domingo, 14 de junio de 2015

La Responsabilidad del PRD y Mancera

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Homozapping

La debacle del PRD en el DF, el voto de castigo
Jenaro Villamil

No todo el país es el Distrito Federal, pero la capital sigue siendo un buen termómetro de la nación y de la sociedad civil más comprometida con los cambios democráticos.

Fue en el Distrito Federal donde inició la ruptura con el sistema autoritario desde el 68; fue en la Ciudad de México, tras los sismos del 85, donde emergió una izquierda social muy fuerte; fue en la capital donde el PRI perdió desde 1997 el gobierno de la zona más importante política, política, económica y culturalmente hablando; fue en esta región donde se han dado las batallas cívicas más importantes desde el 2006, 2010 y en 2012.

Por estas y otras muchas razones, la debacle del PRD es muy significativa e importante. En efecto, cayó el PRD, pero no la izquierda capitalina. Los comicios de este 7 de junio confirmaron que el electorado de esta ciudad sigue optando por opciones de centro y de izquierda, pero ya no cree más en el perredismo descafeinado y corrompido y le pasó una grave factura a Miguel Angel Mancera.

La lectura de la derrota perredista en la capital tiene varias interpretaciones. Quizá la más importante es que no se puede gobernar en la capital sin contrapesos reales porque ocurre lo que ha sucedido: una soberbia y corrupción crecientes entre sus gobernantes.

La Responsabilidad de Mancera

Ahora, el actual jefe de Gobierno quiere hacerse al tío Lolo como si él no fuera responsable de la debacle del partido que lo llevó al poder. Mancera y su gobierno es uno de los principales responsables y damnificados de esta derrota, aunque siga insistiendo que él no milita en el PRD.

Cuatro factores son muy importantes y explican la deserción de los electores capitalinos que pasaron del PRD a Morena:

Mancera privilegió el colaboracionismo con Peña Nieto desde un flanco de subordinación y no de sana distancia. A diferencia de los anteriores jefes de Gobiernodesde Cuauhtémoc Cárdenas hasta Marcelo Ebrard-, Mancera prefirió ser un subordinado más del gabinete peñista. Se olvidó que si ganó con más del 60 por ciento fue por un voto en contra del retorno del PRI a la presidencia de la República y, específicamente, en contra del peñismo.

Mancera tomó medidas que han dañado a la ciudadanía capitalina. El alza de la tarifa del Metro (mal operada, mal explicada e impuesta en plena reforma energética), el cierre de la Línea 12 del Metro sin compensar a los más de 400 mil afectados, el doble Hoy no Circula, su silencio frente a la afectación de cientos de colonias por la apertura de calles de la Comisión Federal de Electricidad.

Mancera no construyó un equipo de gobierno sino un grupo de subordinados con un golpeador que se transformó en secretario de Gobierno. Héctor Serrano, ex líder de ambulantes, de pronto se convirtió en el fontanero del jefe de Gobierno, del secretario de Gobernación Miguel Angel Osorio Chong, y de grupos criminales en la ciudad de México. ¿Cómo se puede gobernar una ciudad tan compleja y politizada con un secretario de Gobierno que privilegia el porrismo y no el diálogo y las políticas públicas?

Mancera se volvió una especie de Corona del Rosal del gobierno federal en la capital del país
. Nunca dejó de ser procurador y jefe de la policía, al mismo tiempo, pero del gobierno federal. Se olvidó que en esta ciudad las disidencias y la protesta social son derechos ganados por la ciudadanía. Cayó en la provocación de la histeria de los medios electrónicos y reprimió a jóvenes, a ciudadanos y grupos sociales. Aquí están las consecuencias.

La Responsabilidad del PRD

Los otros responsables son, sin duda, los dirigentes nacionales del PRD. El Chuchismo quiso llenar los vacíos que representó la fractura de Morena y la deserción de los ex jefes de Gobierno.

Para Jesús Ortega, Jesús Zambrano y Carlos Navarrete no era grave que ningún ex jefe de Gobierno estuviera ya en el partido que fundaron, en el que ganaron y que les dio los puestos de poder a esta banda: Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Robles, Andrés Manuel López Obrador, Alejandro Encinas y Marcelo Ebrard renunciaron al PRD. Y los Chuchos felices.

La cacería política contra Ebrard demostró los alcances del Chuchismo como operadores de las venganzas de Peña Nieto. Y, peor aún, Mancera demostró que es capaz de traicionar por cálculos personales y convenencieros.

El PRD registró su peor resultado como partido desde 1997 cuando ganó la jefatura de Gobierno. Fue desplazada como segunda fuerza electoral en la Ciudad de México con un porcentaje cercano al 20 por ciento frente a un 25 por ciento de Morena, que se erige como la primera fuerza política capitalina.

De los 40 distritos locales, el PRD sólo ganó en 15, frente a Morena que obtuvo el triunfo en 17, 5 del PAN y 3 del PRI.

En las 16 delegaciones, el PRD ganó sólo en 6, perdió 5 frente a Morena, 3 ante el PRI y 2 frente al PAN. El litigio poselectoral se concentrará ahora en Coyoacán, Iztapalapa, Venustiano Carranza, Gustavo A. Madero, Iztacalco y Magdalena Contreras, donde Morena anunció impugnaciones por compra y coacción del voto, trampas de los delegados salientes, corrupción.

En las elecciones federales, el PRD sólo ganó en 8 distritos capitalinos, mientras que Morena obtuvo el triunfo en 13 distritos, el PAN en 4 y el PRI sólo en 2.

El PRD tuvo menos de 1 millón de votos en la Ciudad de México (800 mil), frente a más de 1 millón de Morena.

El PRD promovió en muchos distritos y delegaciones a perfectos desconocidos. Mantuvo los espacios de poder y corrupción que han generado un profundo malestar social.

El PRD en las delegaciones está profundamente enfermo por el cáncer de la corrupción, el clientelismo y la soberbia que ha proliferado en la mayoría de los casos.

La corriente Nueva Izquierda no puede evadir su responsabilidad en el desastre del Distrito Federal. El delegado nacional del PRD en el DF fue el jefe de esta corriente, Jesús Ortega. Emprendieron una cacería contra IDN, de René Bejarano, y forzaron a una pulverización de los grupos internos.

Lo peor es que el PRD no creó una nueva clase dirigente, más bien prohijó una casta de burócratas corrompidos en las delegaciones. Hay una nueva generación de “líderes” que se sienten amos y señores de la capital del país.

Esta generación de líderes lumpenizados, sin proyecto, sin principios, impuso la política de protección de intereses por encima de la política de servicio público. Entre los Mirreyes del Partido Verde y los liderazgos corruptos del PRD no hay ninguna diferencia. Hablan igual, piensan igual, creen que el voto es una mercancía, que los ciudadanos son manipulables y que el erario está a su disposición.

Lo único que tienen de izquierda es un discurso desgastado que la ciudadanía no cree porque no corresponde con su acción ni con sus proyectos.

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