jueves, 26 de febrero de 2015

Asi, no se puede ir a elecciones confiables

¡¡Exijamos lo Imposible!!

Por Esto!
Otra elección sin árbitro confiable
Humberto Musacchio

El prestigio del Instituto Nacional Electoral y de su antecesor, el IFE, anda por los suelos. Hace unos días, los representantes de los partidos de oposición se levantaron de la mesa ante la negativa de los consejerosde la mayoría controlada por el PRIa comprometerse con la imparcialidad en el próximo proceso electoral.

Suena ridículo que los integrantes de un organismo cuya función es, centralmente, garantizar la imparcialidad de las elecciones, tengan que firmar un acuerdo que presuntamente garantizaría esa misma imparcialidad que le demanda la oposición, pues con base en la experiencia se cree fundadamente que el INE está al servicio del PRI y sus comparsas.

El INE y el Tribunal Electoral carecen de credibilidad, pero se niegan a actuar en forma que parezca imparcial. Por ejemplo, desde hace muchos meses, el negocito conocido como Partido Verde viene desplegando una intensa y muy onerosa campaña publicitaria sin que hasta ahora se haya podido castigar al partido-mercancía. A esa campaña contribuye el gobernador de Chiapas con entusiasmo y mucho dinero de los contribuyentes. Y no pasa nada.

Ah, pero si un partido de la oposición verdadera se atreve a repartir un volante, sobre él cae todo el peso de la ley, pues los señores consejeros son inflexibles y sus resoluciones suelen contar con el refrendo del Tribunal Electoral. Véase por citar sólo un caso la energía con que se castigó a Morena por lo que se consideró un acto anticipado de campaña.

Aun así, todavía hay pudor en algunos funcionarios. El martes de esta semana, por ejemplo, 243 consejeros locales del INE urgieron al Consejo General a aprobar medidas “que regulen la imparcialidad en el uso de los recursos públicos durante el proceso electoral”, pues suelen utilizarse “con el propósito de incidir en la contienda electoral y para la compra y coacción del voto”.

El dicho de los consejeros locales es ciertamente grave, pero seis de los once integrantes del Consejo General del INE militan resueltamente contra la imparcialidad. Ellos son Benito Nacif, Javier Santiago, Enrique Andrade, Adriana Favela y Beatriz Galindo, gavilla comandada por el también consejero Marco Antonio Baños.

Pero si estos consejeros no se dan cuenta del profundo desprestigio en que se hallan el INE y ellos mismos, cabe citar lo dicho por el señor Flavio Galván, quien contra su costumbre de justificar los desatinos y acuerdos malolientes del INE, ahora acepta que hay una crisis de credibilidad y que priva “una cultura de la desconfianza e incredulidad”. Muy mal deben andar las cosas si eso lo dice un hombre que avaló el cochinero electoral de 2006 y 2012.

Los defensores de esa autoridad electoral estrábica que es el IFE-INE dicen que nos ha costado mucho erigir “nuestras” instituciones electorales y que por eso mismo debemos dejar en paz a sus consejeros, que pese a su parcialidad son buenos muchachos. Buenos con los que disponen de una flotilla de aviones para hacer campaña, con los que impunemente gastaron cuatro veces lo autorizado en una elección presidencial, los que manejaron dinero de oscura procedencia, que distribuyeron las tarjetas Monexlo que equivale a repartir dinero y comprar votos—, los que tienen en la Unidad de Fiscalización del INE al señor Cristalinas, tan contrario a su apellido.

El origen de esta podredumbre está en el método de elección de los consejeros. Los diputados no escogieron a un conjunto de árbitros imparciales, sino a representantes de sus intereses. Los resultados están a la vista.

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