están aterrorizados por el número creciente de secuestros. Y nos encontramos a cada paso con que muchos de éstos son cometidos directamente por las mismas autoridades encargadas de la seguridad.

La única solución

Planes van y planes vienen con el objeto de mejorar al personal de las corporaciones policíacas. El resultado ha sido contraproducente, como comenté en artículo anterior; sólo se ha reducido a grados de desastre el número ya insuficiente de policías dejando municipios en la peor indefensión, con unos cuantos o ningún elemento para atender la seguridad. En cambio se ha visto gran rapidez del gobierno para actuar contra los grupos de autodefensa y sus jefes metiéndolos a la cárcel. Entonces, ¿qué hacemos para protegernos? No se apuren, hay solución.

Bajacalifornianos de La Paz, pierden ustedes el tiempo marchando del malecón al Palacio de Gobierno del estado para pedir seguridad y vigilancia policíaca ante la ola de violencia que se ha desatado en la localidad desde hace cinco meses. Se han cometido 50 homicidios, algunos ejecutados en plena vía pública, y va al alza de forma alarmante el consumo de drogas. No sean alarmistas, el suyo es un asunto sin importancia, comparémoslo con lo que sucede en otros municipios del país o con lo del robo de ductos. Si en esto último no puede hacerse nada, figúrense si el gobierno se va a ocupar de algo tan insignificante como lo de La Paz. Mejor sigamos todos el consejo que dio hace poco un alto dignatario eclesiástico con respecto al caso de Ayotzinapa, pero que puede aplicarse a cualquier zona del país con igual eficiencia: resignémonos y pongámonos a rezar.

Porque poco puede esperarse de un gobernante como EPN, de quien además de no entender que no entiende, no se sabe si quiere y no puede o no puede ni quiere. Cierto es que recibió el país en condiciones de desastre en materia económica y de seguridad, pero no sólo no hace nada por cambiar las cosas sino que insiste en que vamos muy bien y no variará el rumbo. Y que desde este 2015 veremos en nuestros bolsillos los resultados de sus maravillosas reformas. No, si ya los estamos viendo. A Peña Nieto le estalló el cuete con lo de Ayotzinapa, pero esto es consecuencia de lo mismo. La baja del petróleo le vino de fuera, aunque tampoco está desligada de la forma como se ha manejado la economía del país. Llueve sobre mojado.

Nueva Constitución

La propuesta actual sobre convocar a todas las fuerzas de oposición a discutir un nuevo proyecto de Constitución para refundar el país, no es nueva. Le antecede con poco más de un año el proyecto de Constituyente Popular lanzado por otras agrupaciones y personalidades con el mismo propósito. Es de esperarse que ambas propuestas se unifiquen, ya que persiguen el mismo fin.

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