¡¡Exijamos lo Imposible!!
La prensa que se calla con un chayote
*En una entrevista Rubén Espinosa denunció el modus operandi del gobierno de Javier Duarte para mantener a la prensa sometida
*El fotoperiodista aseguró que alrededor del 98 por ciento de la prensa en Veracruz, desde directivos de medios, hasta reporteros, recibe “chayote” como automóviles y dinero para publicar a gusto del Gobernador
*Lo que ya no se quiere hacer en el Estado, es periodismo de investigación, está prohibido, todos deben conformarse con el boletín
*Recordó el caso de Víctor Báez, director de Reporteros Policiacos, quien fue asesinado, descuartizado y “aventado” frente a las instalaciones del Diario de Xalapa, una semana después de recibir un automóvil como regalo
CIUDAD DE MÉXICO 2 de agosto (SINEMBARGO).- Rubén Espinosa Becerril no quería que hubiera un periodista número 13 asesinado en Veracruz y por eso abandonó ese estado el 9 de junio y huyó al Distrito Federal: salió huyendo de la Entidad gobernada por el priista Javier Duarte de Ochoa, a quien señaló de ser el autor de los acosos y amenazas que estaba recibiendo, le dijo a SinEmbargo en su última entrevista, realizada el 1 de julio.
Ahora, Rubén es el número 13. Fue asesinado en la colonia Narvarte, de la Ciudad de México junto a otras cuatro personas. Lo asesinaron en las narices de las organizaciones en donde denunció las amenazas de las que era víctima y lo más grave, del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas de la Secretaría de Gobernación (Segob).
“No quiero que exista un número 13 y 14. Es triste pensar en Veracruz, no hay palabras para decir lo mal que está ese estado, ese gobierno, la prensa, y lo bien que está la corrupción. La muerte escogió a Veracruz, la muerte decidió vivir ahí”, dijo Rubén en esa entrevista.
En un auto exilio de Veracruz, obligado por el acoso y las amenazas de las fue víctima llegó al DF. El joven colaborador de Proceso, Cuartoscuro y de la agencia de noticias AVC huyó luego de protagonizar varios episodios de acoso.
El reportero gráfico era originario de la Ciudad de México, pero desde hace ocho años radicaba en Veracruz. En esa entidad dejó su trabajo, sus corresponsalías, amigos, su casa y hasta su perro por el miedo a ser asesinado como los 12 periodistas que antes fueron ejecutados.
“No sabes lo difícil que esto. Dejé a mi perro, quisiera regresar por él”, indicó Rubén con los ojos humedecidos. Quería volver a la entidad que gobierna Javier Duarte, pero tenía claro que regresar era jugarse la vida. Por eso mejor se quedó en el DF.
El día de la entrevista Rubén llegó a la redacción ataviado con una camisa a cuadros, pantalón casual, unos tenis, su chaleco y la bolsa donde resguardaba su cámara fotográfica. Llegó listo para cubrir la marcha de los nueve meses de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. Esa sería su siguiente parada luego de conversar en las oficinas de Sin embargo.
A pesar de que se sentía nervioso, su gusto por la cobertura de movimientos sociales lo impulsaba a salir a la calle a tomar fotos. En el Distrito Federal se sentía seguro y aunque le estaba costando trabajo adaptarse de nuevo a la ciudad, la certeza de que en la capital del país podía resguardarse de las amenazas que había recibido, lo alentaba a continuar.
“Me molesta mucho que una persona decida el rumbo de mi vida. Que por un capricho, una necedad, una inmadurez a todas luces notable, tenga que salirme de un estado al cual quiero muchísimo”, “me cuesta trabajo arrancar otra vez para acá. Ya no me acostumbro a la dimensión de la ciudad, es complicado para mí porque los recursos que traigo comienzan a terminarse. El transporte aquí es caro, comidas más caras, la renta más cara, claro me está costando mucho trabajo y la intención que tengo es regresar, cuando el estado dé condiciones para poder trabajar”, confesó.
