domingo, 14 de junio de 2015

Sirven como motivo de burla y desprecio

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!

El colapso de la izquierda colaboracionista
Jorge Canto Alcocer

El PRD, hasta hace unos días el partido de izquierda más importante del país, fue fundado en mayo de 1989. Desde el nombre, este organismo buscó alejarse de las posiciones socialistas y comunistas, ideologías que históricamente habían marcado el rumbo de la izquierda mexicana. Así, el Partido de la Revolución Democrática se distanció de sus antecedentes Partido Comunista Mexicano, Partido Socialista de los Trabajadores, Partido Socialista Unificado de México y Partido Mexicano Socialista, instituciones a las que habían pertenecido la mayoría de sus dirigentes y cuadros.

La denominación no fue obra de la casualidad. El llamado socialismo real había entrado en crisis desde 1986, cuando Mijail Gorbachov impulsó una serie de reformas pro-capitalistas en la URSS, lo que finalmente se precipitó en la demolición del socialismo europeo, iniciada en febrero de 1989, cuando el propio Gorbachov presionó al gobierno polaco para entrar en negociaciones con Lech Walesa y su organización “Solidaridad”, financiada descaradamente por los gobiernos occidentales y apoyada vigorosamente por el conservador Juan Pablo II. Entonces, en un mundo que abjuraba del socialismo y los planteamientos marxistas, los izquierdistas mexicanos se alejaron de sus ideologías tradicionales como si de la peste se tratase.

Desde aquel entonces, los más hábiles y pragmáticos de aquellos antiguos socialistas se amoldaron perfectamente al sistema priísta de cooptación y corrupción, haciéndose de las estructuras de poder del PRD y negociando en lo obscurito con los gobiernos y los poderes fácticos. Sus dirigentes más cínicos, procedentes mayoritariamente del PST -un partido satélite del PRI- lograron encumbrarse y manejar los dineros, que es decir lo mismo que manejar el partido. Encabezados por Jesús Ortega y Jesús Zambrano, comenzaron en la década de 1990 a ser llamados “Los Chuchos.

Pero ningún “Chucho” logró conjugar su habilidad con carisma, y jamás jugaron por puestos de relevancia nacional. Así, pese a su mediocridad y proclividad a los arreglos con el gobierno y los poderosos, tuvieron que quedar a la cola de personajes como Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, aunque su corrupción y cinismo terminaron por confrontarlos con el tabasqueño que ganó la elección presidencial de 2006 y obligó en 2012 al PRI a hacer todo un cochinero para imponer a Peña.

Pero, como sabemos, después de una tibia e hipócrita defensa del voto por Andrés Manuel, Los Chuchos” empujaron al PRD a firmar el ruinoso “Pacto por México” justamente con el PAN y el PRI, los tramposos que le habían robado las elecciones a Andrés Manuel y al pueblo de México en 2006 y 2012. Unos días después de esa cuestionada firma, Andrés Manuel anunció su separación del PRD, iniciándose una migración de cientos de líderes, miles de militantes y, hoy lo sabemos, más de tres millones de simpatizantes.

Sin la presión de una figura de los tamaños éticos de AMLO, Los Chuchos” cínicamente entraron en abiertos acuerdos con los gobiernos neoliberales, empresas nacionales y extranjeras e incluso el crimen organizado. Sus vergonzosos pero materialmente productivos arreglos los llevaron a defender a Ángel Aguirre y a José Luis Abarca en los inicios de la crisis provocada por la masacre y desaparición de los normalistas de Ayotzinapa en septiembre de 2014. Aunque de dientes para afuera se deslindaron de dichos personajes, han seguido operando a favor de ellos, lo que, entre otras cosas, produjo las trágicas derrotas perredistas en Guerrero, Distrito Federal y Tabasco, entre otros lugares.

El colapso de esa izquierda corrupta y colaboracionista es una de las mejores noticias que trajo la esperanzadora jornada electoral del 7 de junio. El PRD perdió prácticamente la mitad de su fuerza electoral y legislativa y fue derrotado en la Ciudad de México, su principal bastión, por el naciente MORENA, partido que le sacó casi 5 puntos de ventaja. En Tabasco, donde aún es gobierno, el PRD se mantuvo como primera fuerza, pero perdió más de 25 puntos, lo que permitió un explosivo crecimiento del PRI, del Partido Verde y del propio MORENA. Su único triunfo significativo, en Michoacán, lo logró básicamente con el apoyo del gobierno de Peña y acuerdos con los grupos delincuenciales que dominan la entidad, pero al final del día será una papa caliente más que terminará por estallarle al partido para ahondar su desprestigio y pulverización.

En algún momento, los medios gobiernistas apapacharon a “Los Chuchos” considerándolos representantes de una “izquierda moderna” por renunciar al socialismo y la búsqueda del apoyo popular. Hoy, en su derrota, ya únicamente sirven como motivo de burla y desprecio, cadáver político que exhibe vergonzosamente su degradación. Aún estando convencidos de que sólo la unidad popular nos permitirá derrotar a los partidos neoliberales, reivindicamos la posición de Andrés Manuel respecto a este cascarón: ¿Con el PRD? ¡Ni a la esquina!

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