¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
¿Profecía o visión la insurrección del cardenal?
Alvaro Cepeda Neri
Conjeturas
I.-
Apenas investido con el uniforme cardenalicio por las facultades papales,
el obispo Alberto Suárez Inda expresó su punto de vista sobre el drama de Ayotzinapa.
Debería renunciar a su nombramiento y quitarse los hábitos para dar opiniones políticas (
si es que la Constitución laica sigue vigente).
Y es que,
apurado ante el representante de Peña en Ciudad del Vaticano,
Mariano Palacios,
y su paisano el aparente gobernador de Michoacán,
Salvador Jara –
que como el de Guerrero son mirones de palo–,
sin decir “agua va”,
se puso de parte del peñismo y de la derecha empresarial con visos de golpistas,
y nos compartió su profecía al estilo del monje Savonarola,
aquel que se enfrentó al Papa Borgia (
padre de los perversos Borgia)
y sin atinar en ninguna de sus profecías,
terminó en la hoguera.
No es el caso de nuestro obispo michoacano que siendo simple ministro defendía a las guardias rurales contra los abusos de los narcotraficantes y la autocracia del procónsul peñista,
el desaparecido Alfredo Castillo,
quien al ser cesado se fue de borrachera y se puso a cantar:
A mi manera,
esperando que su amigo-
jefe lo nombre en uno de los cargos por desocuparse cuando envíe a los suyos a las elecciones.
II.-
El cardenal dijo que percibía (
“advertir,
apreciar,
notar,
enterarse de la existencia de una cosa por los sentidos,
o por la inteligencia servida por los sentidos”),
que hay cierta manipulación política e interés de algunas gentes,
que se aprovechan del dolor de los padres de familia para querer provocar una insurrección” (
Irene Salvo:
Reforma;
y Jorge Gutiérrez:
El Universal:
17/II/15).
Y el periodista Julio Hernández López,
en su leidísima columna Astillero,
del mismo día publicada en La Jornada,
atinadamente dice que lo expresado por el cardenal,
es un “salvavidas a los gobernantes entrampados en la desaparición de los 43 normalistas”.
Es verdad que los ministros en funciones dependientes de Roma y del Papa,
están dedicados a “salvar” almas,
pero no a salvar políticos y menos de la calaña de los César Borgia,
el criminal aquel que con la bendición de su papá quiso adueñarse del mundo;
modelo de gobernante que encajaría muy bien entre nuestros desgobernadores,
y cuyas perversidades retrató Nicolás Maquiavelo en la obra que describe a los autócratas:
El Príncipe.
III.- Parece que más que profecía es una visión. Es decir, que el cardenal percibió visiones. Lo grave es que descalificó las manifestaciones y protestas por ese crimen-genocidio donde están implicados funcionarios de Guerrero, y por la negligencia en la investigación, los peñistas. Para un juicio semejante, el cardenal ignora la historia de las insurrecciones (esta palabra-concepto tiene, al menos once sinónimos que culminan en la Revolución). El que los mexicanos estén hartos de la situación económica y política por la incapacidad del peñismo, más las crueldades de la inseguridad, no le permiten al integrante de la corte papal hacer tal acusación. Es un falso profeta y un visionario metafísico. Pero es peligroso que se meta en política para defender al diablo-empresarial y al demonio del mal gobierno.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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