martes, 17 de marzo de 2015

Aristegui tuvo fallas, excesos, visiones

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Homozapping


Bótica 316: Carmen Aristegui, Medios, Libertad de expresión
Jorge Meléndez Preciado

Querer acallar medios ha sido una mala práctica de los poderosos. En 1976, Luis Echeverría pretendió impedir que Julio Scherer continuara sacando trapos al sol en Excélsior y el resultado fue la creación de Proceso, Unomásuno y otros impresos. Luego vinieron La Jornada y más instrumentos de difusión. En los medios públicos, tan menospreciados incluso por López Obrador, existen voces que plantean asuntos de interés de los ciudadanos.

En el caso de Carmen Aristegui hubo el antecedente de su salida por sus preguntas acerca del alcoholismo de Felipe Calderón, muy evidente. Luego de algunas marchas y presiones, la familia Vargas dio marcha atrás en dejar sin micrófono a Carmen y se firmó un convenio donde ella tenía mayor radio de acción. Algo que lejos de utilizarlo para su conveniencia, lo hizo para descubrir infinidad de asuntos, algunos que eran retomados y otros investigados de primera mano. El noticiero subió en calidad al incorporarse Daniel Lizárraga y su equipo de reporteros. Pero también a los corresponsales se les pidió un trabajo más importante con los asuntos de trascendencia: Dolia Estévez investigando las colusiones de mexicanos con Estados Unidos y Manuel de Santiago hablando de las corrupciones españoles donde compatriotas están metidos.

Indudablemente que la mesa de los lunes con Lorenzo Meyer, Sergio Aguayo y Denise Dresser era obligada para conocer opiniones sin cortapisa. Pero entre semana había varios analistas especializados del asunto que se tratara. Asimismo, sin restricciones se daba voz a los funcionarios públicos, quienes eran cuestionados pero no agredidos.

Como toda profesional, Aristegui tuvo fallas, excesos, visiones que pocos compartían y posiciones insistentes que parecían reiterativas en una país donde lo efímero es la constante. La importancia de ella era muy sentida por otros profesionales, algunos de los cuales lejos de polemizar querían denostarla. Esto último, lejos de debilitarla, la fortaleció.

Llegó el famoso asunto de la Casa Blanca y puso a sufrir a Los Pinos. Tanto así que hasta se reavivó un organismo que estaba prácticamente muerto (SFP) y cuyo titular (Virgilio Andrade) no sólo fue cuestionado sino incluso está desaparecido. El escándalo fue internacional y los medios que habían elogiado a Peña Nieto ahora lo cuestionaban.

Parecía que todo iba bien en, cuando menos, las posibilidades de la crítica sin frenos. Pero no. De repente, MVS embistió contra Aristegui por un convenio con MéxicoLeaks. Algo que pudo solucionarse fácilmente, según el defensor de la audiencia, Gabriel Sosa Plata, fue escalando no obstante que éste llamó tres veces al diálogo civilizado. Hasta que el domingo 15, al inicio de un fin de semana largo, se despidió a Carmen.

Se fueron con ella una buena cantidad y otros se irán en cuanto existan posibilidades de tener otro espacio. Ello es así porque la situación de los periodistas es precaria y más en estos tiempos de crisis.

Dejaron MVS los tres colaboradores de los lunes, más Enrique Galván, Mardonio Carballo, Kiren Miret que hacía Niñonautas (visto seguramente como un peligro para las nuevas generaciones) y algunos que incluso se había sumado últimamente para darle mayor profundidad a los trabajos cotidianos (Salvador Camarena). Y como dijo Brozo en Foro TV, el que urdió la salida de Aristegui perderá y ella, seguramente, ganará.

En estos últimos días han surgido innumerables opiniones censurando a la familia Vargas e incluso diciendo que la mano del gobierno actual está metida. Así me lo dijo un participante del movimiento de 68: “El despido de Daniel Lizárraga e Irving Huerta muestra, abiertamente, quien fue el que armó todo: los funcionarios de Palacio”. Algo que apunta de otra manera Raúl Trejo Delarbre: el conflicto se le se atribuirá al gobierno (La Crónica, 16 de marzo).

En unos cuantos días se juntaron más de 170 mil firmas que pedían no saliera la conductora matutina y, ahora, están planteando un esquema para insistir en la protesta y hacer acopio de recursos para un nuevo proyecto.

Varios analistas han abordado el asunto favorable a la periodista: Julio Hernández (incluso en un video), Rafael Loret de Mola, Orio Malló (La Jornada de Oriente, 16 de marzo) y obviamente Denise Dresser. Pero algunos escritos sin mencionarla hablan del México autoritario, el que se ve sin salida. Incluso Joel Ortega Juárez en las redes la lanza para candidata a la presidencia en 2018, lo que tendrá preocupado a Morena.

Quizá esto último sea exagerado, pero en la crisis las cuestiones más inverosímiles pueden ser posibles. México lejos de ir transitando en un camino más amable se hunde en sus contradicciones e infelicidades.

Para un amigo cercano de Aristegui, lo importante es irse ya a las redes sociales y desde allí reiniciar la tarea. Trejo en el artículo citado llama a que le abran un espacio en el Canal 130 del estado. Algo que vemos difícil, ya que la descomposición en otros foros es tremenda: el Canal Judicial y sus escándalos de abusos sexuales y posible tráfico de drogas y el Canal Legislativo, el cual impidió dar a conocer las impugnaciones de senadores a la postulación de Eduardo Medina Mora a la SCJN.

Vemos cerrazón en muchos lugares, incluido Canal 11.

Para la BBC se cancelan los espacios críticos.

Jorge Ramos, Reuters y AP condenan la salida de Carmen.

Financial Times señala que debido a la presentación de la corrupción en el país fue que ese noticiario matutino terminó.

Al Jazera fue la más crítica y decisiva.

Horas antes del despido de Carmen, en la serie Charros contra Gángsters (en MVS), de Jairo Calixto y José Luis Guzmán (Miyagi) invitaron a Tenoch Huerta y Alonso Ruizpalacios con el fin de que hablaran del muy premiado filme Güeros. Antes de concluir la entrevista los cineastas quisieron apoyar a la señora Aristegui, pero el segundo mandó a corte y les dijo que no los habían convocado para hablar de ese asunto. Algo que es una obvia censura. Calixto luego se burló de los artistas llamando a su obra “engendro” y diciendo que se portaban como Laura Bozzo (Milenio, 15 de marzo).

El asunto lo podrán tratar de callar en muchos lugares, pero será algo que continuará en la discusión nacional con resultados impredecibles. También existirá, lógico, demandas judiciales.

Un movimiento en varios sentidos se prefigura en México y frente a ello los poderes no hacen nada para resolverlo. Todavía no salen del asunto de los 43 normalistas- algo que fue constante en el Vive Latino de este año- y ya prenden otro fuego. Algo normal en los políticos sin tablas ni freno.

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