domingo, 16 de agosto de 2015

La violencia y corrupción contra reformas

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Dos realidades

De acuerdo con la prensa extranjera, aunque en el discurso oficial de Enrique Peña Nieto se insiste que las reformas estructurales traerán beneficios a México, la realidad muestra una cara muy distinta del optimismo que, sin razón, mantiene la administración federal / La violencia y corrupción atacan las reformas del presidente

CIUDAD DE MÉXICO, 15 de agosto (SINEMBARGO).- Aunque en el discurso oficial se insiste que las reformas estructuralesprincipalmente la Energética–, aprobadas en los dos primeros años del Gobierno de Enrique Peña Nieto traerán beneficios a México, la realidad muestra una cara muy distinta del optimismo que, sin razón, mantiene la administración federal.

Y decimos sin razón, porque ante un escenario internacional adverso en los precios de los hidrocarburos, y las condiciones económicas internas, incluyendo la paulatina devaluación del peso en los 32 meses de Gobierno del priista Peña Nieto, no se pueden cerrar los ojos y seguir vendiendo escenarios que, al menos en el resto de 2015 y en 2016, no se podrán concretar.

Pero eso no es todo. Ante el vendaval de escándalos de corrupción en este Gobierno, que incluyen hasta al propio Jefe del Ejecutivo mexicano, su familia y sus colaboradores más cercanos en el Gabinete, los inversionistas han comenzado a recelar de sus expectativas de México.

Si a esto último se añade que la violencia también se ha elevado, incluso en las zonas más ricas del paísincluyendo a la propia Ciudad de México–, los capitales extranjeros se la piensan cada vez más y más para traer su dinero al país.

El viernes pasado, el diario Financial Times, uno de los más influyentes para los tomadores de decisión en el mundo, planteó que los casos de violencia, impunidad y corrupción tienen ya un impacto negativo en la economía, lo que hace tambalear el discurso triunfante de las reformas, en particular el relativo a la privatización de la riqueza petrolera del país.

El rotativo británico añadió que algunas de las “arterias” económicas más importantes del país han visto un aumento en los delitos relacionados con el narcotráfico.

“Los homicidios en el Distrito Federal de México han aumentado 14 por ciento en el primer semestre de 2015 en comparación con hace un año, mientras que la extorsión en Nuevo León, un centro industrial del norte, ha crecido más de un 30 por ciento durante el mismo período, según las estadísticas oficiales”, refiere el FT.

Esta violencia “socava la confianza en el Gobierno del Presidente Peña Nieto, aseguró el diario británico.

Esto coincide con la postura del diario estadounidense San Diego Union-Tribune, que en un editorial publicado el pasado miércoles expuso que la estrategia del Gobierno mexicano para combatir al crimen organizado, es una “estrategia fallida”.

El medio estadounidense recuerda que Peña Nieto se acerca al punto medio de su mandato de seis años como Presidente de México, cuando “…su [difusa] promesa de una ‘nueva estrategia’ contra los cárteles de la droga de la nación y la violencia endémica en su país está hecha jirones”.

Además, agregó Financial Times, la “ira pública” se ha enconado sobre la tibia respuesta del Presidente Enrique Peña Nieto a los conflictos de interés”, que incluso lo señalan a él mismo.

“Las autoridades mexicanas perdieron varias oportunidades para marcar la diferencia en los últimos meses, y teniendo en cuenta la cantidad de tiempo que han desperdiciado, parecen haber perdido la iniciativa”, le dijo al rotativo británico Dwight Dyer, un analista de Control Risks, con sede en la Ciudad de México.

Y, ante los ojos de los mexicanos y del mundo la actual administración se ve sin iniciativa y sin ganas para recomponer el camino, aunque no se ha llegado ni a la primera mitad del sexenio.

Lo que está claro es que el discurso triunfalista no cambiará, mientras el país se ahoga en corrupción, violencia y pobreza y, ahora, por si fuera poco, también parece estar ante el umbral de otra crisis económica, de esas de dimensiones incalculables que nos recetaron los gobiernos priistas en la décadas de los 70, 80 y 90 del siglo pasado.

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