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¿Presidente sustituto? ¿otro "nopalito"?
Francisco Rodríguez
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El PNR coronaba una de sus obras maestras. Ungir a “El Nopalito”, que venía de ser ¡embajador de México en Brasil! El 5 de febrero de 1930, supuestamente limpio de polvo y paja, protestó como Presidente de la República.
La campaña vasconcelista había levantado mucho polvo. Se habían agitado demasiadas inconformidades para que la imposición resultara tersa. Empezaba a cambiar la época de la indiferencia ante el caprichato de los caudillos.
Un grupo grande de universitarios se había dado a la tarea de agitar de nuevo las banderas contra el reeleccionismo y la imposición. Arriba de los templetes, Alejandro Gómez Arias, Adolfo López Mateos, José Muñoz Cota, Miguel Palacios Macedo, Enrique Ramírez y Ramírez y Manuel Gómez Morín, entre otros, encendieron el cotarro.
Por eso, cuando “El Nopalito” salía de Palacio Nacional, después del acto masivo en el Estadio Nacional de la colonia Roma, se apareció empistolado el potosino Daniel Flores, resentido vasconcelista que protestaba por el fraude electoral.
Sólo uno de los disparos dio en la mandíbula de Pascual Ortiz Rubio. Pero en el curso del dilatado proceso que se siguió al potosino, nunca pudieron los fiscales establecer los móviles del atentado.
El 23 de abril de 1932, Daniel Flores fue hallado muerto en su celda, víctima de una pulmonía, según se dijo, al siguiente día de sentenciársele a 19 años de prisión y al “pago de 500 pesos por reparación del daño…”.
En opinión de varios analistas del momento, el daño no podría jamás ser reparado, ni con todo el dinero del mundo. Porque don Pascual cogió desde ese día del atentado un miedo espantoso que casi lo volvió catatónico.
“…El que manda vive enfrente”
Pero si las motivaciones reales del atentado del 5 de febrero nunca se definieron, en cambio la masacre perpetrada en las personas de varios vasconcelistas sí tuvo gran publicidad, pues las víctimas del 14 de febrero siguiente aparecieron tiradas en Topilejo. Un perro lamió el brazo de un cadáver y de ahí se descubrieron 20 más.
¿Quién fue el autor de la carnicería? El cargo se le hizo al gobierno, y el gobierno fue sin duda responsable. Pero el gobierno se encontraba en la colonia Anzures o en Cuernavaca, domicilios habituales del hombre fuerte: Plutarco Elías Calles.
Nunca en el castillo de Chapultepec, residencia formal de “El Nopalito”, ni en el Palacio Nacional. Que quede eso a salvo, “en eso siquiera, la memoria de don Pascual”, dice José Fuentes Mares.
Los cuatro gobiernos del llamado “maximato”, que comprende el interregno que va del final del gobierno de Plutarco Elías Calles al inicio del de Lázaro Cárdenas, se integraron, igual que la “familia revolucionaria”, al cobijo del caudillo.
Cada uno, al tomar posesión de su cargo, daba gracias al cielo por poder seguir contando con el auxilio, protección y orientación política del profesor de Guaymas, cuyas virtudes “reconocía la Patria agradecida”.
La obra más vistosa y publicitada de “El Nopalito” fue el pasaje subterráneo de peatones en el cruce de las avenidas 16 de septiembre y San Juan de Letrán, aparte de la construcción de la “isla de los monos”, en el zoológico de Chapultepec, en la ciudad de México.
Aparte de estas “descomunales” obras, Ortiz Rubio redactó una iniciativa para sustituir a los Santos Reyes por Quetzalcóatl en las celebraciones populares del 6 de enero.
El poder del caudillo era tal que, después de declararle a Ortiz Rubio “una crisis ministerial” en pleno rostro descompuesto –al mes de que tomara posesión–, Calles hizo traer a su domicilio al líder del PNR, Manuel Pérez Treviño a dirigirle palabras patrióticas.
”Todo el país lo reconoce como Jefe Máximo de la Revolución, por eso venimos a poner de su conocimiento las renuncias del comité ejecutivo del Partido”, le dijo Pérez Treviño. A lo que, lapidario, Elías Calles contestó:
“Todos tenemos que colocarnos en un plano de desinterés y sacrificio… todos debemos unificarnos y disciplinarnos… Antes que nada disciplinarnos…”.
Ortiz Rubio no tuvo de otra y renunció.
Con Calles nace el totalitarismo
Calles nombró sucesor a Abelardo L. Rodríguez, impulsor de las inversiones de la mafia siciliana en casinos de Tijuana. El 20 de julio de 1934, Calles pronunció el famoso discurso de Guadalajara, emulando al fascismo y al nazismo en boga que inauguraba el Estado totalitario “a la mexicana”.
