miércoles, 11 de febrero de 2015

Tendrán que afrontar las consecuencias

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!

Distanciamiento inaceptable
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

Con el país en caída libre a un desastre total, por la corrupción imparable y porque el grupo en el poder está firmemente comprometido con los beneficiarios del flagelo, el Estado mexicano se encuentra ante la disyuntiva de cerrar filas con éstos, al costo político impagable que se ocasionaría, o permitir que la sociedad se organice para enfrentar los retos del futuro y así cerrar la vía de una violencia social que una vez activada no sería nada fácil ponerle fin. La realidad está demostrando que las instituciones bajo el control de la oligarquía están siendo rebasadas, porque no hay manera de evitar que surja la verdad de los acontecimientos.

La misma cúpula oligárquica presenta fracturas que favorecen el conocimiento de los hechos tal como son, como lo demuestra el diario The New York Times, del que Carlos Slim es el principal accionista. No es gratuita la serie de reportajes sobre los abusos de la clase política en el poder, como tampoco lo es el cobro de cuentas del magnate por no haber contado con el apoyo de los gobiernos de Felipe Calderón y del actual inquilino de Los Pinos para ampliar su red de negocios. Ha sido por demás notorio el trato preferencial que se le ha dado al duopolio televisivo que controla los medios electrónicos, ahora Enrique Peña Nieto tendrá que afrontar las consecuencias.

Aunque la sociedad mayoritaria está desinformada por ese control, con la fractura en la élite se abren espacios para que se conozca parte de la verdad, situación que debilitará aún más la capacidad de la burocracia dorada para enfrentar el descontento popular. En este marco, las fuerzas armadas tendrán oportunidad de demostrar, no que son parte del pueblo, lo que nadie puede poner en duda, sino a quién le deben lealtad realmente. Así como se están desarrollando los hechos cotidianos, no cabe duda de que tendrán que definirse: o están con el pueblo o contra él, sin términos medios

En la ceremonia del 102 aniversario de la Marcha de la Lealtad, el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, General Salvador Cienfuegos, dijo: “Hay quienes quisieran distanciarnos del pueblo. Imposible. Somos uno y lo mismo. Basta ver el rostro, la piel, el pensamiento y el corazón de cada soldado para ver que somos pueblo, que somos México. Aunque no haya querido identificar a quienes quieren distanciar a las fuerzas armadas de la sociedad mayoritaria, no es difícil concluir que no hay necesidad de hacer adivinanzas, pues los hechos patentizan que la cúpula oligárquica tiene un interés indeclinable en lograr ese distanciamiento, con el fin de que las fuerzas armadas se pongan plenamente a su servicio.

Si así lo hicieran, la alta oficialidad estaría demostrando que lo de que son pueblo es pura demagogia. Sin duda los soldados rasos son parte del pueblo, pero no los altos oficiales, quienes con hechos están obligados a demostrar a quién le deben lealtad. Es muy fácil demostrar que la cúpula gubernamental no está al servicio del pueblo, sobran ejemplos de ello. Sin embargo, la alta oficialidad de las fuerzas armadas no parece darse cuenta, obligada como está a obedecer al comandante supremo que es el jefe del Ejecutivo. En consecuencia, se presenta un dilema que sólo se puede resolver con evidentes muestras de lealtad, al pueblo o a un mandatario que no está cumpliendo con el mandato constitucional de servir a la patria.

Ni qué decir tiene que después de poco más de tres décadas de que la tecnocracia apátrida en el poder dio un golpe de Estado, las instituciones están plenamente al servicio de intereses ajenos a los del país. En este sexenio se tenía programado completar la hoja de ruta que trazaron los tecnócratas conjuntamente con los ejecutores del llamado Consenso de Washington en 1982. Las cosas le iban saliendo bien a Peña Nieto, una vez que logró aprobar por un Congreso corrupto las reformas estructurales. Sin embargo, así como de manera acelerada iba por buen rumbo su proyecto, con igual velocidad se complicó con tanto error, tanta corrupción y tanta descomposición del tejido social.

Ahora el compromiso es mayor para las fuerzas armadas, pues están más obligadas que nunca a demostrar a quién le deben lealtad. Ojalá sea al pueblo.

(guillermo.favela@hotmail.com)

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