sábado, 21 de marzo de 2015

Toda una diabólica venganza política

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Homozapping
Peña Nieto, el censor y el fantasma de la Casa Blanca
Jenaro Villamil 

La salida de Carmen Aristegui de MVS se ha convertido en un escándalo internacional más para el gobierno de Enrique Peña Nieto. La percepción generalizada de que su administración presionó a la familia Vargas para sacar del aire a la conductora como una venganza política se ha impuesto en la cobertura de medios como la BBC, The Economist, The Wall Street Journal, The Washington Post, entre otros.

The Economist, la influyente revista británica dirigida a las élites económicas globales, fue contundente en su comentario:

“Se plantea la sospecha de que el gobiernoque está luchando por recuperar su popularidad a menos de tres meses de las elecciones de gobierno- ha presionado a MVS Radio”.

“Su despido se produjo pocas semanas después de que el señor Peña promovió a Eduardo Sánchez, ex abogado de la empresa (MVS), para ser responsable de comunicación del gobierno. MVS niega enfáticamente cualquier vínculo. El gobierno dice que espera que ambas partes resuelvan sus diferencias. Pero ningún gobierno mexicano ha resistido a la tentación de utilizar la publicidad y otras formas de influencia sobre la prensa, sea cual sea el número de víctimas de la libertad de expresión”.

Sorprende que apenas hace tres semanas Peña Nieto estuvo en Gran Bretaña y dio una ronda de entrevistas a medios ingleses para “convencerlos” de que el mal momento que atraviesa su administración no es responsabilidad de él. The Economist ha pasado de la promoción al desencanto frente a Peña Nieto.

-Es que los británicos son unos cabronessuele decir Eduardo Sánchez, el nuevo vocero y jefe de Comunicación de Los Pinos para justificar las críticas que han arreciado con la salida de Aristegui de MVS.

Lo que Sánchez no quiere admitir es que el golpe más duro contra una de las periodistas más respetadas y admiradas de México coincidió con su llegada a la jefatura de Comunicación Social de Los Pinos y representa un mensaje muy intimidatorio para todos los demás concesionarios y conductores de medios electrónicos.

La salida de Aristegui no es un caso aislado. Se da en el contexto de una presión cada vez mayor del gobierno de Peña contra medios impresos, medios electrónicos y medios digitales.

A los periódicos y medios electrónicos los presionan con “paquetes publicitarios”, con auditorías fiscales, con “demostraciones de lealtad” para que el habitante de Los Pinosy de la Casa Blanca- los consienta, en función de su docilidad.

A los concesionarios les prometen también mucha publicidad en tiempos electorales, siempre y cuando demuestren que están alineados en la “narrativa” de Los Pinos.

El gran desafío para un censor es evitar que se le reconozca como artífice de la mordaza. Sin embargo, en el caso del peñismo parece existir una competencia entre su círculo más cercano por presumir que ellos saben cómo presionar y “eliminar” a las voces críticas.

El censor o los censores de Los Pinos en lugar de hacer un control de daños, lo que han hecho es magnificar el daño con la salida de Aristegui de MVS y su obsequioso silencio.

Si querían borrar el expediente de la Casa Blanca de Peña Nieto lo que han hecho con este episodio es revivirlo. Y sus efectos serán todavía más potentes que antes.

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