jueves, 6 de agosto de 2015

Que hay 'economías peores' q' la d México

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Consuelo que no consuela
Guillermo Fabela Quiñones

 Apuntes

Con el consuelo de que “hay economías peores que la de México, los mexicanos nos preparamos para nuevos sacrificios. No será de otro modo como el “gobierno” de Enrique Peña Nieto habrá de enfrentar la crisis derivada del estancamiento económico que se viene arrastrando desde hace tres décadas. Sin embargo, no es ningún “consuelo” que nos diga el inquilino de Los Pinos que hay pueblos con más graves penurias que las nuestras, mucho menos cuando se nos dice todos los días que “vamos por el camino correcto” y en los hogares las familias sobreviven con múltiples carencias, cada vez más agudizadas.

 Demostrar que, en efecto, hay “economías peores que las de México, debe haber sido el propósito del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) al editar un libro demostrativo de la crueldad y deshumanización del capitalismo, escrito con la objetividad de un reportero genial, titulado El pueblo del abismo. Su autor es el gran escritor estadounidense John Griffith, mejor conocido como Jack London. Se trata de un reportaje extraordinario sobre las condiciones de lacerante pobreza que caracterizaban a la principal ciudad del mundo a principios del siglo veinte: Londres.

 Entonces estaba en su apogeo la Revolución Industrial y Gran Bretaña era el faro que iluminaba la marcha de la humanidad hacia una nueva era. Pero era evidente que la deshumanización era la premisa fundamental para que el progreso científico y tecnológico alcanzado hasta entonces, permitiera una acumulación de capital en la cúpula de la pirámide social. Puede asegurarse, a la luz de la observación histórica, que la economía de Inglaterra era “peor” que la de México en la actualidad. Pero ha transcurrido más de una centuria y ahora las economías “peores” se encuentran en África, en las naciones más atrasadas de Asia y en Centroamérica.

 Gran Bretaña dejó de ser la principal potencia global, pero con todo y la deshumanización de las élites que narra London en su libro, gracias a las políticas públicas keynesianas, el Estado benefactor que se impuso después de la Segunda Guerra Mundial, se logró superar la pobreza terrible en que se encontraba más de la mitad de la población inglesa al comienzo del siglo pasado. Mientras que nuestro país camina en reversa, a grado tal que hay en el país más de ochenta millones de pobres, según el principal especialista en el tema, Julio Boltvinik.

 Escribe London: “En ninguna calle de Londres se puede escapar uno de la contemplación de la pobreza más abyecta; a sólo cinco minutos a pie de cualquier punto del centro de la ciudad se encuentra un arrabal; por donde ahora iba mi coche, sin embargo, la miseria parecía dominarlo todo y no hallar fin”. ¿No es lo que vemos ahora en las grandes urbes de México, no se diga en el campo? La realidad no es peor en nuestro país porque todavía sigue siendo una válvula de escape contar con un pariente al menos en Estados Unidos, quien se siente con la obligación de enviar algunos dólares a su familia más cercana. Pero así como van las cosas en la nación vecina, no se ve lejano el día en que ya no se pueda mantener esa costumbre. No, porque a muchos indocumentados apenas les alcanzará para sobrevivir en suelo estadounidense.

 Dice más adelante London: “Aquel día, por vez primera en mi vida, sentí miedo de la gente. Fue como el miedo al mar; las gentes miserables, calle tras calle, semejaban las olas de un océano inacabable y hediondo que amenazaba con envolverme y tragarme”. Es la misma sensación que se siente cuando por alguna razón inevitable se tiene que cruzar algún arrabal de la Ciudad de México. Se camina con el corazón a punto de saltar del pecho, con el tiempo que parece transcurrir con una lentitud pasmosa.

 De ahí que no sea un “consuelo” que haya “economías peores” que la de México, cuando la mayoría de la población se enfrenta todos los días con circunstancias muy dramáticas para conseguir el diario sustento, con la convicción de que la víspera pudo haber sido mejor que el presente, porque todo tiende a subir de precio, pero los salarios están estancados y no hay poder en la Tierra que revierta esta tendencia inhumana. Sin duda, el mexicano es también un “pueblo del abismo.

(guillermo.fabela@hotmail.com )

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