Homozapping
#ZappingdeLibros: La caída del telepresidente
Autor Invitado
Antonio Salgado Borge*
La jornada electoral del fin de semana pasado marca, en los hechos, el inicio de la segunda mitad del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Es muy probable que durante los próximos tres años la arena política nacional muestre una dinámica muy distinta a la que tuvo la primera mitad del sexenio. Sin embargo, a pesar de la desaprobación del grueso de los mexicanos, las acciones del presidente no cambiarán de sentido. ¿Cómo explicar esta aparente obstinación que atenta contra toda lógica? ¿Qué mueve a Peña Nieto y a su partido? Hace apenas un par de semanas salió a la venta un nuevo libro fundamental para entender los tres primeros años de la presidencia de Peña. Y los tres que vienen por delante.
A finales de mayo Jenaro Villamil presentó “La caída del telepresidente” (Grijalbo, 2015), su más reciente libro y el tercero de una trilogía que comenzó con “Si yo fuera presidente” (2009) y “Peña Nieto, el gran montaje” (2012). Jenaro Villamil es un periodista yucateco reconocido nacionalmente. En sus reportajes, semanalmente publicados en la prestigiada revista “Proceso”, este periodista suele desentrañar complejos temas políticos. Villamil se ha convertido en un verdadero referente en temas que implican la relación entre el poder y los medios de comunicación, como la Reforma en Telecomunicaciones, la “ley “Televisa” y el Caso Aristegui-MVS.
La trama que da vida a “La caída del telepresidente” es la siguiente: en el año 2012 Enrique Peña Nieto llegó al poder como producto de una elección que más bien sirvió como fachada para la imposición del proyecto de un grupo político y sus aliados. Si bien Villamil ya había desarrollado antes -en su segundo libro- el argumento de que nuestro presidente es fruto de un plan bien estructurado que implicó el desarrollo de una estrategia de medios y de cooptación de votos sin precedente, ahora nos plantea que, ante el fracaso del denominado “mexican moment”, el gobierno federal ha claudicado en sus intentos por convencer y ha endurecido su postura ante los inconformes con el estado de cosas presente.
A lo largo de los cinco capítulos que componen este trabajo periodístico, su autor reconstruye puntualmente, y con lujo de detalle, los factores que han llevado a lo que califica como una gravísima crisis del grupo político gobernante. Así, la reforma energética, la ley “Peña-Televisa”, las tragedias como Ayotzinapa o Tlatlaya, el caso Aristegui y los sonados casos de corrupción que han involucrado al presidente y a su equipo son analizados con lujo de detalle. Datos duros, reportes periodísticos y testimonios de primer mano sirven al autor para urdir la historia detrás de cada una de estas problemáticas. El yucateco, quien también es director del portal Homozapping, presenta recuentos periodísticos para respaldar su tesis de que, ante el desencanto del grueso de la población, Peña Nieto ha pasado de la narrativa triunfalista a la reacción autoritaria.
“La caída del telepresidente” contiene también algunas referencias biográficas que permiten entender muchas de las más cuestionadas decisiones de Enrique Peña Nieto. Su autor describe y desentraña la exótica mezcla de porfirismo, obregonismo y bonapartismo que integra el bagaje ideológico de nuestro presidente acudiendo a elementos que van desde su tesis de licenciatura hasta lo que él califica como una admiración a Napoleón, militar y emperador francés que gobernó Francia a principios del siglo XIX. De acuerdo a Villamil, ni el ascenso político, ni las batallas, ni los momentos estelares de Napoleón hubieran tenido tanto eco de no haber sido por la maquinaria propagandística que les acompañaba. “El punto fundamental del sueño napoleónico es que se puede construir un imperio, mover una nación, ganar, con miras a la historia, concentrando y centralizando todo el poder, sin límites de tiempo ni contrapesos.”
Para Jenaro Villamil “creer en el genio que todo lo puede es quizás la más cara de las pesadillas napoleónicas” y, dado que Peña Nieto ha tratado de replicar el sueño napoleónico de control total respaldado por propaganda, las fisuras y las tragedias que están a la vista de todos habrían propiciado su caída. Los mexicanos ya están, de acuerdo a todas las encuestas disponibles, muy desencantados de su reformador y difícilmente la propaganda pueda revertir esta percepción.
Los siguientes tres años serán sumamente complejos para nuestro presiente. Los resultados de esta elección ha puesto a prueba, en palabras de Jenaro Villamil, “la capacidad de supervivencia de un grupo político que efectivamente movió a México, pero en su contra”. El triunfo nacional del PRI en las urnas el domingo pasado puede ser sumamente engañoso. El sistema de partidos claramente se ha agrietado, han surgido serios rivales que se han empoderado rumbo a 2018 y el partido del presidente, junto con el PAN y con el PRD, vieron decrecer sus porcentajes de votos con respecto a la elección anterior. Los candidatos independientes y Morena levantan la mano y despiertan emoción entre los mexicanos.
¿Quién dirige a Peña Nieto? ¿Quién es responsable último de las decisiones del presiente? “La caída del telepresidente” ofrece al lector una respuesta que le sorprenderá.
Jenaro Villamil ha escrito un texto que seguramente se convertirá en una referencia obligada para entender los hechos que han marcado la primera mitad del gobierno de Peña Nieto. “La caída del telepresidente” es un libro de lectura ágil, bien estructurado y perfectamente documentado; un trabajo periodístico que ayuda a conocer cuáles son las losas que carga el actual gobierno federal y dónde se encuentran las claves que definirán el rumbo de lo que resta de su mandato. Y para entender, también, lo que podemos esperar del proceso electoral en 2018.
Excurso
En los próximos días el Congreso del Estado nombrará al nuevo presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Yucatán (Codhey). El puesto es de la mayor importancia, ya que se trata, ni más ni menos, de la dirección de un organismo que tiene como función principal el velar por la dignidad humana de todos los yucatecos.
La gestión que termina permaneció cerrada al mundo y silente ante temas trascendentales para diversas minorías de nuestro estado. Una comisión que sirva como chaperona al gobierno en turno es absolutamente inútil para los ciudadanos a los que debe proteger a toda costa. Una comisión que evada temas como la discriminación a los mayas, los atentados contra la libertad de expresión o los derechos homosexuales -por citar tan sólo tres ejemplos- es una comisión virtualmente inexistente. En México son los gobiernos los principales violadores de derechos humanos. Es por ello que estoy completamente de acuerdo con quienes postulan que una comisión de derechos humanos que no incomode al poder no defiende en la práctica a nadie.
Hasta hoy no se conoce la lista de candidatos propuestos por organizaciones sociales para ocupar este puesto, pero lo cierto es que la selección del nuevo presidente de la Codhey quedará en manos de nuestros actuales diputados estatales. Ojalá estén a la altura de las circunstancias. Dignificar este cargo implica no seleccionar a un personaje de confianza de algún gobernante en funciones, y no tratarlo como una mercancía qué intercambiar con algún político al que se le deban favores inconfesables.
*Maestro en Estudios Humanísticos con especialidad en Ética (ITESM). Profesor universitario.
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