¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Mienten, mienten, mienten...
María Teresa Jardí
Para
empezar la Policía Judicial Federal fue exterminada por Felipe Calderón
Hinojosa, expulsando a los últimos 200 agentes que quedaban, de esa
policía, la impresentable, pero premiada por Peña con un consulado,
exprocuradora general de la República, nombrada por Calderón Hinojosa.
Fue exterminada, queda claro ahora, para que el ejército paramilitar,
preparado por los gringos de la mano del criminal, que entre los más
corruptos de México acertadamente se exhibe por estos días ante el mundo
por la revista Forbes, como ejemplo, apenas, del nivel que ha alcanzado
por la mafia política, por lo que a la corrupción toca, fuera usado
para la represión contra el pueblo mexicano por Peña.
Un ejército paramilitar corruptísimo, al que incluso, el secuestro, hoy
al alza, se le otorgó como plus, por su impresentable e impune creador,
de triste memoria, Genaro García Luna. Ejército paramilitar a modo de la
Brigada Blanca a lo bestia, para que, en la Gendarmería, se tornara.
Otro sueño cumplido por Peña a la derecha panista, que, quitadas las
caretas, ha resultado que sólo era fascista. Aquello del bien común y de
la democracia: mentiras y más mentiras.
La gendarmería, como cabeza de la represión, ha sido puesta en marcha,
de la mano y al alimón con las amenazas, contra todo el que se mueva,
hechas por otro impresentable: Miguel Ángel Osorio Chong, quien despacha
como secretario de Gobernación de Peña.
La Gendarmería es un grupo paramilitar de choque y contención, puesto en
manos de otro igual de impresentable: Manuel Mondragón y Kalb.
Con el plus de que Mondragón es doblemente traidor. Traicionó a AMLO y
al PRD y al gobierno capitalino, cuando ese impresentable supo que
Televisa ya había impuesto a Peña con un golpe de Estado, televisado. Poder de facto que ya prepara al siguiente comprado para ser sentando en
la silla del Ejecutivo, otro junior iletrado que despacha en Chiapas
como si fuera “gobernador”.
De los policías judiciales federales se deshicieron obligándolos a irse
encerrados, sin derecho a salidas ni visitas conyugales, a campos de
entrenamiento del Ejército, sin estar preparados para ese entrenamiento,
muriendo algunos de infartos, desertando otros, obligados a pedir la
baja los más dignos y de plano corridos, por Marisela Morales Ibánez,
premiada por Peña, con un consulado.
Antes de la llegada de los entreguistas, vende patria, tecnócratas
neoliberales, cuando México todavía se soñaba como un país con un futuro
digno para todos, la represión existía contra los luchadores sociales.
Pero los delitos comunes se denunciaban y, en general, se resolvían sin
fabricar culpables. Antes, los policías se formaban en la procuraduría
capitalina y de ahí pasaban a la PGR. No era una policía científica.
Pero eran policías por vocación y a base de chivatos y de su propia
iniciativa se resolvían los casos de manera, en general, correcta. Con
Calderón se exterminó a esos policías.
No se necesitan policías investigadores ni siquiera a la mexicana en el
país que inicia. A los pobres ya dio muestra Calderón de lo fácil que es
exterminarlos. Tarea continuada por Peña con la misma saña inaudita. A
los luchadores sociales se les asesina o se les desaparece y también a
periodistas no a modo y a las mujeres de mil formas se las mata o usa
para la trata, por no querer asumir que sólo somos “lavadoras de dos
patas”, como dijo ese otro, impune, corrupto, no incluido en la lista de
Forbes, que se llama Vicente Fox y ¿los niños? ¡Ah! Los niños, el
futuro de un país, qué peligro. Aquí ya se sabe que amén para abusar de
ellos, los que se vanaglorian de la entrega y sus amigos se están de mil
manera convirtiendo en objetos incluso desechables.
La represión está en marcha.
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