Rubén Espinosa vestía modestamente. Traía una tableta vieja y rayada, desde donde mandaba sus fotografías a las agencias para las que trabajaba.
Sentado en una de las sillas de la sala de juntas, Rubén reveló el estado de la prensa y de la libertad de expresión en Veracruz; el modus operandi del gobierno de Javier Duarte de Ochoa para mantener sometidos a los medios de comunicación y la vida que deben llevar los reporteros y fotógrafos que no quieren recibir dinero a cambio de no ejercer su libertad de expresión.
La anarquía es tal, que todos la están pasando mal, menos la corrupción, dijo, en un Veracruz que la muerte escogió para vivir, en brazos de un gobierno admirador del ex dictador Francisco Franco.
“Deja de tomar fotos o vas a terminar como Regina”
Rubén dijo a este diario digital que salió huyendo de Veracruz porque era acosado por el gobierno de Javier Duarte, debido a que publicaba fotos incómodas para el Gobernador y porque cubría marchas y movimientos sociales.
En una de esas coberturas andaba – una manifestación de estudiantes que fue reprimida y que a él le tocó registrar a través de su lente–, cuando un hombre, al que identificó como una persona de “ayudantía del Gobierno del Estado”, lo amenazó con que terminaría como la periodista de la Proceso Regina Martínez Pérez, quien fue asesinada en su departamento en 2012.
“Le di la cobertura y cuando tomo la foto de que estaban deteniendo a los estudiantes, me toma del cuello una persona de ayudantía del Gobierno del Estado y me dijo: ‘Deja de tomar fotos si no quieres terminar como Regina’. Eso me lo dijo una persona de gobierno. Son policías vestidos de civil. La persona que orquestó el operativo de esos estudiantes está en la Secretaría de Seguridad Pública”, aseguró.
Igual que Regina Martínez, Rubén Espinoza fue asesinado entre las cuatro paredes de un departamento, pero en la Ciudad de México.
– ¿Qué detonó tu salida de Veracruz? ¿Qué día saliste del estado?, se le preguntó hace un mes.
Salí el 9 de junio por un acoso de parte de personas que desconozco. Salí a las nueve de la mañana del martes 7 a trabajar y una persona me observó detenidamente. No le puse mucha atención. De ahí fui a mi cobertura. Regresé a mi casa, en eso por Facebook me avisó una compañera que estaban estudiantes reunidos en una mesa de diálogo con autoridades de la Universidad Veracruzana. Me fui a las tres de la tarde y exactamente en la esquina de mi casa había tres sujetos con un taxi prendido. No quise mirarlos porque noté la presencia muy insistente. Pude identificar a uno. Saqué mi teléfono para anotar sus señas, cuando paro mi taxi, volteó a verlo y me toma una foto. Me subí al taxi, los tipos mal encarados, no eran de ahí de Xalapa. Tenían pinta porteña. Ahí me di cuenta que era el mismo que vi en la mañana. Por la tarde iba camino a mi casa y veo que vienen dos tipos hacia mí, en actitud violenta, se vienen y no se quitaron. Yo me pegué a la pared, y uno de ellos me pasa cerca, sentí su respiración. Me puse de lado, no lo seguí con la mirada, seguí mi camino, volteo y me están viendo. Iban de negro. Me vine el jueves nueve.
– ¿Qué coberturas haces en Veracruz? ¿Crees que detonaron este acoso?
– Yo me especializo en movimientos sociales. Tengo una portada en la revista Proceso con el Gobernador, esa portada lastimó mucho, de hecho la compraron a granel…
– ¿Qué foto es?