“Debemos entrar y apoderarnos de las conciencias: de la conciencia de la niñez; de la conciencia de la juventud, porque la juventud y la niñez pertenecen a la Revolución” (!).
Reformó el artículo 3o. constitucional, de acuerdo con el cual los profesores de escuelas primarias mexicanas contrajeron la responsabilidad de proporcionar a los niños “una versión racional y exacta del universo”. Los Camisas Rojas de Garrido Canabal disparaban contra los fieles de la iglesia de Coyoacán.
Calles llamó a Garrido Canabal “portaestandarte de la Revolución”. Pero el chiapaneco ex gobernador de Tabasco tuvo que abandonar el país, en virtud de los aireados reclamos populares contra la feria de asesinatos del fanatismo.
Las críticas de Calles a las huelgas que estaban dañando al país “están jugando con la economía del país, sin corresponder a la generosidad y definición obrerista del Presidente” (Lázaro Cárdenas), sentenció su destino.
“¡Fuera Calles!” gritaron los manifestantes en el Zócalo… y Cárdenas aprovechó el acto para llamarlo “delincuente” y “tránsfuga” de la Revolución. La noche del 9 de abril de 1934 cayeron en su casa los militares del general Navarro y lo llevaron al aeropuerto, junto con Luis L. León, Morones y otros más. Al destierro.
Que nunca se repita el “nopalazo”
Definitivamente, los diez años del llamado maximato, son también un recuento de servilismo y embrutecimiento cívico. Ahora se habla bien de Calles por otras virtudes que tienen que ver con su período de gobierno y la modernización institucional.
El “nopalazo” es el mejor ejemplo de lo que no debe ocurrir ante cualquier fenómeno que provoque el vacío de poder. Ni lo merece, ni lo aguanta el pueblo de México.
Y es que en los últimos días, en México se habla demasiado de los escenarios políticos ante la ausencia temporal o la falta definitiva del Presidente. Rumores, algunos serios rumores, sobre la inestable salud del mandatario han desatado los demonios de la especulación.
Aunque, con una mentalidad demasiado previsora, en agosto del 2012, en la LXI Legislatura se reformó el texto del artículo 84 constitucional, estableciendo que ante cualquier supuesto de falta absoluta ocurrida los últimos cuatro años de la gestión presidencial, como sería el caso…
... si el Congreso de la Unión está en sesiones, designará al sustituto que deba completar el ejercicio. Si no, la Comisión Permanente nombra Presidente provisional y convoca a sesiones extraordinarias para que se erija el colegio electoral que elija al sustituto.
Las reglas son muy claras. Lo que no queda claro es que pasaría al interior de la administración. El sustituto arribaría con legitimidad para cumplir su encargo a cabalidad, por lo que llegaría con un nuevo equipo. Las reglas son muy claras. Lo que no queda claro es que pasaría al interior del Congreso y de la Administración.
El sustituto arribaría con legitimidad para cumplir su encargo a cabalidad, por lo que llegaría con un nuevo equipo.
Así que, “en el remoto e improbable caso” –como dicen en los aviones– de que faltara el Presidente, ¿el nuevo ratificaría la permanencia de Videgaray, que tanto daño ha provocado a la economía de México y a los bolsillos de todos los mexicanos? ¿Llamaría cuentas a Chuayffet y tras ello darle una patada en salva sea la parte?
De aquí a que se acaben de sentar bien en sus sillones los nuevos designados en Hacienda y SEP –sólo para empezar–, ¿qué pasaría con los desplazados?, ¿cuál sería la actitud de los intereses que representa cada secretario del despacho?
Para no crear resentimientos ni parálisis administrativa, ¿el sustituto dejaría al mismo equipo para gobernar? ¿Si así fuera, los miembros de La Pandilla Atracomulca acatarían las instrucciones de un “gentil” llegado de otras tierras?
Y aún más ¿los verdaderos patrones –north of the border— aceptarían que entrara al relevo un integrante del mismo equipo toluquita, que no necesitara cambiar de camiseta? ¿Lo han hecho tan bien que merecen la gloria de la repetición?
¿Otro “Nopalito”?, ¡ya no, por favor!
Índice Flamígero: Nunca pensé escribir esto pero, para fortuna de todos, la salud de Enrique Peña Nieto tuvo una muy buena evolución tras la intervención quirúrgica que le practicaran de emergencia la mañana del viernes más reciente. Hoy se reincorpora a sus labores de Estado, recibiendo a Sus Majestades los reyes de España. ¡Enhorabuena!
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