¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Conjeturas
Alvaro Cepeda Neri
Abuso de poder y corrupción de Edgar Elías, alias “La garra”
Desde el desgobierno de Marcelo Ebrard al de Miguel Mancera, y desde el
presidente del Tribunal Judicial del Distrito Federal, Edgar Elías, con
anuencia de la Asamblea de Representantes, los abusos del poder y la
corrupción a todo lo que puede ser el tráfico de influencias para
obtener sobornos, no ha parado y va en aumento. Lo anterior a la sombra
del árbol podrido de más corrupción del calderonismo, pues Alejandra
Sota en la Oficina de Los Pinos, y Carlos Olmos Tomasini en Comunicación
Social de la Secretaría de Salud, son tan millonarios como el “Chapo
Guzmán” y próximos para entrar a la lista de Forbes.
Ya en dos números 360 y 361 de la revista semanal Contralínea, han
aparecido las investigaciones periodísticas sobre el tal Elías, quien
con sus reelecciones se ha apoderado del Poder Judicial defeño; y está
muy bien apadrinado por Mancera, con quien es “uña y carne” o vasos
comunicantes de la corrupción. Asimismo, sobre Olmos Tomasini y su
cómplice, la señora Sota, han enriquecido a sus socios con los que
compartieron el saqueo mayor a la cueva de los “40 ladrones”.
Abusando del poder, Edgar Elías controla a la mayoría de los jueces y
éstos están esperando que se vaya para dar a conocer la documentada
corrupción en que se les ha obligado a ejercer (otros jueces lo hacen
por el “toma y daca” tradicional de la corrupción), y resolver los
problemas judiciales conforme a la divisa de “a tanto más cuanto”.
Protegido por Mancera, el señor Elías es capaz de todo si le llegan al
precio. Todo está a la venta en asuntos fiscales, comerciales y donde
las partes riñen por multimillonarias aportaciones ilegítimas y, ante
todo, ilegales. Como un cáncer o una peste, la corrupción tiene invadido
al sistema-régimen federal y de los Estados. También en la ciudad de
México, al menos al Judicial, de Edgar, a quien empleados y litigantes,
apodan “La Garra”; y al Ejecutivo de Mancera, quien ha ido enseñando los
dientes a la Peña para arremeter contra los derechos democráticos de
las manifestaciones. Por todo esto, los mexicanos estamos atrapados en
un callejón sin salida. Y mientras aguantamos las embestidas, la
solución es el ejercicio del Artículo 39 constitucional.
Cuentan que Obregón cínicamente decía que era el presidente que menos
había robado, ya que solamente contaba con un brazo y los demás a dos
manos-brazos se llevaban hasta los costales. Ahora tenemos funcionarios
que nada los detiene para rateramente cargar con lo que encuentran. El
sistema judicial defeño huele a putrefacción, porque su cúpula vende
resoluciones al mejor postor y según “el pájaro es la pedrada”.
De
Ebrard a Mancera, el sistema judicial es una cañería por donde circula
la corrupción y nadie la detiene, ya que los que deberían hacerlo
también están en el negocio y, los que no, esperan el momento para dar a
conocer los dos períodos de Elías en el máximo tribunal. Son tiempos de
pavorosa corrupción, donde los que pierden son los ciudadanos en
general y quienes directamente solicitan justicia. Pues ésta es parcial y
baila al son de “poderoso caballero es don dinero”.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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