Por Esto!
El pueblo bueno y los malosos
Jorge Lara Rivera
Vaya, vaya… Lo bueno es que ¿no hay? indecentes en Acción Nacional, ¡qué si no!… Resulta que el INE ha quitado la máscara legaloide de que tanto presume al presentarse socialmente Acción Nacional (cuyo mito –curioso y sospechoso– sostienen oficiosos con él ciertos comentaristas en los medios, permitiéndole arrogarse el usufructo del monopolio de la “decencia” para lucro electorero), al multarle por la enormidad de “dinero de origen no explicado con que rebasó los gastos de precampaña”.
Vaya, vaya… Lo bueno es que ¿no hay? indecentes en Acción Nacional, ¡qué si no!… Resulta que el INE ha quitado la máscara legaloide de que tanto presume al presentarse socialmente Acción Nacional (cuyo mito –curioso y sospechoso– sostienen oficiosos con él ciertos comentaristas en los medios, permitiéndole arrogarse el usufructo del monopolio de la “decencia” para lucro electorero), al multarle por la enormidad de “dinero de origen no explicado con que rebasó los gastos de precampaña”.
A propósito de campaña, la PANista de lodo –cuya vulgaridad sólo es comparable en su execración a la de su engendrito en sociedad con Elba Esther Gordillo Morales y sus esbirros (que habla de Educación valido de un indeseable lenguaje procaz) el PANal, propala con una desvergüenza pasmosa y tanta mala fe que indigna, el encarecimiento de la gasolina achacándosela al gobierno de origen tricolor, obviando con dolo insultante el hecho irrefutable de que tanto el foxiato con Francisco Gil Díaz como (y más en) el gobierno del genocida Calderón encarecieron el combustible a niveles sin precedente en 70 años de gobiernos priístas y, significativo, cuando los precios internacionales del barril de petróleo de la mezcla mexicana empezaron a incrementarse hasta rebasar los 100 dólares. De cara a esa calumniosa campaña hay que tener presente que entre los misterios financieros del segundo régimen panista cuantiosos ingresos por excedentes en los precios del petróleo exportado en concepto de “participaciones” fueron regateados con lujo de mezquindad por Hacienda (de Agustín Carstens, ese mismo glotón que sigue sangrando el erario nacional desde el Banco de México) a las entidades federativas, y hasta el punto de no sólo demorar su entrega, sino de no entregarlos, violando, alevoso, las disposiciones y previsiones del Presupuesto aprobado.
Peor: millones y millones de dólares simplemente se “esfumaron” precisamente en esos Fideicomisos con que las administraciones panistas ocultaron su tejemaneje de los recursos públicos haciéndolo tan opaco que prohijó milmillonarios a montones (como los Mouriño Terrazo –y Castelazo–, Sergio
Eduardo Humphrey Jordan, Amado Yáñez Osuna y Manuel Alvarez Díaz), por ejemplo el Fondo Sectorial Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología-Secretaría de Energía-Hidrocarburos; Mandato para la Administración de los Recursos del Programa de Cooperación Energética para países de Centroamérica y el Caribe y, sobre todo, el Fideicomiso Fondo de Estabilización de los Ingresos Petroleros que comenzó (2009) administrando sólo ¡19 mil 724 millones de pesos!
Su incongruencia es congénita, tal confirma su “estructura electoral” clandestina, la Conferencia del Episcopado Mexicano, que ayuna de experiencias democráticas, epítome del estamento de organización vertical, autoritaria, discriminatoria y misógina que es el clero católico, da de pronto con su doble moral en querer, oportunista, impartir lecciones de ética política, buscando, subrepticia, guiar la decisión induciendo el voto de sus feligreses, condicionándolo a posiciones antiabortistas, retardatarias y retrógradas. Ejemplo de intolerancia, criminalización, negando la caridad de que se blasona el cristianismo, ese mismo clero que sabotea la laicidad del Estado, evade impuestos en sus escuelas disfrazadas de asociaciones civiles y con oferta fiscal a cargo del erario (por la deducibilidad de colegiaturas que el calderonato les regaló), quiere hacer pasar por “promoción del voto” la inducción de éste con impunidad que escapa a las facultades del INE.
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