miércoles, 13 de mayo de 2015

Llegó la hora de frenar sus ambiciones

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!

Urge entender que el enemigo está en casa
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

La realidad nacional patentiza el imperativo de que el grupo en el poder entienda que llegó la hora de frenar sus ambiciones y voracidad, para evitar que la crisis generalizada que se vive desde hace tres décadas, llegue a extremos inmanejables. Así se desprende de las palabras del investigador Edgardo Buscaglia, en el foro “Derechos humanos y antimafia social en América Latina”. Afirmó: “El cáncer de México como sociedad y Estado está dentro del mismo Estado. El enemigo está dentro de la misma casa y eso es lo que se tiene que entender”.

El principal obstáculo para llegar a comprender esta gran verdad, está en el poder que tiene el Estado para evitar que la sociedad entienda lo que es evidente para quienes profundizan en sus reflexiones sobre la realidad social de un país tan complejo como el nuestro. Otra muy diferente sería la situación nacional si las clases mayoritarias tuvieran acceso a una información verdadera de los hechos noticiosos, si contaran con niveles de educación que les permitieran pensar un poco sobre las causas y efectos de los problemas que nos agobian.

La oligarquía ha tenido el cuidado de evitar que una cosa y la otra se concreten, con el firme apoyo de una alta burocracia obediente y dispuesta a ir incluso más allá de las metas que se propone la élite oligárquica. Sin embargo, las cosas se le están saliendo de control a la burocracia dorada, no tanto por su inexperiencia y falta de sensibilidad política, sino porque la corrupción la desbordó y se convirtió en un lodazal en el que lo único que cuenta es salir del mismo, con los mayores beneficios posibles y sin daños irreparables.

Lo paradójico del caso es que sus integrantes, con su actuación pública, se hunden cada día más, lo que ha favorecido el clima de ingobernabilidad que se está generalizando en el país. ¿No es un hecho incuestionable que cada vez que emiten declaraciones dan amplio margen para que se desaten críticas acervas que están concientizando a la población menos informada? ¿Dígase si no es criticable que el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, afirme que “México es reconocido en el mundo por su labor humanitaria”? Esto sucedió hace muchas décadas, cuando el Estado no era el cáncer que hoy está carcomiendo a la sociedad.

Al inaugurar el seminario “México: 35 años de tradición, compromiso y solidaridad internacional con el refugio”, el titular de Gobernación dijo que “ser refugiado en nuestro país es contar con el cobijo de toda la nación mexicana”. Lástima que tal declaración sea desmentida por el trato que reciben miles de indígenas que en su propio país sobreviven en calidad de “refugiados”, como los jornaleros oaxaqueños que reciben un trato de esclavos en el Valle de San Quintín, en Baja California. ¿Acaso cuentan “con el cobijo de la nación mexicana” los miles de migrantes que se ven forzados a permanecer en México al fallar en su intento por cruzar el territorio nacional en busca del “sueño estadounidense”?

Dijo Osorio Chong que el gobierno de Enrique Peña Nieto “tiene claro que para ser un mejor espacio de refugio se trabaja para ser un país más próspero”
. Los hechos patentizan que los resultados son contrarios a tan indispensable objetivo, y lo serán aún más en los años venideros de concretarse las famosas reformas estructurales, las cuales generarán mayor pobreza, más desigualdad, lacerante desempleo; y por supuesto una sociedad más desarticulada, más desesperanzada, más proclive a vivir con la aceptación tácita de que las cosas son así porque no hay de otra, por lo tanto hay que aprovechar las circunstancias y volverse tan canallas como las elites en el poder económico y político.

Porque, aseguró Buscaglia, el problema central de Méxicono es de armas ni de falta de helicópteros o de personal militar; es de corrupción política y empresarial, que ha permitido la expansión de redes criminales en toda la República”. Mientras el grueso de la población no tenga claridad sobre esta gran verdad, será muy difícil acabar con el “cáncer” que nos está carcomiendo. De ahí la urgencia de que las organizaciones progresistas entiendan que su papel fundamental es coadyuvar a que esa ciudadanía despolitizada y desorganizada, tome conciencia de su papel en los cambios que urgen a la nación.

(guillermo.fabela@hotmail.com)

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