Por Esto!
Fueron ejecuciones
Gilberto Balam Pereira
Los soldados reprimen por órdenes superiores. No combaten. En los últimos meses los mílites han dado muestras de ejecuciones extrajudiciales, masacres, violaciones, sin oportunidades para demostrar su capacidad combativa con fuerzas contrarias y regulares. Sus estrategias son para matanzas de lesa humanidad. Sin planteamientos teóricos ni fundamentos de raciocinio; la realidad es obvia para el juicio público. Lo que es común es que se pase por alto que los soldados no dan un paso en sus genocidios sin recibir órdenes de sus jefes superiores del Poder Ejecutivo.
Los soldados reprimen por órdenes superiores. No combaten. En los últimos meses los mílites han dado muestras de ejecuciones extrajudiciales, masacres, violaciones, sin oportunidades para demostrar su capacidad combativa con fuerzas contrarias y regulares. Sus estrategias son para matanzas de lesa humanidad. Sin planteamientos teóricos ni fundamentos de raciocinio; la realidad es obvia para el juicio público. Lo que es común es que se pase por alto que los soldados no dan un paso en sus genocidios sin recibir órdenes de sus jefes superiores del Poder Ejecutivo.
La represión militar cobró recrudecimiento a partir de la masacre de 22 civiles desarmados en Tlatlaya, Edomex, en junio de 2014. Un verdadero fusilamiento colectivo, por supuesto de carácter extrajudicial.
Unas semanas después se produjo la desaparición forzada de 43 alumnos normalistas de Ayotzinapa, Gro., con participación de las policías y el Ejército.
Apenas unos cuatro meses después, 16 civiles de autodefensa comunitaria, desarmados, se encontraban en plantón de guardia en el Palacio Municipal de Apatzingán, Mich., quienes fueron atacados por policías federales con el apoyo de los mílites. Fueron sorprendidos en dos balaceras casi continuas en una misma noche. El gobierno y el Ejército atribuyeron el hecho a una confrontación de éstos con gente del crimen organizado. La población fue testigo de que no hubo ningún combate, sino un atraco.
El primero de mayo se produjo una provocación al Cártel Jalisco Nueva Generación en Villa Purificación, Jal., a cargo de militares de alto rango que, entre otras consecuencias, sufrieron el derribe de un helicóptero de alta fabricación y la ejecución de un militar y 42 civiles. Otro 43 enigmático ¿real o inventado? “y ningún militar herido” en este encuentro.
El increíble informe oficial incluyó 40 armas decomisadas que “acertaron” en los cuerpos de 42 civiles muertos, ¿y ningún herido? o sea: ¿tres muertos estarían desarmados? Fue una masacre causada por militares sin que los supuestos “delincuentes” aniquilados hubiesen sido llevados a juicio por razones de algún supuesto delito, como lo exigían sus derechos.
Unos días después se anunció un masivo apoyo a policías y militares por su lealtad a las acciones del Estado que acostumbran mano dura por tierra y aire que porque “así es como actúa la delincuencia organizada”. Vamos, o sea que el Ejército y demás gente del Estado están asumiendo las estrategias y tácticas de los delincuentes. Hágame usted el favor…
Continuando con la misma tónica, tenemos todavía fresca la matanza del pasado 22 de mayo con 43 caídos (otro 43, ¿qué onda?), en territorio jalisciense de los cuales sólo hubo una baja militar que fue objeto de grandes honores velatorios, mientras los 42 civiles permanecieron varias semanas apilados en estado de descomposición en espera de una fosa común. Eran 42 civiles que se declararon integrantes del Cártel Jalisco, Nueva Generación, que pudieron haber sido apresados y llevados a juicio, según sus derechos, digo.
¿Fue esta reciente acción un combate o una masacre de venganza con fines de exterminio por lo acontecido al Ejército en Villa Purificación el 1º de mayo pasado?
Como es costumbre, la ciudadanía no fue objetivamente informada.
El propósito del Ejército con estas acciones ha sido la captura del jefe narco “El Mencho”. El principal ejecutor de estos operativos fue el general de Brigada José Luis Sánchez León, jefe de Estado Mayor en la 5ª. Región Militar, quien, con motivo del incidente de Tlatlaya fue retirado y resguardado el 30 de junio, día de los hechos. Aunque luego fue comisionado para detener a “El Mencho”. Comisión frustrante y vergonzante para todo un personaje entre los mílites como Sánchez León que quedó en ridículo ante el fracaso de la aprehensión frustrada de “El Mencho”.
La historia no termina ahí. El Cártel Jalisco, Nueva Generación, a través de su jefe el capo Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, está convocando a los cárteles de los estados vecinos para aliarse y combatir a los enemigos de los traficantes de la región.
Entre tanto, las autoridades, en particular la PGR, difunde información de los hechos a modo, manipulada por los conflictos de intereses. Ha dado a entender que se han sobreseído ya estos delitos de lesa humanidad y que especialmente en el caso de Ayotzinapa las autoridades federales dan por concluidas las averiguaciones y el affaire cerrado.
Pero los padres de familia de las víctimas, como los investigadores expertos, el Programa de Periodismo de Investigación de la Universidad de California en Berkeley, así como documentos y testimonios independientes han deslegitimado las conclusiones de la PGR cuyas versiones fueron arrancadas bajo tortura a detenidos y testigos protegidos.
Por otra parte, estamos en desacuerdo con algunos analistas que suponen que el apoyo popular a las familias de las víctimas y las protestas contra las masacres se han debilitado. No. Ocurre que la población por razones de su quehacer diario está imposibilitada de mantener marchas y protestas de manera permanente. Se mantiene la lucha en la medida de las posibilidades de los ciudadanos.
Recibimos ayer y anteayer la visita a Yucatán de un grupo de los familiares de las víctimas de los hechos sangrientos.
“Esta lucha no va a parar. Porque finalmente fue el Estado el que los mandó matar y haya o no haya para comer vamos a seguir exigiendo justicia…han dicho que somos traficantes… el Ejército está involucrado; está bien metido en esta desaparición forzada; durante toda su historia, el 27 Batallón está manchadísimo…”, nos dijeron.
Y criticaron a los partidos políticos que “utilizaron Ayotzinapa como bandera electoral, ninguno de ellos hizo propuestas para que en México se aclaren estos crímenes de desapariciones forzadas…” agregaron.
¿Alguna otra verdad?, me pregunto. Este tecleador opina que incuestionablemente las agresiones y masacres a estudiantes como los normalistas rurales obedecen a que son enemigos ideológicos del sistema por su juventud crítica y vigilante de los malos gobiernos, por su libertad de libre expresión, por su inviolable espíritu de combatividad contra el neoliberalismo y sus referentes: la corrupción e impunidad de la clase política que nos han llevado al hartazgo.
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