– Es una fotografía donde el Gobernador sale con una gorra de policía y de perfil que va caminando. Nosotros en Xalapa nos hemos manifestado siempre que asesinan a un compañero. Fui golpeado en el desalojo de maestros en 2013, en la plaza Lerdo, junto con otros compañeros, a raíz de eso tuvimos que ir a marchar. Hicimos que el Congreso hiciera la Comisión para la Atención y Protección de Periodistas, que no sirve de nada. Estuve en la colocación de la placa en la plaza Lerdo, donde le pusimos Regina Martínez. He dado cursos de seguridad para los fotógrafos y me han hecho saber que soy un fotógrafo incómodo para el Gobierno del Estado.
– ¿Cómo te hacen saber eso?
– No me dejan entrar a los eventos oficiales. En una ocasión cuando fue lo de los 35 cuerpos que encontraron en el Monumento a los Voladores de Papantla en Boca del Río, el entonces Procurador Reynaldo Escobar Pérez iba a dar una conferencia. Entonces me dice una persona encargada de prensa, Edwin, no recuerdo su apellido, que yo qué hacía ahí, que yo no tenía nada que hacer y que estaba estorbando. Entonces de ahí comenzaron a tomarme fotos por parte de la gente de Gobierno del Estado.
– ¿Sólo te acosan a ti?
– A mí y al grupo de los periodistas en los que estoy.
– Este último acoso que detonó que te salieras de allá, está muy cerca al ataque a los jóvenes de la Universidad Veracruzana, ¿tu cubriste esto?, ¿tomaste fotos de la escena?
– De todo. Lo que pasa es que lo que hago es darle seguimiento a los casos. No me quedo con tomar eso que pasó a los estudiantes y ya. Con todos los movimientos que han tenido los estudiantes. Cubrí el del 20 de noviembre del mismo año que asesinaron a Regina, el desfile, estaba Javier Duarte y no podíamos estar enfrente del templete. A los fotógrafos y camarógrafos nos encerraban a los lados. Yo pedí que me dejaran tomar unas fotos y en el momento que me acerco, veo que despliegan una manta que decía: ‘Javier Duarte, el pueblo te tiene en la mira, no perdona ni olvida’. En eso viene un estudiante y me dice que estaban golpeando a unos estudiantes. Le di la cobertura y cuando tomo la foto de que estaban deteniendo a los estudiantes, me toma del cuello una persona de ayudantía del Gobierno del Estado y me dijo: ‘Deja de tomar fotos si no quieres terminar como Regina’. Eso me lo dijo una persona de gobierno. Son policías vestidos de civil. La persona que orquestó el operativo de esos estudiantes está en la Secretaría de Seguridad Pública. Había una señora que iba saliendo de hacer sus compras, que les dijo que dejaran de golpear a un estudiante y llegó ese personaje: a la señora la jaló del cabello, le tiró sus compras y se la llevó a golpes. Estamos hablando de una anarquía generalizada. No puedes decir nada ni hacer nada. Había francotiradores arriba de un hotel para el desfile.
– Hace unos días vinieron los jóvenes que fueron agredidos a machetazos en Veracruz, dijeron que hay una lista negra de personas incómodas para el gobierno. ¿Estás en esa lista?
– No, de hecho yo pensé que iba a estar en esa lista, pero no estoy.
–¿Hay otros compañeros tuyos, fotógrafos, periodistas qué estén?
– No, puro activista, consejeros del INE [Instituto Nacional Electoral] y gente del PT [Partido del Trabajo]. A mí me llaman los mismos compañeros fotógrafos anarquista, porque he cubierto ese tipo de eventos
– ¿Me estás hablando de la misma prensa? ¿Te llaman fotógrafo anarquista?
–De hecho al grupo que tenemos nos han llamado guerrilleros. A mí me han llamado guerrillero, porque he dado cursos de seguridad y profesionalización a los compañeros. Me parece ridículo.
– ¿Y qué arma cargas para que te digan guerrillero?
– Ninguna. Mi cámara y ética sobre todo. Nunca he recibido un sólo peso. No lo pienso hacer. Cada que sale un estudiante y se mete al gremio trato, de si lo quieres llamar ‘robármelo’ y decirle, ‘oye no recibas dinero’, esto no es así.
La prensa que se calla con un chayote
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