Por Esto!
Tampoco los maestros
María Teresa Jardí
Primero el cínico neoliberal Carlos Salinas de Gortari, quien, mintiendo, resultó ser, de entre los canallas, el más inteligente, impuso a la Gordillo al frente del Sindicato de maestros, ya entonces corrupto. Y luego la convirtió Zedillo en la dueña de la SEP, lo que continuó con la derecha panista. Hasta que Peña, debido a la soberbia de la Gordillo, que no a su corrupción evidenciada incluso por ella misma, con la obscena ostentación de los bribones, como venganza, que no como justicia, la encerró en la cárcel como ejemplo de lo que pasa con los que traicionan al PRI.
Primero el cínico neoliberal Carlos Salinas de Gortari, quien, mintiendo, resultó ser, de entre los canallas, el más inteligente, impuso a la Gordillo al frente del Sindicato de maestros, ya entonces corrupto. Y luego la convirtió Zedillo en la dueña de la SEP, lo que continuó con la derecha panista. Hasta que Peña, debido a la soberbia de la Gordillo, que no a su corrupción evidenciada incluso por ella misma, con la obscena ostentación de los bribones, como venganza, que no como justicia, la encerró en la cárcel como ejemplo de lo que pasa con los que traicionan al PRI.
Desde Echeverría la educación ha ido a la nada pasando por peor y contando a la baja. Se trataba de poder llegar a imponer a un casi analfabeta como Ejecutivo Federal en aras de concretizar la dictadura iniciada con Calderón.
No se puede con un pueblo pensante acabar con los bienes que pertenecen a la nación. Lo hecho con PEMEX es esperpéntico y la sociedad cansada de guerra no se quiere dar por enterada.
El domingo anterior y el sábado antes del día de la madre, con una sobrina y con un hijo, comimos en restaurantes caros llenos a reventar y con colas de gente esperando para entrar.
En México, pienso en ambos casos, la sociedad media alta mexicana quiere vivir a tope. Como hizo la clase media europea a lo largo de la posguerra, de la brutal también, como todas las guerras, Segunda Guerra Mundial.
A tope y sin querer enterarse, en el caso de la europea, de la represión que continuaba aplicándose de manera feroz por Francisco Franco en la Península Ibérica. De la dictadura castrante y represora, a la que se dejó ser, incluso por la ONU, a lo largo de cuarenta años.
Cada día menos, incluidos vecinos, a todas luces, proletarios a secas, quieren enterarse de que aquí lo que se está aplicando, con Peña, es una guerra de exterminio.
Ni qué decir, de los esperpénticos en todos los sentidos partidos políticos, donde las jerarquías a lo único que aspiran es que se les deje abrevar con algún puesto de “elección popular” o de primer nivel como funcionarios con el que llegue lo mismo da que sea del PRI/PAN/PRD o incluso del esperpéntico Verde caca de niño en fase terminal.
México es seguramente el único país del mundo, estando mal todos, donde los analfabetas aumentan en pleno siglo XXI y donde los mismos además gobiernan y donde la bajeza es la manera de hacer política.
Los del Verde insistiendo en sus despreciables promocionales radiales, no quiero saber lo que deben ser los de la telebasura, en que el Verde es el único que regala tarjetas para la compra de medicinas.
Nada tampoco tienen que celebrar hoy los maestros. Días festivos que se acumulan ya sin significación ninguna. Antes los niños les llevaban una manzana al maestro como signo de afecto. Hoy los padres les gritan si reprueban a su hijo o si los llaman para informales de que su hijo les da patadas a los otros niños o incluso a ellos mismos y la SEP hace años que no permite los reprobados y así se ha llegado a la vergüenza de que en la UNAM los alumnos tengan clases de lectura de comprensión porque en un intento de que se enteren de que las palabras juntas reflejan pensamientos.
Hacia los maestros se ha logrado despertar un racismo de clase despreciativo: “Son flojos”, “están mal preparados, “son ignorantes”, “son bravucones”...
Lo de Ayotzinapa tiene que ver también con el desprecio clasista que hacia los maestros sienten los ladrones que apoderados del poder no ven más allá de sus narices el patetismo con el que se exhiben, de cara a la humanidad, aunque callen los gobernantes, que no por callar dejan también de observarles, dándoles vergüenza ajena.
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