Por Esto!
Posmodernidad y Cinismo
Ricardo Andrade Jardí
“Tardarán meses para fijar si hubo conflicto de intereses”, dice Virgilio Andrade, compadre del “presidente” y Secretario de la Función Pública, así en ese orden, para que nadie se engañe, otra simulación como la que ya tuvimos con el IFE, hoy convertido en el abrevadero de la teledemocracia, ya no institucional, sino nacional, que nos hizo saber que la campaña electoral financiada, orquestada y producida por Monex-Soriana-Televisa: “no rebasó los topes de campaña”, aunque entre lo dicho por el ex IFE y la realidad concreta sea diametralmente opuesto y hasta obvio. Así será la exoneración de Peña y sus funcionarios, faltaba más.
Así pues, en la decadencia del México posmoderno podemos estar seguros de que no habrá ningún “conflicto de intereses” por el hecho de que los administradores de la decadencia sistémica “adquieran” las lujosas propiedades suministradas ni más ni menos que por el contratista estrella del desgobierno priísta.
Es evidente que la tecnocracia priísta adiestrada por Elba Ester Gordillo y las caras universidades del mundo, carece de toda sensibilidad social; el país, nuestro país, es hoy una fosa común que no tene ni fin ni fondo; el desgobierno está convertido en un hoyo de corrupción que sólo vela por los intereses de los poderes fácticos, que a su vez nos imponen, desde los medios enajenantes de la telecracia, un país que no existe, al tiempo que ensalzan el odio contra la legítima protesta social y contra el respeto a la dignidad humana.
Empresarios que venden basura y aún así se sienten con la calidad moral de suponer que los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, que se suman a los 30 mil desparecidos en los últimos 9 años, están sobredimensionados. Representantes del clero, presumiblemente ligados a la delincuencia organizada y las redes pederastas, desde posiciones “muy cristianas” condenan el dolor legítimo de las familias víctimas y la lucha de éstas por la justicia en un país donde la injusticia es la única norma impuesta por analfabetas funcionales, al servicio de la telecracia, que se cumple.
¡Pero ya vienen las elecciones! Es decir, ese momento de nuestra inmadurez social donde todos tienen algo que opinar para que un día después de la elección confirmemos con resignación que nada cambiará.
En tanto la decadencia se hace más y más grande, anunciando el tamaño de la ruptura latente; mientras unos mueren soñando futuro y exigiendo justicia, otros juegan a que la hamburcolademocracia de mercado, logre sostener esta mentira mientras quede algo que saquear...
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