Por Esto!
¿Temor a competir contra el Partido Verde?
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
La decadencia del sistema político mexicano será un problema irreversible mientras persista el divorcio entre gobernantes y gobernados, el cual al paso de los años se ha estado profundizando. En el gobierno actual es por demás obvio, porque el grupo en el poder no ha tenido un mínimo interés en enfrentar esta dramática situación. Luego de casi dos años y medio, la separación es total y no hay visos de una reconciliación, porque Enrique Peña Nieto está empecinado en profundizar la brecha social que hace imposible la confluencia de intereses de una parte y la otra. En consecuencia, lo que resta del sexenio será una marcha contra la corriente, con un pueblo cada vez más humillado y empobrecido, y una oligarquía cada vez más ensoberbecida y voraz.
La decadencia del sistema político mexicano será un problema irreversible mientras persista el divorcio entre gobernantes y gobernados, el cual al paso de los años se ha estado profundizando. En el gobierno actual es por demás obvio, porque el grupo en el poder no ha tenido un mínimo interés en enfrentar esta dramática situación. Luego de casi dos años y medio, la separación es total y no hay visos de una reconciliación, porque Enrique Peña Nieto está empecinado en profundizar la brecha social que hace imposible la confluencia de intereses de una parte y la otra. En consecuencia, lo que resta del sexenio será una marcha contra la corriente, con un pueblo cada vez más humillado y empobrecido, y una oligarquía cada vez más ensoberbecida y voraz.
Podría decirse que en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz se inició el divorcio, cuando por su reaccionario modo de conducir al régimen ordenó la represión de los estudiantes que sólo querían hacer uso del derecho a manifestar sus ideas, y por su acendrada soberbia arrojó sobre los ofendidos palabras de sumo desprecio, además de jactarse de su acción en el informe presidencial del fatídico año de 1968.
En este momento, el irracional optimismo de Peña Nieto es una actitud comparable al desprecio que mostró Díaz Ordaz por el pueblo, actitud que sólo está contribuyendo a generalizar el divorcio entre las clases mayoritarias y la alta burocracia.
Esto no importa a quienes mandan realmente en el país, pues lo único que les interesa es fortalecer las condiciones que favorezcan el predominio de la oligarquía ultra reaccionaria sobre el Estado. Esto lo tiene muy claro el PRI, partido que por sí solo no podría avasallar a la clase política, como lo necesita para evitarse riesgos costosos, motivo por el que ha estado empujando al Partido Verde, a fin de que cumpla el papel de patiño que durante años mantuvo el PAN. Esta encomienda ha resultado muy benéfica a la agrupación fundada por Jorge González Torres, porque además de asegurar más privilegios le da la oportunidad de negociar mejores condiciones para los comicios del 2018.
Es por demás obvio que sus prerrogativas no alcanzarían ni para el 5 por ciento de la propaganda con la que ha inundado el país desde hace un año. Aun así, sus dirigentes tienen el descaro de negar lo que es imposible ocultar. Hasta se enojan y afirman que lo que ocurre es que al PRD, al PAN y a Morena “les da miedo competir contra el Verde”. En realidad, dicho partido es inexistente, se desmoronaría como escultura de arena sin el apoyo del grupo en el poder. De hecho, la competencia no es “contra el Verde”, sino contra el sistema oligárquico que tiene la osadía de querer perpetuarse al costo que sea, incluso al precio de instaurar un Estado militarizado como en los tiempos del dictador Porfirio Díaz.
El “partido” del “Niño Verde” se ufana de que sí ha cumplido las propuestas que hizo en el año 2012. Vistas con plena objetividad, se trata de meras acciones insustanciales, pura demagogia que para nada influye ni influirá en la marcha de la nación. Lo paradójico y grave, es que en cambio tanto el PAN como el PRD sí le cumplieron a la oligarquía al apoyar a Peña Nieto para que se aprobaran en el Congreso las reformas estructurales, acción que fortaleció el poder de la oligarquía y puso muy graves obstáculos a los avances democráticos indispensables en este momento.
El enojo de los dirigentes de ambos partidos es que la burocracia dorada los hizo a un lado para hacer una alianza electoral con los verdes, decisión que consideraron un agravio, no tanto por razones éticas sino porque dejaron de recibir los incontables apoyos que está recibiendo el “partido” del “Niño Verde”. Por eso es risible y ridículo que los dirigentes del Verde digan que los tres partidos mencionados tienen miedo de competir con ellos. Ni qué decir tiene que no es asunto de temor, sino de rechazo a una situación absolutamente desventajosa y cínica. De ahí la necesidad de crear el asunto de la intervención telefónica al consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, a fin de frenar una posible acción apegada a los ordenamientos del instituto que afectara la alianza PRI-PVEM.
(guillermo.favela@hotmail.com)
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