viernes, 6 de febrero de 2015

No todos los mexicanos somos idiotas

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!

Posmodernidad y Cinismo
Ricardo Andrade Jardí

René Goscinny y Albert Uderzo retrataron de manera magistral, en las Aventuras de Arsterix El Galo, la decadencia del imperio romano. Salvando las diferencias, entre lo que fue Roma y lo que no será nunca el México del Monex-Soriana-Televisa, la decadencia es similar. Cuando el presidente Monex hace como que hace para combatir lo que él no puede combatir porque su carrera misma y su imagen pública se finca, presumiblemente en la corrupción que en el caso del Sr. Peña Nieto es cultural, porque la cultura de la corrupción puede estar incrustada en el cromosoma PRIAN del México contemporáneo, pero ni todos los mexicanos son corruptos, como lo presumen los prianistas, ni todos los mexicanos son idiotas como la clase política que nos desgobierna, supone que somos

“Tardarán meses para fijar si hubo conflicto de intereses”, dice Virgilio Andrade, compadre del “presidente” y Secretario de la Función Pública, así en ese orden, para que nadie se engañe, otra simulación como la que ya tuvimos con el IFE, hoy convertido en el abrevadero de la teledemocracia, ya no institucional, sino nacional, que nos hizo saber que la campaña electoral financiada, orquestada y producida por Monex-Soriana-Televisa: no rebasó los topes de campaña”, aunque entre lo dicho por el ex IFE y la realidad concreta sea diametralmente opuesto y hasta obvio. Así será la exoneración de Peña y sus funcionarios, faltaba más.

Para el cinismo que es característico de la política-neoliberal posmoderna, la verdad es sólo un concepto demagógico y la mentira una política de Estado o mejor dicho de Narcoestado

Así pues, en la decadencia del México posmoderno podemos estar seguros de que no habrá ningún “conflicto de intereses” por el hecho de que los administradores de la decadencia sistémica “adquieran” las lujosas propiedades suministradas ni más ni menos que por el contratista estrella del desgobierno priísta

Es evidente que la tecnocracia priísta adiestrada por Elba Ester Gordillo y las caras universidades del mundo, carece de toda sensibilidad social; el país, nuestro país, es hoy una fosa común que no tene ni fin ni fondo; el desgobierno está convertido en un hoyo de corrupción que sólo vela por los intereses de los poderes fácticos, que a su vez nos imponen, desde los medios enajenantes de la telecracia, un país que no existe, al tiempo que ensalzan el odio contra la legítima protesta social y contra el respeto a la dignidad humana

Empresarios que venden basura y aún así se sienten con la calidad moral de suponer que los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, que se suman a los 30 mil desparecidos en los últimos 9 años, están sobredimensionados. Representantes del clero, presumiblemente ligados a la delincuencia organizada y las redes pederastas, desde posiciones “muy cristianas” condenan el dolor legítimo de las familias víctimas y la lucha de éstas por la justicia en un país donde la injusticia es la única norma impuesta por analfabetas funcionales, al servicio de la telecracia, que se cumple

¡Pero ya vienen las elecciones! Es decir, ese momento de nuestra inmadurez social donde todos tienen algo que opinar para que un día después de la elección confirmemos con resignación que nada cambiará

En tanto la decadencia se hace más y más grande, anunciando el tamaño de la ruptura latente; mientras unos mueren soñando futuro y exigiendo justicia, otros juegan a que la hamburcolademocracia de mercado, logre sostener esta mentira mientras quede algo que saquear...

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