La Jornada
Confluencia necesaria
Pedro Miguel
Por medio del procurador Murillo Karam el gobierno de Peña Nieto lleva cuatro meses tratando de circunscribir a Iguala (y a Cocula, si acaso) los asesinatos y desapariciones de estudiantes de Ayotzinapa perpetrados el 26 de septiembre del año pasado. Sin embargo, el caso ha llegado hasta Ginebra, donde sesiona el Comité sobre Desapariciones Forzadas de la Organización de Naciones Unidas. Hasta allá han llegado algunos de los padres de los 43 muchachos desaparecidos para aportar su testimonio y su exigencia de justicia, acompañados por los centros de Derechos Humanos Tlachinollan y Miguel Agustín Pro Juárez y por Amnistía Internacional. Es el más reciente capítulo en la internacionalización del episodio de Iguala, pero no el primero. A unos días de la agresión la justificada desconfianza ante los organismos nacionales de procuración de justicia había llevado a los familiares de los afectados a pedir la intervención en las pesquisas del equipo argentino de médicos forenses y, posteriormente, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El correlato social a estos movimientos institucionales es el vasto conjunto de movilizaciones solidarias que ha recorrido el mundo, desde Bolivia hasta Japón, en repudio al gobierno mexicano y en demanda de presentación con vida de los desaparecidos.
Adentro del país los presupuestos corruptores pueden funcionar tal vez para comprar 10 millones de votos con otros tantos televisores regalados a cuenta del erario, tanto para beneficio electoral del PRI como para dar nuevos márgenes comerciales a los alicaídos componentes del duopolio televisivo que le dio a Peña un empaque de político viable. Pero el régimen ha perdido su tradicional capacidad para aplacar con dinero los movimientos de protesta y hay un sector de la oposición electoral real que tampoco se dejará comprar.
Si ese sector, ubicado en Morena, es capaz de retomar las reivindicaciones centrales de quienes ya no creen en elecciones, de radicalizar su plataforma política y de demostrar en las campañas y en los hechos que no forma parte de la clase política corrupta y repudiada, será posible llevar al régimen a una situación insostenible en el ámbito interno, que es a fin de cuentas el terreno decisivo, y de alejar el riesgo de que el peñato se aferre al clavo ardiente de una represión masiva y generalizada. Ojalá sea posible construir la confluencia necesaria.
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