Morelos un gigante al lado del guiñapo EsPurioN
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Peña: Más Díaz Ordaz que Morelos
MÉXICO, D.F. (apro).- En vísperas de Navidad, cuando hasta en los ámbitos oficiales suelen enviarse a los ciudadanos mensajes de concordia y prosperidad –aunque sea de dientes para afuera–, el gobierno de Enrique Peña Nieto amaga con la represión.
No se entiende la amenaza del gobierno emitida a través del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, este domingo 22, si apenas hace unos días el propio Peña aseguró que todas las reformas aprobadas este año son producto “del más amplio consenso posible”.
Quién sabe si Peña está enfurecido por los miles de ciudadanos que se han manifestado al margen de todos los partidos contra varias de esas reformas o si se ofuscó con la interpelación del joven Daniel Vázquez Aguilar –“oye, oye, ¿por qué no nos pediste la opinión sobre la reforma energética?”–, pero lo cierto es que el gobierno ha mostrado las fauces.
Ante Peña y nada menos que en la ceremonia luctuosa de José María Morelos y Pavón, Osorio Chong advirtió:
“A nadie se busca lastimar, a nadie se pretende excluir. Este gobierno seguirá abierto a escuchar todas las voces que quieran ser parte de la edificación del México de oportunidades para todos. Pero que nadie se confunda: tolerancia es gobierno, pero también tiene límites y también es firmeza”.
Quién sabe también si Osorio trata de quedar bien con su jefe, quien supuestamente le ha perdido confianza por ciertas aficiones mal vistas, pero lo cierto es que Peña avaló la amenaza contra los mexicanos que repudiamos la privatización del petróleo.
Son éstos los destinatarios del mensaje represor de Osorio Chong, quien incurrió en otro exceso al comparar a Peña con Morelos, el Siervo de la Nación:
“Morelos sostenía que la patria no sería del todo libre y nuestra mientras no se reforme el gobierno. Era ese un evidente rechazo al conformismo y estancamiento que nublaba los años de la guerra de Independencia. Hoy, en otro tiempo, en nuestro tiempo, 198 años después y ante los rezagos, marginación, la falta de oportunidad y el reclamo de millones de mexicanos había que definir si manteníamos esa inercia o decidíamos cambiarla. Peña Nieto tenía dos opciones: la complacencia de quienes no construyen y sólo quieren resolver su circunstancia política, o romper ataduras y enfrentar resistencias. El presidente se decidió por lo segundo y no someterse a la retórica de inconformidad que no tiene sustento ni fundamento”.
Ya el viernes 20, el propio Osorio Chong había mostrado el rostro represor del gobierno de Peña cuando, ante integrantes de organizaciones de la sociedad civil, criticó a los opositores a las reformas y los acusó de alentar el encono y el enfrentamiento:
“Quienes alientan al encono, al enfrentamiento y a la no construcción de nada, o están anclados en el pasado, hacen de esta gran reforma un instrumento para decir que se venderá el país, que se pasará a transnacionales lo que nos pertenece”.
Con este discurso de represión, el gobierno de Peña se coloca más cerca de Gustavo Díaz Ordaz quien, el 1 de septiembre de 1968, pronunció una frase extraordinariamente parecida a la de Osorio Chong: “Hemos sido tolerantes hasta excesos criticados, pero todo tiene un límite”.
Morelos, en cambio, tenía una visión opuesta, como lo escribió en los Sentimientos de la Nación, en especial cuando proclamaba “que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia; y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto”.
¿Peña un Morelos? Es un chiste…
Comentarios en Twitter: @alvaro_delgado
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