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Impunidad y corrupción
MÉXICO, 20 de junio (XINHUA) — La corrupción e impunidad son dos fenómenos tan arraigados en México que aún con la promulgación de diversas reformas a la Constitución, existe una preocupación respecto a la eficacia para combatirlas.
Para poder enfrentar estos problemas, de acuerdo con el Senador izquierdista Alejandro Encinas Rodríguez, primero hay que resolver el tema de la impunidad porque hay una insatisfacción con la democracia.
Solo el 37 por ciento de los ciudadanos confía en la democracia y el 63 por ciento no confía. Es decir: la crisis de representación tiene que ver con los partidos políticos, los legisladores y con las instituciones del sistema judicial.
El Presidente, Enrique Peña Nieto, promulgó el pasado 27 de mayo el decreto de la Ley Anticorrupción y por el que se crea el Sistema Nacional Anticorrupción, todo ello, en respuesta a la demanda social y garantizar la transparencia, rendición de cuentas y un eficiente uso de los recursos públicos.
Aún falta la aprobación en el Congreso federal de 14 leyes que complementen a dicho órgano anticorrupción.
“Tenemos por primera vez una coalición de sociedad civil y academia que celebran estas reformas, y que incluso participaron en su diseño, pero también es cierto que todos los actores independientes que han estado cerca del proceso han expresado la preocupación a la eficacia de las normas”, aseguró a Xinhua el director del Instituto para la Seguridad y la Democracia, A.C (Insyde), Ernesto López Portillo Vargas.
En México, dijo, entre la ley y las prácticas hay una fractura y “un vacío por la ausencia de implementación de las reformas que están coordinadas por líderes en las instituciones, comprometidos con el cambio; es decir, liderazgos que administren las reformas, que les den vida”.
En su opinión, la preocupación principal es la que tiene que ver con las culturas institucionales que hay en este país.
Las instituciones “siguen reproduciendo esquemas profundamente totalitarios en el ejercicio del poder público”.
“Las instituciones suelen funcionar a través de mecanismos de lealtad a grupos de poder que se incrustan a las instituciones y que suelen representar intereses asociados a grupos, grupos que ocupan parte de esas instituciones o incluso están vinculados a intereses externos a estas instituciones, en consecuencia suele haber una distorsión mayor entre las leyes y las prácticas”, anotó.
México dentro de los países más corruptos
En el Indice de Percepción de la Corrupción 2014, elaborado por Transparencia Internacional, México obtuvo una puntuación de 35 sobre 100 y se ubicó en la posición 103 junto con Bolivia, Moldavia y Níger. La escala va de cero (percepción de altos niveles de corrupción) a 100 (percepción de bajos niveles de corrupción).
Este reporte no consideró los eventos recientes en materia de derechos humanos, procuración de justicia y conflicto de intereses.
“La democracia y el Estado de derecho de México están aún aprueba. Aquí no se ha definido nada, no tenemos régimen que respete los derechos consolidados y hay motivos sobrados para decir que tenemos impunidad masiva en delitos, impunidad masiva en derechos humanos, impunidad masiva en corrupción”, sostuvo López Portillo Vargas.
De acuerdo con diversos indicadores internacionales, incluyendo al Banco Mundial, en México la corrupción genera pérdidas en el Producto Interno Bruto (PIB) desde el 2 por ciento y hasta el 20 por ciento.
Ante estos señalamientos Peña Nieto ha reconocido que desde hace 20 años México se mantiene en ese rango, el cual además se califica de inaceptable, y ha insistido que para hacerle frente se tiene que partir del fortalecimiento de instituciones que permitan combatir esas prácticas.
La corrupción es un problema cultural en México
¡Ya basta, no más corrupción, no mas impunidad, queremos un México mejor! es el grito de exigencia de los académicos: Juan de Dios González Ibarra y Gerardo González Camarena, autores del libro “El cansancio ciudadano de la corrupción en México”, recientemente publicado por la editorial fontamara.
En entrevista con Xinhua coincidieron que para combatir la corrupción, impunidad y el tráfico de influencias, se requiere la decisión política del Estado, pero también, de la conciencia del pueblo mexicano.
Para Gónzalez Ibarra, licenciado en derecho y quien cuenta con un doctorado en Ciencias Políticas y Sociales, puede haber políticos interesados en acabar con la corrupción pero “el propio sistema no se lo permite”.
De igual forma, consideró en la urgencia de empezar en la formación de una nueva cultura ética entre la sociedad mexicana.
“Primero hay que tomar conciencia del principio de todo, estamos en peor momento como país independiente, llegó el momento de decir ya basta y avanzar con instituciones sólidas, la ciudadanía también es cómplice de la corrupción y eso hay que cambiar”, acotó.
De acuerdo con González Camarena aunque la corrupción e impunidad en México es más notoria en la actividad política, no se circunscribe únicamente en ella, sino que muestra un fuerte arraigo en otros ámbitos como el empresarial, las organizaciones sociales, la familia y las relaciones de amistad.
El camino para acotar estos fenómenos, dijo, implica crear instituciones políticas y administrativas que las restrinjan, pero también, promover una cultura política y una educación cívica que rechacen a la corrupción, al influyentismo y al nepotismo como métodos de intercambio político y como formas de vida.
Además de la Ley Anticorrupción, existe otra la Ley de Transparencia.
Ambas reformas ya fueron proclamadas por el propio Peña Nieto, quien las impulso en respuesta a señalamientos de presuntos conflictos de interés en su gobierno y varios escándalos sobre privilegios y sospechas de conflicto de intereses dentro del gobierno.
Entre los más destacados fue cuando la esposa de Peña Nieto, Angélica Rivera, adquirió una mansión de siete millones de dólares a un importante contratista gubernamental.
De acuerdo con el académico y consultor mexicano Luis Carlos Ugalde la corrupción en México va a la alza y dijo que en los próximos meses y años saldrán más escándalos de corrupción “antes de que esto pueda mejorar”.
Las tres principales modalidades de corrupción, indicó en un foro realizado este año, son cohecho, peculado y “mordidas” (sobornos).
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