Por Esto!
NO basta con
reconocer la crisis
Enrique Peña Nieto no quiere afrontar los problemas de fondo, sino que prefiere decir que todo va bien y darle la vuelta a la página, dice el doctor Ricardo Espinoza Toledo, investigador del Departamento de Sociología de la UAM-Unidad Iztapalapa
MEXICO, D.F., 7 de marzo (SinEmbargo).- México carece aún de mecanismos efectivos para combatir la corrupción y el problema de inseguridad, y a pesar del discurso triunfalista del presidente Enrique Peña Nieto –durante su reciente gira de trabajo a Reino Unido–, las palabras no van acompañadas de acciones contundentes, coincidieron analistas políticos.
Más que atender los problemas de fondo –dijeron los expertos– y con su intención de “reconsiderar” el rumbo, el presidente salió a decir –no a los mexicanos, sino en particular a los inversionistas y a los personajes influyentes del país y del extranjero– que ahora sí “ya entendió”, plantearon expertos entrevistados.
Acusaciones de corrupción, presuntos conflictos de interés, casos como el de Tlatlaya o Ayotzinapa y nombramientos de funcionarios controvertidos son hechos que han abonado a la presión de varios sectores de la sociedad para que Enrique Peña Nieto haya aceptado recientemente –en una entrevista con el diario británico The Financial Times– que “México está plagado de ‘incredulidad y desconfianza”, coinciden politólogos.
El doctor Ricardo Espinoza Toledo, investigador del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Iztapalapa, aseguró que el presidente no quiere afrontar los problemas de fondo, sino que prefiere decir que todo va bien y darle la vuelta a la página.
“Con esa declaración del presidente no afronta el problema, sino que reproduce una estrategia que ha sido característica de su gobierno, con la cual pretende sistemáticamente darle vuelta a la página. Esto es no resolver el problema, no atender el problema, sino que busca que se pase a otro asunto. Ya no quiere que se hable de Ayotzinapa, de conflictos de interés, de casas y escándalos”, dijo Espinoza Toledo.
Nicolás Loza Otero, investigador y politólogo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), explicó que Peña Nieto sabía de la situación que enfrentaba desde hace al menos seis meses y que surgió a la par que los efectos positivos que prometían las Reformas Estructurales se fueron disolviendo, además que su aceptación entre los ciudadanos se desplomó superando a la desaprobación del ex Presidente Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000).
“Se busca satisfacción en distintos segmentos con las medidas del Presidente, pero solamente para quienes vayan dirigidas [“personajes influyentes”]. Por ejemplo, que él mismo haya pedido que se le investigue, pero los recursos legales que tiene son limitados, no tuvo la voluntad política para hacerlo de otra forma, como llamar a algún organismo internacional o proponer una comisión interinstitucional con grandes facultades legales e independencia. Entonces lo que da es una concesión a los críticos que le han pedido que actúe y por otro lado da un paso muy corto al tratar de resolver todo”, explicó Loza Otero.
En la entrevista publicada por el periódico británico, el presidente aclaró que el tema de la corrupción ha sido “satanizado” y se refirió al “innovador” sistema anticorrupción, ahora en las etapas finales de aprobación en el Congreso, como una medida para que los funcionarios públicos rindan cuentas.
Sin embargo, Peña Nieto dijo que la implementación del sistema sigue siendo “el gran desafío”.
Para el doctor Gustavo López Montiel, investigador de ciencia política del Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México, lo que propone el Jefe del Ejecutivo es un cambio controlado y no un cambio de fondo.
“De alguna manera su tono [del Presidente] es decir que no va a lograr hacer todo, lo que dijo es que todavía se puede hacer algo, por ello los nombramientos de Arely Gómez [en la Procuraduría General de la República] y Virgilio Andrade [Secretaría de la Función Pública]. Lo que no queda claro es que el mismo Virgilio Andrade dijo que no necesariamente investigaría al Presidente y en el caso de la próxima Procuradora sus nexos con Televisa, esas son cosas que no abonan a salir de una crisis”, aseveró López Montiel.
