lunes, 29 de junio de 2015

Necesitan 14 páginas de la revista Hola!

¡¡Exijamos lo Imposible!!

Homozapping
De la Parábola de los Talentos y La Gaviota y Sofía Castro en Hola!
Jenaro Villamil 

Ya confirmamos que para Angélica Rivera y su hija Sofía Castro no le son suficientes algunas fotos o reseñas de sociales para demostrar su ascenso social a partir del erario. Necesitan 14 páginas de la revista Hola!esa pasarela fotográfica de aristocracias devenidas en farándula y viceversa- para decirle al país de la Cruzada contra el Hambre que ellas están bien felices y alimentadas.

La reciente edición de esta revista trae a la primera dama y a la primera hijastra del país en la portada de la edición Número 442 luciendo de nuevo trajes de diseñador, sonrisas congeladas y una foto posada de la familia feliz presidencial con Enrique Peña Nieto como imagen secundaria del álbum fotográfico.

No les bastaron las casi 20 páginas de su viaje a Londres publicitada en la misma revista, ni las constantes menciones de sus casas, viajes, obras de teatro y despliegue de falta de empatía social.

Ahora se trata de demostrar que Sofía Castro es capaz de juntar a su padre biológico, el productor de televisión José Alberto Castro, con su padre político (literalmente), el telepresidente Enrique Peña Nieto.

Dime qué presumes y te diré de qué careces, reza un viejo refrán mexicano. En el caso de la mamá Gaviota y la hija Gaviotita lo que más se presume es un estado de éxtasis familiar, de ascenso social, de absoluta anomia emocional frente a episodios como la tragedia de Iguala.

En la presunción llevan la penitencia. Por eso la airada reacción en redes sociales frente al desplante. Y el cotilleo por su outfit de nuevas ricas.

La Parábola

Lo interesante de la nota del Hola! no está en los asistentes a la ceremonia de graduación del bachillerato del Colegio Miraflores sino en el apunte de la “emotiva misa” concelebrada por tres sacerdotes y el nuncio apostólico de El Vaticano en México, Christophe Pierre.

Relata el Hola! Que la lectura del Evangelio en esa ceremonia fue la “Parábola de los Talentos”, de San Mateo, Capítulo 25, versículos 14-30.

Una de las parábolas más enigmáticas del Nuevo Testamento católico resulta ser un contraste con lo que vemos en el despliegue fotográfico.

La parábola relata la historia de un hombre que, a punto de ir de viaje, llamó a sus sirvientes y les entregó su dinero: “A uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual su capacidad, y se fue”. El que recibió los cinco talentos trabajó con ellos y ganó otros cinco. Del mismo modo lo hizo el que recibió dos y ganó otros dos. “Pero el que había recibido sólo uno, fue, hizo un hoyo en la tierra, y allí enterró el dinero del amo”.

Al cabo de un tiempo, llegó el hombre y le pidió cuentas a sus sirvientes. El sirviente con cinco talentos le entregó diez y le dijo: “Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco talentos que me gané”. El señor le respondió: “Bien, criado bueno y leal: has sido fiel en lo poco, lo mucho te voy a confiar, entra a alegrarte con tu señor”.

Lo mismo sucedió con el que le entregó dos talentos originales y dos talentos ganados.

Después llegó aquel que había recibido un solo talento y le dijo al amo: “Señor, ya te conozco que eres un hombre exigente, que cosechas donde no sembraste y recoges de donde no has esparcido nada. Por eso fui temeroso a esconder tu talento en la tierra; aquí tienes lo tuyo”.

El amo le respondió: “Oye, criado malo y perezoso, ¿Con que sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo lo que no tiré? Siendo así, deberías haber prestado mi dinero a los banqueros, para que al llegar yo los recibiera con interés. Quitadle el talento a ése y dádselo al que tiene diez.

Al final de la parábola, el señor le advierte a sus sirvientes: “al que tenga se le dará, y le sobrará; más al que no tenga, lo mismo que tiene se le quitará. Echad a ese criado inútil a las tinieblas de allá afuera; allá habrá llanto y rechinar de dientes”.

La brutal lección de esta parábola es que a quien desperdicie lo que le fue concedido para que cuidara o simplemente lo presuma sin ponerlo a producir, se le quitará. Y “habrá llanto y rechinar de dientes”.

Esta parábola moral se transforma en la crítica involuntaria de lo mismo que presumen la primera dama y su hija: unos “talentos” que se desgastan en los oropeles de una grandeza que les fue encargada para producir otros frutos.

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