sábado, 15 de agosto de 2015

Los precios subirán a partir de septiembre

¡¡Exijamos lo Imposible!!

Por Esto!
Más hambre
Lilia Arellano

Estado de los ESTADOS

En septiembre, otra escalada de precios
Urge reactivar la economía: empresarios
SHCP: aplicarán otro recorte para 2016

“Los pobres deben sentirse orgullosos de contribuir con su desgracia a la prosperidad del país” Jorge Saldaña

El anuncio que han hecho de que los precios subirán a partir del mes de septiembre no está completo. Tendrían que haber dicho, declarado, aclarado inclusive, que será el segundo incremento que habremos de sufrir ya que, como se los advertimos en estas mismas líneas y lo constatamos visitando las tiendas, los electrodomésticos, los artículos que no son de primera necesidad, que no aparecen en la raquítica canasta básica, los insumos para la producción, el cemento, la varilla, etcétera, se fueron a la alza a partir de que el peso rebasó las 16 unidades para conseguir un dólar. De tal suerte que el próximo mes empeorará el ya de por complicado entorno económico del país con desaceleración y un incremento mediocre del PIB.

A todo lo anterior habrá que sumarle la volatilidad financiera, fortalecimiento del dólarel peso se ha depreciado 25 % en un año-, caída de los precios internacionales del petróleo, baja en la productividad del crudo, devaluación del yuan y elevación de las tasas de interés de la Fed de Estados Unidos, con lo cual no se requiere ser adivino para sentenciar que si estábamos mal, podemos estar mucho peor. Cientos de miles de mexicanos verán agudizadas sus condiciones de pobreza debido a una escalada de aumentos a los productos alimentarios, cuyos incrementos a las materias primas serán trasladados al consumidor final, lo que elevará la inflaciónartificialmente controlada por la falta de crecimiento económico y la reducción de la demanda internay afectará el poder adquisitivo de los hogares.

Ante esta situación, el presidente Enrique Peña Nieto muestra obsesión por sus reformas estructurales. En el Foro Comercio e Inversiones Chile-México, apuntó que sus reformas “son el mejor asidero, el mejor blindaje, la mejor forma de proteger nuestra economía y darle mayores capacidades para sortear escenarios adversos como los que el mundo está presentando”. Como si estuviera soñando en un país ideal, señala que las reformas “nos permiten fortalecer nuestras instituciones democráticas, ampliar los derechos de los mexicanos, como lo es el derecho a una educación de calidad”.

Pero la realidad es más terca que el inquilino de Los Pinos. Resulta que la cuesta de enero del próximo año iniciará ahora, desde el mes de septiembre que se avecina. Los dirigentes de las cúpulas industriales, empresariales y comerciales ya advirtieron que la devaluación del peso frente al dólar romperá el nivel de precios a los consumidores, por lo que estos se elevarán, dado que se ha encarecido la creciente importación de todo tipo de productos, con los alimentos en primera línea, todos ellos cotizados en el mercado internacional en dólares. La triste verdad es que México, con su liberalizada economía, cada día produce menos e importa más, lo que afianza la dependencia interna de los mercados externos.

La elevación de los precios en los productos básicos, particularmente, tendrá fuertes repercusiones negativas en el bienestar de los hogares mexicanos, sobre todo en los de menores ingresos, los cuales destinan una mayor proporción de su gasto para adquirir bienes alimenticios de consumo. Se podría pensar que la reducción de precios de materias primas en el mercado internacional beneficiaría a los consumidores nacionales en México, pero esto no sucede por el funcionamiento inadecuado de los mercados, a través de condiciones de falta de competencia, es decir, controlados por monopolios u oligopolios.

El caso del maíz, básico en la dieta de los mexicanos, ejemplifica lo anterior. En la cadena maíz-tortilla, la brecha entre los precios de algunos de sus insumos y los precios al productor de la harina de maíz se ha ampliado durante las últimas dos décadas. Al final del periodo de gobierno de Felipe Calderón, la caída en los precios del maíz no se tradujeron en menores precios de la harina ni de la tortilla, situación que se ha reproducido hasta el momento. Lo mismo sucede en el caso de la cebada-cerveza. Desde 2009, la brecha entre los precios de la cebada y la malta respecto al precio de la cerveza se ha ampliado.

