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México, un país bárbaro gracias a Meade
Gustavo De la Rosa
Es alarmante la actitud del secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade, frente al relator especial de la ONU en materia de tortura; pretender litigar el asunto como se hace en la barandilla de El Torito no sólo es peligroso, sino que cae en el cinismo diplomático que desprestigia al país.
Es alarmante la actitud del secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade, frente al relator especial de la ONU en materia de tortura; pretender litigar el asunto como se hace en la barandilla de El Torito no sólo es peligroso, sino que cae en el cinismo diplomático que desprestigia al país.
Más que avergonzarnos, el suceso asusta porque, declarar frívolamente que el comisionado carece de evidencias para afirmar que México es un país donde la tortura se ha convertido en un mal endémico ya que no tiene suficientes casos contados y medidos, nos amedrenta a nosotros los derecho humanistas, que sólo tenemos la esperanza de que algún día el Gobierno, desde su más alto nivel, reaccione e inicie los cambios necesarios para lograr que México sea un país civilizado.
Mientras más del 95 por ciento de las sentencias relevantes se apoyen en la confesión del reo, ya que sus defensores en la declaración ministerial son de oficio porque nadie tenía para pagar un abogado antes de llegar al juez, no necesitamos mucha más evidencia para ver que el derecho de ser sometido a juicio mediante un debido proceso no existe en este país y que todos los habitantes, extranjeros incluidos, corremos el riesgo de caer víctimas de esa barbaridad.
Los obstáculos no se superan matando al mensajero, México tiene un serio problema de tortura y las autoridades deben enfrentarlo, capacitando a sus policías para que investiguen seriamente los delitos y a sus autores. Mal entiende el secretario de Relaciones Exteriores el papel de los instrumentos internacionales de la ONU en materia de Derechos Humanos y la ignorancia en ésta, su área, lo incapacita para representar al país.
Pongo un ejemplo: Para hacer viable la aplicación del tratado internacional contra la tortura y tratos crueles e inhumanos, se diseñó un manual de investigación a cargo de una unidad independiente y experta conocido como “Protocolo de Estambul”; dado que hay miles de acusaciones por abuso torturante de policías en contra de la población, una unidad de investigación de este tipo podría detener a los torturadores.
Así como hay miles de agencias del Ministerio Público que investigan los delitos de los ciudadanos, debería haber cientos de unidades para aplicar el protocolo recomendado internacionalmente, sin embargo no existe una sola en los estados para las investigaciones del fuero común y sólo algunas en la CNDH y la PGR.
Si la infraestructura de investigación es prácticamente inexistente, ¿de qué manera quiere el canciller que obtengamos sentencias de tortura? ¿Cree que los funcionarios de la ONU no conocen el estado del país? ¿Creerá el señor secretario que mintiendo a sabiendas, engallándose contra un aliado en las mejores prácticas gubernamentales, nos presenta como dignos de confianza para los extranjeros?
Bien le haría al canciller rentar en algún video club El expreso de medianoche, que denuncia a Turquía; Hotel Rwanda que exhibe la inhumanidad de los gobernantes hutus; El último Rey de Escocia, que denuncia al tirano ugandés Idi Amin o cuando menos Atrapen al gringo, que evidencia la cárcel de Tijuana en los años noventa.
Decididamente, José Antonio Meade se ha unido a Murillo Karam, Videgaray y Chuayffet, como otro funcionario de alto nivel que desprestigia profundamente a este pedazo de tierra llamado México.
(SINEMBARGO.MX)
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