¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Además de canallas traidores, sinvergüenzas
María Teresa Jardí
Así como se inventaron, por un psicólogo gringo o en todo caso, al
servicio de imperio, las tarjetas que al dinero en plástico han
convertido a manera de otra forma de control ciudadano, la CFE está
emitiendo recibos de luz con desmesura exagerados, de 400 pesos a mil
quinientos, de 800 a dos mil pesos, para que Peña pueda decir dentro de
unos meses que se cumplió su aseveración de que —-con la venta de la
Patria—- el costo de la luz, para los mexicanos, bajaría.
Al final de su criminal sexenio por aquello de llevar en la mano alguna
carta de presentación para Harvard, donde ya le aguarda la cátedra de
entreguismo, donde enseñará que para vender a la patria se necesita
formar a productos televisivos, con mano dura, eso sí, y que den
ejemplo, desde el primer día, de que son capaces de cobrar venganza para
imponer el miedo y doblegar al pueblo que debe ser visto como una
simple marioneta. Para que Peña pueda decir, al menos, que bajó el costo
de la luz, que no bajará, entre otras cosas, porque ya no será del
pueblo mexicano la generación de ese bien básico ni nada que se le
parezca, la CFE vuele a las andadas expidiendo recibos con costos
aberrantes a manera de que el producto televisivo pueda decir que
cumplió, cuando se vea obligado a rectificar al alza real que se imponga
con la venta, so pena de que “el populacho” regrese a “los diablitos”
de manera generalizada o, de plano, a la luz de las velas, si alcanza
para adquirirlas, porque con el “generoso” aumento al salario mínimo, de
dos pesos cincuenta centavos al día, no creo que tampoco alcance para
comprar velas.
Todo se ha duplicado en el último mes del año. El agua al doble en el
último bimestre de lo que se pagaba antes. La luz, el gas, todo antes
del ramalazo de enero con el que de nuevo se duplicará los costos de
todo para los pobres. Qué se le va a hacer. Los ricos estarán muy
cansados de sus caras vacaciones navideñas y ni modo que saquen de sus
inversiones para hasta los chicles que los pobres en México pagamos a
los mafiosos que el poder y la gran empresa controlan, amén de los
masivos medios de comunicación desinformantes y deseducadores y los
hijos caprichosos que compran coche de dos millones de dólares y bolsos
de 7 mil dólares. No, pobrecitos, ellos, que gastan tanto y que
insolidarios los que se quejan, a pesar de haberles concedido el
producto televisivo, como gracia, un aumento al mínimo, de dos pesotes
con cincuenta centavos.
A un amigo jubilado, que cobra 2,500 pesos de pensión, le llega un
recibo de luz por mil quinientos pesos y al ir a reclamar, por lo que
considera un error, con altanería chabacana la joven que lo atiende le
dice que primero pague y que, además, tiene que cambiar el medidor. Y al
preguntar él por qué tiene que cambiarlo si no han ido a ver si ya no
sirve. Le responde: que porque todos así vamos a tener que cambiar los
medidores. Porque sí, porque los que mandan y viven a costillas del
pueblo pobre, así lo han decidido y sanseacabó. El trato vejatorio como
impuesto y tolerado como regla. En este caso, por boca de deseducada
televisiva que hasta se sueña princesa porque está sentada,
temporalmente, detrás de una mesa, cobrando un salario de hambre, pero
soñando que ese salario, le da el poder de agredir, incluso con sus
amenazas, al otro, quizá incluso menos miserable de lo que ella es,
aunque así no se vea.
Es una burla el aumento de 2 pesos con cincuenta centavos al salario
mínimo y hay quien se atreve, porque se sabe impune; en otro lugar del
mundo, una declaración así ameritaría el cese y la inhabilitación del
funcionario de quinta, a decir que los indígenas no beben leche porque
les hace daño.
No, señores peñistas, no beben leche porque no tienen para pagarla. Y
toman el veneno embotellado, llamado Coca-Cola, porque necesitan el
aditivo dulce que le ponen para hacerse la ilusión de que les hace
recobrar las fuerzas, que el hambre, que pasan, les quita.
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