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Por Esto!
Expectativas en torno al despojo petrolero
Jorge Canto Alcocer
Mientras desde Bolivia nos llegan ecos de los éxitos del modelo
económico alternativo, con un crecimiento cercano al siete por ciento, y
los ingresos energéticos multiplicados al dos mil por ciento en los
últimos años, en México tenemos que prepararnos ante la materialización
en la cotidianidad del despojo petrolero, prevista, obviamente, no para
el próximo 1 de enero, sino para el 2015, y con mayor precisión, para
después de las elecciones de julio de dicho año, tiempo para el que se
estima se hayan desactivado las protestas populares contra las reformas,
y aún no se perciban los efectos nocivos de las mismas. De cualquier
modo, según podemos observar, la ingeniería política del actual gobierno
va estableciendo los blindajes necesarios para la consolidación del
Estado excluyente, que se construye universalmente bajo la dirección de
las más grandes multinacionales, cuyo poder actualmente opaca de un modo
terminante al de los viejos enemigos imperialistas, y que serán las
beneficiadas del “robo del milenio”.
Como bien advirtieron Andrés Manuel y varios analistas desde la campaña
presidencial de 2012, la privatización del mercado petrolero significará
–abstracción hecha de aspectos simbólicos e ideológicos— un boquete
anual de alrededor de 40 mil millones de dólares, es decir,
aproximadamente la quinta parte de los ingresos anuales del gobierno. En
aquel entonces, Andrés Manuel y otros actores señalaron que la ruta
para compensar esa caída en los ingresos públicos sería seguramente el
establecimiento del IVA en alimentos, medicinas y diversos servicios que
se mantenían exentos, así como un aumento a los impuestos de los
causantes cautivos, todo lo cual fue negado rotundamente por los
candidatos oligárquicos, que impulsaban el despojo energético.
Pues bien, las evidencias han puesto de nuevo al descubierto la
veracidad de los dichos de Andrés Manuel y las falaces mentiras de Peña,
candidato al que se le adjudicó la presidencia. Aunque la “carta
fuerte” de la reforma fiscal –el IVA en alimentos y medicinas— quedó
para tiempos menos complicados, la miscelánea del 2014 ya contempla un
feroz ataque a las clases medias y populares –más del 90 por ciento de
la población—, incluyendo a una enorme cantidad de empresas pequeñas y
medianas, cuyos ingresos se verán mermados de manera drástica en este
segundo año del “infierno versión Peña”. El del copetito, graciosamente,
otorgó algunas concesiones, como liberar del IVA a los pequeños
contribuyentes y entregar estímulos a diversos servicios turísticos,
pero éstas tienen un carácter eminentemente discrecional, es decir,
quedan al arbitrio del Ejecutivo y pueden reimplantarse en cualquier
momento.
Lo cierto es que las consecuencias del despojo petrolero no comenzarán a
resentirse sino hasta el 2015, lo que quiere decir que la situación
actual se mantendrá todo el 2014, y PEMEX continuará manejando el cien
por ciento de los ingresos por venta petrolera, y pagando como impuestos
más de la mitad de dicho ingreso.
Cuando las reglas del juego cambien,
probablemente para mediados del 2015, el gobierno peñista ya habrá
establecido –consideran— el mecanismo para compensar la pérdida, es
decir, el paquete fiscal completito, pasando a nosotros los ciudadanos,
la factura de los famosos 40 mil millones de dólares –tal vez más— que a
partir de 2015 ingresarán en los bolsillos de las multinacionales
extranjeras, y no a las arcas gubernamentales.
Ya el PRI hizo sus cambios internos que permitirán a sus legisladores
obedecer la orden presidencial, cuando ésta se produzca. Respecto de la
derecha, es sabido que su actitud anti-popular y su ceguera estructural
los han hecho permanentes partidarios del llamado modelo neoliberal, que
nada tiene de nuevo ni de liberal, por cierto.
Seguramente dentro de la estrategia de Peña y sus aliados, la parte más
brutal de la reforma fiscal será guardada, como hemos dicho, para la
discusión legislativa de 2015, después de las elecciones. Para ese
entonces, se estima que el movimiento magisterial estará totalmente
agotado, con parte de las demandas satisfechas por la vía de la
negociación, y en parte como consecuencia del aumento de la represión
hacia éste y todos los movimientos contestatarios.
También, en las cuentas “mágicas” del gobierno está el objetivo de
controlar la violencia delincuencial, que se ha desatado en el occidente
y en el centro del país. Pieza fundamental para ello, así como para
fortalecer el “estado policiaco”, será Miguel Ángel Mancera, un político
cuya trayectoria en las filas de la izquierda ha quedado truncada, y
cuya impopularidad en el Distrito Federal es ya mayor que la del propio
Peña. Si desea continuar en las filas de la alta burocracia, el señor
Mancera deberá ofrecer sus servicios a la derecha, espacio político al
que le hace guiños desde que tomó posesión como Jefe de Gobierno.
El gobierno y la derecha confían también en que, al menos para 2015, el
“pacto maldito” haya devastado al PRD, en tanto que MORENA, sin
financiamiento público, apenas y comenzará a significarse, por lo que el
PRI de MONEX y las despensas, y el PAN de las simulaciones creen se
llevarán algo así como el 90 por ciento de las curules en juego, con los
cuales las modificaciones impositivas serán una realidad casi de
inmediato.
Esas son las cuentas “mágicas” para que el despojo energético no
provoque el colapso del gobierno: todos tendremos que pagar, a través
del IVA y otros impuestos, la vajilla que rompieron los del PRIAN.
¿Estamos dispuestos a permitirlo?
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