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Córdova-INE-Custer: lo que no entendió
Carlos Ramírez
Al margen de que se trató de una ilegalidad y violación de la ley al interceptar y filtrar conversaciones privadas, las afirmaciones del consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova Vianello, sobre el indigenismo y los procesos electorales forman parte del colapso del sistema político.
Politólogo de profesión, alumno de la Escuela de Turín de Norberto Bobbio, miembro del antiguo IFE y propuesto para consejero presidente por el PRD, Córdova transitó demasiado rápido de la academia a la real politik. En este escenario se debe entender su comprensión racista, de exclusión y discriminatoria de los indígenas como sujetos democráticos.
El problema de Córdova no es una opinión privada y su derecho a tener opiniones específicas, sino el hecho de que su conversación reveló hechos que tienen que ver con sus tareas como consejero presidente del organismo electoral nacional.
Peor aún, el sistema electoral ha hecho mucho esfuerzo para establecer mecanismos de ejercicio del derecho a votar que tienen las minorías indígenas e inclusive ha reconocido la práctica electoral de usos y costumbres, además del esfuerzo educativo y cultural para incorporar a los indígenas al lenguaje castellano sin olvidarse de sus lenguas originales.
El desprecio de Córdova hacia el esfuerzo de indígenas para hacerse entender con el consejero presidente no en lengua indígena ni en italiano sino en castilla merece no sólo la condena política, ni siquiera una disculpa sino el reconocimiento a la falta de capacidad del funcionario para ejercer el cargo de presidente del organismo electoral que debe servir a todos los mexicanos, incluido los indígenas. Las apreciaciones burlonas de Córdova no son sino reflejos de sus enfoques políticos e institucionales discriminatorios hacia minorías que deben de contar en el proceso electoral.
El problema de fondo no se agota en la ironía desafortunada al Llanero Solitario y al jefe Toro Sentado, sino el inconciente de Córdova seguramente estaría jugando con la imagen real del indio acompañante del Llanero llamado Tonto aunque traducido benévolamente como Toro. La historia del Llanero tiene que ver con la lucha de los blancos contra los pieles rojas por las posiciones territoriales del oeste estadunidense del siglo XIX.
Con su juego verbal irónico el consejero presidente del INE perdió margen de maniobra y bastante credibilidad en el proceso electoral, sobre todo por el contenido de la exigencia de los indígenas que se reunieron con él: una mayor representación de la comunidad indígena en las candidaturas a diputados, sin duda que pensando en las zonas de mayor presencia indígena.
En este sentido, el indígena que hizo el esfuerzo de hablar la castilla —aun como indio de el Llanero Solitario— debe ser más reconocido que la respuesta burlona de Córdova sobre la construcción verbal de los indígenas porque los indígenas hicieron más el esfuerzo de hacerse entender en el lenguaje de Córdova que éste de comprender el fondo de las quejas y demandas de las comunidades indias.
La reacción burlona del consejero presidente del INE recordó más los comportamientos brutales del general George Armstrong Custer que por cierto fue derrotado con todo y su 7º Regimiento de Caballería por el jefe indio Caballo Loco, que el esfuerzo del jefe del sistema electoral para entender las limitaciones de las comunidades indígenas e incorporarlas a las prácticas democráticas institucionales.
En todo caso, el desliz del consejero presidente del INE exhibió la falta de comprensión institucional hacia las demandas y exigencias indígenas en materia de sistema representativo y por tanto en el funcionamiento del régimen político vigente. En este sentido, nada se logrará con una disculpa y el INE tendrá que hacer un esfuerzo más allá de la disculpa para entender no sólo el lenguaje en infinitivo de los indígenas sino su exigencia a una mejor y más equitativa representación.
Así, el problema de Córdova no fue el lenguaje de Toro-Tonto de los indígenas sino el reclamo democrático que el consejero presidente del INE no entendió.
Famosas últimas palabras: “Nos equivocamos con Lorenzo Córdova”: Jesús Zambrano, quien como presidente del PRD empujó a Córdova a la presidencia del INE.
Es pregunta: ¿A poco Córdova aplicará la respuesta de Love Story de que “amor es no tener que pedir perdón”?
La crisis que viene: El costo político, económico y social del gobierno para tranquilizar un poco a las secciones magisteriales de Oaxaca y Guerrero tendrá efectos negativos después de las elecciones y dañará la reforma educativa.
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@carlosramirezh
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