Las políticas neoliberales aplicadas en México desde el gobierno de Miguel de la Madrid, pasando por los de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y ahora Enrique Peña Nieto, ha fortalecido la dependencia interna de los mercados externos, por la sencilla razón de que cada día se produce menos y se importa más, con el argumento de que es más barato importarlo que producirlo, aunque a largo plazo salga más cara la importación que la producción por las consecuencias económicas y sociales que implica el abandono de las áreas productivas. Este pensamiento lo portan quienes han estado más cerca del poder Ejecutivo actual, uno de ellos el ex procurador y hoy secretario Jesús Murillo Karam.

Así, los alimentos, muchos o pocos, que consumen los mexicanos son importados y no estamos hablando de caviar o champaña, sino de tortillas, pan, frijoles y aguas carbonatadas, cuyos precios en el mercado nacional serán golpeados por la imparable devaluación del peso frente al dólar. Este año se calcula que México importará alimentos por alrededor de 25 mil millones de dólares. Como consecuencia de la devaluación, los consumidores mexicanos habrán de pagar mucho más, alrededor de 50 mil millones de pesos adicionales. La mecánica es sencilla, pues los comerciantes que importan los alimentos simplemente trasladan el diferencial por los incrementos en el tipo de cambio, a los consumidores finales.

Tanto el presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Juan Pablo Castañón, como el presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), Manuel Herrera Vega, y el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), Rodrigo Alpízar Vallejo, ya advirtieron que los empresarios no soportan más la devaluación del peso, por lo que a principios de septiembre comenzarán a trasladarla, es decir, aumentar los precios de sus productos. La inflación será detonada por la escalada de precios impulsada por la devaluación del peso, que no ha podido ser defendido por la actual administración federal.

El incremento de precios “es inevitable”, adujo Herrera Vega, como consecuencia de la devaluación del peso. Explicó que como resultado del aumento de sus costos por la importación de productos, materias primas e insumos, como derivación del fortalecimiento del dólar, se ven en la necesidad de incrementar el precio de sus productos. Los sectores productivos, de acuerdo con sus líderes, ya no pueden absorber más devaluaciones. Entre los artículos que tendrán etiquetas modificadas, se encuentran los equipos de computación, los componentes y accesorios electrónicos y de maquinaria, así como los productos textiles. Asimismo, los productores de equipo de transporte, de generación de energía eléctrica y la industria del hule y el plástico pasarán por la misma experiencia.

Y por si fuera poco, también los muebles costarán más por el encarecimiento de los insumos importados. El presidente de la Asociación de Muebles de Jalisco, Rigoberto Chávez Arriaga, dijo que la devaluación del peso le pegó a este sector pues 50 por ciento de sus materias primas vienen del extranjero, como madera, herrajes, tableros y textiles.

Urge reactivar economía

Al cerrar la semana, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, se reunió con representantes del sector privado para elaborar un plan para reactivar la economía, que incluirá el aceleramiento de los planes de inversión en infraestructura sin afectaciones en el presupuesto base cero y una mayor eficiencia en los programas sociales. Lo anterior revela que están en un proceso de grandes contradicciones, ya que no resulta lógico que pretendan invertir en infraestructura sin afectar los presupuestos que tienen planeados y cuya base denominan cero, además que tales modificaciones pretendan que se den sin afectar lo social.

Según Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), acordaron con las autoridades hacendarias cancelar todos los programas que no han tenido los resultados deseados y redirigir los recursos humanos y materiales a otros proyectos que tengan resultados positivos. Se contempla cambios al Paquete Fiscal para el 2016 y acciones sobre las zonas especiales para revertir el atraso en que están postradas y dar solución al problema del crecimiento de la pobreza, “porque es inadmisible que se hayan sumado dos millones de mexicanos a esa condición”. Y faltan los que se acumularán al cierre del año.

Sin embargo, el jefe de economistas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Luis Madrazo, ya advirtió que el país necesitará reducir aún más sus planes de gastos para el año próximo en medio de una caída en su producción petrolera. Una menor producción de crudo, resultado de la política de la actual administración, requerirá nuevos ajustes al recorte ya planeado para 2016 y anunciado por el gobierno de Enrique Peña Nieto en marzo, equivalente a 0.8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

O sea que en el terreno económico se encuentran las autoridades buscando definir si fue primero la gallina o el huevo.

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