“Lo que el Presidente buscó es un cambio controlado, en el sentido de no ceder ante temas que pueden resultar complicados de manejar”, agregó el investigador del Tec de Monterrey.
MEXICO, D.F., 7 de marzo (SinEmbargo).- México carece aún de mecanismos efectivos para combatir la corrupción y el problema de inseguridad, y a pesar del discurso triunfalista del presidente Enrique Peña Nieto –durante su reciente gira de trabajo a Reino Unido–, las palabras no van acompañadas de acciones contundentes, coincidieron analistas políticos.
Más que atender los problemas de fondo –dijeron los expertos– y con su intención de “reconsiderar” el rumbo, el presidente salió a decir –no a los mexicanos, sino en particular a los inversionistas y a los personajes influyentes del país y del extranjero– que ahora sí “ya entendió”, plantearon expertos entrevistados.
Acusaciones de corrupción, presuntos conflictos de interés, casos como el de Tlatlaya o Ayotzinapa y nombramientos de funcionarios controvertidos son hechos que han abonado a la presión de varios sectores de la sociedad para que Enrique Peña Nieto haya aceptado recientemente –en una entrevista con el diario británico The Financial Times– que “México está plagado de ‘incredulidad y desconfianza”, coinciden politólogos.
El doctor Ricardo Espinoza Toledo, investigador del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Iztapalapa, aseguró que el presidente no quiere afrontar los problemas de fondo, sino que prefiere decir que todo va bien y darle la vuelta a la página.
“Con esa declaración del presidente no afronta el problema, sino que reproduce una estrategia que ha sido característica de su gobierno, con la cual pretende sistemáticamente darle vuelta a la página. Esto es no resolver el problema, no atender el problema, sino que busca que se pase a otro asunto. Ya no quiere que se hable de Ayotzinapa, de conflictos de interés, de casas y escándalos”, dijo Espinoza Toledo.
Nicolás Loza Otero, investigador y politólogo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), explicó que Peña Nieto sabía de la situación que enfrentaba desde hace al menos seis meses y que surgió a la par que los efectos positivos que prometían las Reformas Estructurales se fueron disolviendo, además que su aceptación entre los ciudadanos se desplomó superando a la desaprobación del ex Presidente Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000).
“Se busca satisfacción en distintos segmentos con las medidas del Presidente, pero solamente para quienes vayan dirigidas [“personajes influyentes”]. Por ejemplo, que él mismo haya pedido que se le investigue, pero los recursos legales que tiene son limitados, no tuvo la voluntad política para hacerlo de otra forma, como llamar a algún organismo internacional o proponer una comisión interinstitucional con grandes facultades legales e independencia. Entonces lo que da es una concesión a los críticos que le han pedido que actúe y por otro lado da un paso muy corto al tratar de resolver todo”, explicó Loza Otero.
En la entrevista publicada por el periódico británico, el presidente aclaró que el tema de la corrupción ha sido “satanizado” y se refirió al “innovador” sistema anticorrupción, ahora en las etapas finales de aprobación en el Congreso, como una medida para que los funcionarios públicos rindan cuentas.
Sin embargo, Peña Nieto dijo que la implementación del sistema sigue siendo “el gran desafío”.
Para el doctor Gustavo López Montiel, investigador de ciencia política del Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México, lo que propone el Jefe del Ejecutivo es un cambio controlado y no un cambio de fondo.
“De alguna manera su tono [del Presidente] es decir que no va a lograr hacer todo, lo que dijo es que todavía se puede hacer algo, por ello los nombramientos de Arely Gómez [en la Procuraduría General de la República] y Virgilio Andrade [Secretaría de la Función Pública]. Lo que no queda claro es que el mismo Virgilio Andrade dijo que no necesariamente investigaría al Presidente y en el caso de la próxima Procuradora sus nexos con Televisa, esas son cosas que no abonan a salir de una crisis”, aseveró López Montiel.
“Lo que el Presidente buscó es un cambio controlado, en el sentido de no ceder ante temas que pueden resultar complicados de manejar”, agregó el investigador del Tec de Monterrey.
No hay comentarios:
Publicar un comentario