Por Esto!
No ver ni oír tiene graves consecuencias
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
Como si no viviéramos en una etapa de emergencia nacional, en el gobierno federal se siguen cometiendo todo tipo de tropelías contra el erario que dañan la de por sí crítica economía popular, como lo ha estado descubriendo la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en la revisión de la Cuenta Pública correspondiente al año 2013. Es una burla que la Secretaría de Desarrollo Social se aproveche de los programas asistencialistas que tiene a su cargo para dilapidar el presupuesto y cometer corruptelas absurdas, como las encontradas por la ASF en la llamada Cruzada Nacional contra el Hambre. Así lo corrobora la falta de más de 380 millones de pesos que no aparecen por ningún lado, aunque su destino era la compra de diversos materiales que debían usar los trabajadores de campo de la Sedesol, tales como globos, camisetas, gorras, entre otros artículos que no parecen ser digestivos.
Es evidente que a la clase gobernante no le interesa gobernar, mucho menos buscar cómo enfrentar la polarización del país ni superar las contradicciones. Esta situación se agravará en los meses por venir, sobre todo si las “autoridades” electorales carecen de voluntad para cumplir su responsabilidad histórica, de frenar el desprestigio que cargan sobre sus espaldas desde hace varias décadas. No entienden que la sociedad les dará la última oportunidad de patentizar que su función es vital para evitar que se haga añicos el sistema político. Así lo están demostrando en estos días, al evidenciar su obediencia a la burocracia dorada en el poder, a la que considera su patrona. Al menos así es como están actuando, lo que resulta muy lamentable.
Parece que no entienden, en el Instituto Nacional Electoral (INE) que un nuevo conflicto postelectoral este año, sería equivalente a cerrar la tumba del sistema político, cavada ya desde 1988, cuando el escandaloso fraude que condujo a la tecnocracia salinista a posesionarse de las instituciones y ponerlas al servicio exclusivo de la oligarquía. La reciente decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, de exonerar al PRI por la corrupción flagrante en que incurrió en la elección federal de 2012, es una pésima señal de lo que está dispuesto a realizar el grupo en el poder para evitar mínimos avances democráticos en el país.
Ni qué decir tiene que de seguir por esa vía, lo único que se habrá de conseguir es agravar la polarización social, y las contradicciones históricas que frenan el progreso armónico del país, cuando lo urgente y vital es atender a fondo las causas y efectos de tan dramática realidad. Hasta los mismos beneficiarios del actual estado de cosas que horroriza al Papa Francisco se verán perjudicados: se les acabaría su máquina de hacer dinero y de obtener privilegios. ¿Hasta cuándo entenderán?
(guillermo.favela@hotmail.com)
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