¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Traidores a la Patria Mexicana
María Teresa Jardí
Se
consuma lo que la crónica anunciara, de manera que debió hacerse clara
para los mexicanos, desde que asesinaron a Luis Donaldo Colosio e
impusieron entre Salinas y Beltrones, más Manlio Flabio Beltrones, que
Carlos Salinas de Gortari, a Ernesto Zedillo, tan amigo de José María
Córdoba Montoya, “la eminencia” gris e impune, impulsora de la
corrupción que impera, detrás del salinismo.
Con la permisiva participación de Beltrones, entonces gobernador de
Sonora, en el “interrogatorio” se construyó un chivo expiatorio a la
medida como autor de ese crimen de Estado.
Y Salinas, Zedillo, Córdoba y Beltrones, si alguna participación
tuvieron en ese crimen, siguen impunes. No se puede saber si la tuvieron
o no porque el ministerio público, en sus manos, no los investigó. A
pesar de que, por una razón o por otra, todos cabían en la primera línea
de investigación que el derecho enseña —donde las leyes aplican– y es
aquella que lleva al, o a los, que se benefician.
Llegó Zedillo, ante el pasmo ciudadano con otro crimen sumado al del
candidato del PRI a la Presidencia, el del secretario del mismo partido,
José Francisco Ruiz Massieu.
Crimen que también continúa impune, a pesar de que Zedillo, como
venganza, encarcelara al hermano de Salinas como autor de mismo. Lo que
en el expediente, que leí, no se le probó ni por asomo, que fuera.
Zedillo se deshizo de la Corte y se creó una Corte a modo de la actual
ignominia con la que la mafia política entrega los bienes que a la
nación pertenecen y que son los únicos que le quedaban a México para
recobrar la soberanía alimentaria. Con lo que se cancela también la
soberanía nacional cancelada hace tiempo ha sido la jurídica. Antes de
la toma del poder por parte de los tecnócratas neoliberales, se decía
que de cada diez delitos cometidos se denunciaba uno. Hoy se puede
decir, sin mentir, que de cada cien no se denuncian diez.
No importa que hayan convertido a los recursos naturales de la nación
mexicana, en un problema fiscal, dando el tiro de gracia a una
Constitución, que, por violada y maltratada, ya no tenía nada que ver
con la que nos diera a los mexicanos el constituyente el 5 de febrero de
1917.
Son traidores a la Patria: Enrique Peña, Gustavo Madero, Zambrano que
juega el papel de opositor y el Legislativo que ha hecho la entrega
vendiendo a la Patria.
No pongo a su patria porque, amén de corruptos, amorales y canallas, son apátridas.
A los crímenes de Zedillo, el iniciador de las ventas de bienes de la
nación, a cambio de empleo otorgado por la empresas compradora de
nuestros ferrocarriles, se suma hoy otro crimen de Estado: el del
general Gutiérrez Rebollo, enjaulado por órdenes de Zedillo y del
entonces secretario de la Defensa, el iniciador de la debacle del
Ejército nacional, desprestigiado, por Calderón, a modo de la entrega y
hoy degradado por Peña y por los yanquis que, con la Armada, acuerdan la
represión a aplicar a los millones de mexicanos que descontentos se
muestran con la entrega, de lo que no les pertenece: ni a los que en
negocio de compraventa de objetos televisivos han convertido a las
elecciones, ni a los que a los ciudadanos no representan.
Pero el miedo que sienten y el desprecio con el que declaran hacía el
pueblo, evidenciado en las declaraciones de Beltrones, en los festejos
de Peña, en las felicitaciones de Madero, que saben que tenemos razón
los que nos oponemos, amén del odio del pueblo garantizado para siempre
como compañía y el desprecio, que a donde vayan los que por generaciones
les sigan va a ser su compañía y, probablemente, a los que les quede
algo de conciencia, si a alguno le queda, y si no a sus hijos y nietos,
si alguno sale con más dignidad y ética, va a llevarlos a concluir como
epitafio de su miserable vida: que cuánto más no hubiera valido haber
tenido menos dinero y dejado como herencia algo del respeto perdido.
Por no saber, ya ni siquiera recuerdan, ni el zángano que en el
Ejecutivo Federal hoy se sienta, ni el resto de zánganos que le hacen la
corte como funcionarios y gatos a modo de desinformadores desde los
medios masivos de comunicación, en la empresa y en eso que se llama
legislativo y judicial, que a los que zánganos, cuando sobran, las
obreras los echan de la colmena, para que mueran y al zángano que se
queda, para fecundar a la reina, en cuanto acaba su función se muere
porque ya no sirve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario