Por Esto!
No les importa no entender
María Teresa Jardí
Fallado Estado que ha dejado de tener gobierno federal y en muchos casos tampoco tiene gobiernos estatales. No se puede llamar así a los que sólo ven, frente a su cada vez más pequeño cerebro, el signo de dinero. A los que la muerte violenta de sus “gobernados” ha dejado de importarles como si se tratara de cucarachas y no de seres humanos.
No nos engañemos. La ONU nada va a lograr del Ejecutivo mexicano. Peña Nieto no tiene el tamaño necesario ni siquiera para ser un “presidente” televisivo en un país convertido en cementerio.
¿De qué países habla? ¿Se refiere al pasado? Ni así. México ya rebasa por lo que a desaparecidos forzados toca, por lo que a ejecuciones extrajudiciales y aplicación de la tortura se refiera a las antaño dictaduras del Cono Sur.
Cínicos y obscenos junto con los Videgaray y los Carstens son las mancuernas perfectas para llevar al abismo a un país al que poca esperanza de cambio le queda, incluso en el mediano plazo, y como los partidos hoy descerebran lo mismo da que sean del PRI, PAN, PRD, Verde seco o Panal a punto siempre de atacar... por igual se exhiben, unos ocupando los lugares más caros del carísimo Super Bowl yanqui, cuando no divirtiéndose con las que, quizá, son jóvenes pobres engañadas convertidas, con la trata de personas, en putas obligadas, para goce de obscenos, como los “legisladores” panistas se exhibieron pagando a costillas de lo mucho robado al pueblo. Obscenos como los del PRI con sus casas regaladas por los amigos favorecidos con los contratos que no ameritan, y como los del PRD que no hacen revisiones de mangueras para no asesinar a madres e hijos en hospitales del DF.
Muertas están también las dos células cerebrales que Osorio Chong parecía tener sobre el resto de un gabinete de mentirijillas, creado como ilusión televisiva para los que siguen creyendo que lo que dice López Dóriga es “la neta”.
Sin querer o alcanzar ya a entender —también la comida chatarra hace su trabajo diario como asesina de células cerebrales— que de la telebasura sólo vienen mentiras conductistas. Mentiras que nos han convertido en hombres y mujeres, ancianas y jóvenes, niños y niñas que por las calles se nos ve transitar en medio de una depresión profunda habiendo logrado, el maleficio televisivo, convertir en zombie a la sociedad mexicana.
A Peña le da igual lo que Murillo le cueste. Peña se sabe acabado y pasado a la historia como el más corrupto e imbécil que haya sido sentado en la silla de un Ejecutivo federal al que ningún respeto le merece ni la ONU. De ahí las declaraciones, quizá obligadas, de Jorge Lomónaco.
Peña es un cacique feroz al servicio de los yanquis por el que ni siquiera Obama siente ningún respeto. Hecho dejado en claro con las fotografías de ambos que han recorrido el mundo, demostrando lo mucho que a Obama le pesa Peña Nieto.
Pero, como la crónica anuncia, el imperio yanqui necesita todavía un último favor del títere televisivo. Necesita que Peña haga estallar al pueblo mexicano usando, entre otras cosas, indignantes mentiras como las de Murillo y como las de Lomónaco. El imperio necesita al pueblo mexicano levantado para “justificar” que los marines yanquis, que ya son jefes de milicos y almirantes a la mexicana, tengan la entrada abierta para asesinar mexicanos como se mata a las cucarachas que anidan en los patios traseros.
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