Por Esto!
Callar mata… ¿y hablar también?
Alfonso López Collada
Nada sobre el rosario de equívocos del gobierno federal, tanto de omisión como de comisión. Las evasivas declaraciones de ambas partes dejaron claro que nada cambiará. Y como Obama no ordenó enmendar la plana, es muy probable que sigan (o aumenten) las muertes por represión. El insólito silencio de Washington es un refrendo a la gestión de Los Pinos, lo que puede significar miles de muertes más en México.
Pedirle al pueblo mexicano que siga aguantando violencia, corrupción, desempleo y desesperanza sin levantar la voz, va contra toda ética y contra la naturaleza misma. Golpes del opresor, gritos del oprimido, y luego “Se me antojó seguir golpeándote, así que síguete aguantando…” La víctima no puede evitar gritar de dolor y el verdugo sigue atizándole, más fuerte a cada grito. La víctima prueba el silencio y no sirve… el verdugo le sigue golpeando porque ya le gustó. ¿Hasta cuándo, hasta dónde?
¿Hace falta matar a todos los opositores para callar sus voces? Definitivamente no. Basta con gobernar, en el sentido estricto: administrar el país buscando el bienestar de los gobernados. Basta con dejar de servirse con el cucharón (ya dejó de ser “cuchara grande”) y ponerse a trabajar. Basta con escuchar las críticas fundamentadas y tomarlas como base para evaluar el propio desempeño, lo que aportará una base sólida para saber si se está actuando bien. Cualquier grupo de trabajo lo hace, ¿por qué no los gobiernos mexicanos?
Es de elemental criterio darse cuenta de que las críticas no se hacen con el simple afán de molestar, sino para señalar lo que puede mejorar. La muerte de Julio Scherer García, crítico íntegro, fue una triste pérdida para la libertad de expresión; pero su vida profesional queda como una guía clara, amplia, de lo que es el periodismo analítico sin otro compromiso que el de acercarle al lector un punto de vista sólido sin compromisos. Ni dádivas, ni amenazas ni golpes doblaron su criterio. Fue, para el sistema, un Periodista Incómodo porque no se doblegó.
La proliferación de “trols” y de “hackers” es una nueva forma de manipulación usada por los poderes que se quieren perpetuar. Aunque no matan directamente, sí buscan -y muchas veces logran- contrarrestar las denuncias y sembrar un ambiente favorable para impedir la verdadera impartición de justicia. Seguir la corriente de estos rumores por comodidad informativa o por querer mantenerse “alejado de la política” hace al ciudadano cómplice de los abusos de poder y copartícipe de los crímenes de estado. Al igual que desde el poder institucional, también desde el poder ciudadano callar mata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario