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El INE y sus innominados enemigos
Pablo Gómez
Es posible presumir que la grabación y divulgación de las palabras de Lorenzo Córdova hayan sido ilegales, es decir, que sean delitos. Lo que se tiene que dilucidar es quiénes serían las víctimas u ofendidos. Según el mismo Córdova, las víctimas son tanto él como el Instituto Nacional Electoral –además de Edmundo Jacobo—, por lo cual el INE ha presentado una denuncia penal ante la Procuraduría General de la República.
El bien jurídico que tutela ese delito es la privacidad a que tienen derecho las personas. La intervención de comunicaciones es un delito desde 1980 cuando la Cámara de Diputados integró una comisión investigadora de las interferencias que hacía el gobierno, la cual no investigó absolutamente nada, pero promovió la reforma de la legislación penal pues esa conducta era hasta entonces considerada como falta administrativa.
La escucha telefónica es uno de los ilícitos penales más frecuentes, menos denunciados y mucho menos perseguidos por el Ministerio Público de la Federación que es el encargado. El monitoreo telefónico es lo menos conocido de cuantos delitos se cometen ya que la mayoría de las escuchas son realizadas por agencias gubernamentales sin orden judicial, es decir, de manera subrepticia y por tanto delictuosa. Pero la grabación y divulgación del diálogo entre Córdova y el secretario ejecutivo del INE, Edmundo Jacobo, no afectan la privacidad del Instituto pues no fue una conversación oficial sino algo pretendidamente jocoso y de estilo personalísimo. No hay ningún asunto oficial o que tenga que ver con el INE o con alguna de sus funciones. Es un comentario que pudiera ser bochornoso pero que en forma alguna compromete al Instituto. Además, por el lado de la sola interferencia no está probado que ambas líneas telefónicas estén contratadas por el INE y que, por tal situación, las escuchas podrían hacerse a cualquier servidor público que usare el equipo.
El asunto es relevante porque al presentar al Instituto como parte pasiva del posible delito se le compromete en algo por completo ajeno. Con la conversión del INE en víctima se presume que está en la mira de sus enemigos. Pero, ¿el Instituto Nacional Electoral tiene enemigos? Una respuesta positiva a esta interrogante ha sido otorgada por el mismo Córdova y no pocos periodistas, quienes han dicho que la divulgación de lo dicho por el consejero presidente del INE tendría como propósito someter a la institución y que también se trataría de una represalia por las multas impuestas recientemente al Partido Verde (así llamado).
Si la divulgación de lo dicho por Córdova es un ataque a la independencia del INE habría que discutir en primer termino cuál es justamente el grado de independencia que esta institución tiene actualmente y respecto de quiénes. Ahí empezarían los problemas porque no parece que exista acuerdo al respecto.
Si la publicación de la anécdota contada por Córdova busca afectar al INE, que se diga entonces algo más concreto como podría ser el porqué y el propósito específico. Al menos tendrían que ponerse a la vista los posibles enemigos del Instituto. Pero se recurre a la insinuación con el propósito de ubicar el problema en un lugar diferente al de un posible delito cometido contra dos personas y al del contenido de unos dichos de Córdova que están expuestos a la crítica por provenir de una figura pública.
La grabación y divulgación del diálogo entre Córdova y el secretario ejecutivo del INE, Edmundo Jacobo, no afectan la privacidad del Instituto pues no fue una conversación oficial sino algo pretendidamente jocoso y de estilo personalísimo.
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