¡¡Exijamos lo Imposible!!
Homozapping
El brindis de un inmigrante
Autor Invitado
Javier Corral
La noche del pasado 21 de abril, mientras en el Senado mexicano caía el telón de la reforma constitucional en materia de combate a la corrupción sin tocar, ni con el pétalo de una rosa, la inimputabilidad del presidente de la República, en el Lincoln Center de Nueva York la voz de un sólo individuo retumbaba la frontera y caía como meteoro iluminante sobre el pacto de impunidad que protege a Enrique Peña Nieto y sus principales colaboradores, batidos todos en el lodazal de las casas multimillonarias “compradas” al contratista favorito del gobierno.
Era la voz del periodista Jorge Ramos denunciando la corrupción de Peña Nieto, en la gala de los 100 personajes más influyentes del mundo de la Revista Time, en la que estuvieron presentes algunos de los seleccionados, figuras del espectáculo, las ciencias, la política, el deporte, el activismo y el mundo empresarial.
Time, la misma revista que hace dos años se despistó increíblemente -no importa ya la causa- y colocó en su portada al presidente Peña, llamándolo el salvador de México, ahora también escogió a un mexicano para colocarlo en la portada de la edición que enlista a esos personajes influyentes, entre los que se encuentran líderes como Barack Obama, Vladimir Putin, Angela Merkel y Benjamín Netanyahu. Pero trocó de manera radical el enfoque: Está ahí en su portada icónica uno de los críticos más duros que ha conquistado Peña Nieto a sólo dos años y medio de su administración.
En la ceremonia donde Jorge Ramos recibió tal distinción, se le concedió la palabra. Habló fuerte a través de la figura de El Brindis, lo hizo desde su posición de inmigrante, pues el conductor titular del Noticiero Univisión en Estados Unidos, el de mayor impacto en la comunidad hispana, llegó a vivir a los Angeles, California desde 1983, luego de trabajar en Televisa, con quien tuvo un “incidente de censura”.
El periodista brindó por tres grupos de rebeldes “que no pudieron estar aquí”.En primer lugar se refirió al grupo de reporteros que al lado de Carmen Aristegui han ejercido un periodismo crítico y denuncia sobre la corrupción en México. “Es un grupo de periodistas mexicanos que han denunciado casos de corrupción en los niveles más altos de gobierno. Esto es lo que está pasando: El presidente de México, Enrique Peña Nieto; su esposa, Angélica Rivera y al menos uno de sus secretarios compraron casas a contratistas del gobierno, después de eso, esos contratistas obtuvieron millones de dólares del gobierno. En cualquier país con un poco de Estado de Derecho el presidente hubiera sido forzado a renunciar. Adivinen lo que pasó. El presidente de México no renunció y los periodistas que denunciaron la corrupción fueron despedidos. Eso no es estar salvando a México. Así que si no les importa voy a decir unas cuantas palabras en español para que puedan oírme allá: Señor Peña Nieto, comprar casas de contratistas y luego darles millones de dólares en contratos, eso es corrupción. Por eso tanta gente quiere su renuncia y no nos vamos a callar. Pienso que están escuchando.
Así que el primer brindis es para esos periodistas en México y América Latina que están hablando con la verdad al poder”.
El segundo brindis de Ramos fue para “todos los presos políticos en Venezuela y específicamente por Leopoldo López. Es un preso político, líder de la oposición en Venezuela y su crimen fue denunciar el abuso de poder, la corrupción y la falta de democracia en el régimen de Nicolás Maduro. Así que, digamos algo a Nicolás Maduro: Nicolás Maduro, libere a Leopoldo López y a todos los prisioneros políticos. Sólo en las dictaduras hay prisioneros políticos”.
“Y el último brindis es para mis héroes, mis verdaderos héroes: Los dreamers. Saben, ellos son jóvenes estudiantes indocumentados que vinieron a este país cuando eran muy jóvenes. Fueron traídos de niños o bebés a este país por sus padres sin tener ninguna culpa, y porque el Congreso no ha hecho absolutamente nada en la última década en migración, nada, los dreamers decidieron tomar el asunto en sus manos y ahora están cambiando la política migratoria de este país. Ustedes no quieren ser sus enemigos. Los enfrentarán. Los dreamers son ciudadanos americanos de verdad, solamente que no tienen un papel para probarlo, y no sólo eso, hay muchos políticos y muchos candidatos presidenciales que quieren deportarlos”.
Frente al estrujamiento que suscitó las palabras de Jorge Ramos, hubo la intentona de sofocar el hecho, minimizar el impacto. En las primeras horas el silencio en la inmensa mayoría de los medios mexicanos producía escalofríos. Pero la red de internet ya hervía circulando fragmentos del brindis del inmigrante. La noticia se consignó prácticamente sólo en medios digitales, SinEmbargo, Animal Político, Revolución Tres Punto Cero, Aristegui Noticias, CNN, en revistas como Proceso y EmeEquis y el portal de El Universal, pero no en la edición impresa. Reforma lo consignó en su primera plana hasta el viernes 24 de abril, con la foto de Jorge Ramos y una parte de su discurso, al interior incluye una nota titulada ‘No nos vamos a callar’.
En radio la cobertura fue aún más estrecha: Fue entrevistado por Ana Paula Ordorica, en Imagen 90.5. La nota se consignó en W Radio en el noticiario Así las cosas, en Triple W con Fernanda Tapia, en El Hueso y en Radio Fórmula con Oscar Mario Beteta y con Ciro Gómez Leyva. Y en Televisión sólo CNN recogió el acontecimiento.
En contraste, los medios de comunicación destacaron la información relativa a la aprobación por el Senado del Sistema Nacional Anticorrupción y una buena parte de las plumas oficialistas dieron la bienvenida al “final de la impunidad”.
Sin embargo lo dicho por Jorge Ramos marcó la contradicción y la insuficiencia de una reforma que, en efecto, contiene avances en la ruta de establecer mecanismos que combatan la corrupción y mejoran la fiscalización de los recursos públicos, pero no va al fondo del problema que México tiene: La impunidad de los más altos cargos de la clase política, por virtud de las disposiciones constitucionales que otorgan impunidad procesal al presidente y Secretarios de Estado, gobernadores y legisladores.
Son modificaciones y adiciones a la Constitución que merecen ser valoradas positivamente, pero requieren ser contextualizadas en su verdadero alcance y profundidad, pues se trata de reformas en el ámbito administrativo, no en el ámbito penal, por lo que cualquier interpretación que desprenda de estas enmiendas, la sanción de cárcel para los corruptos es una magnificación que le hace daño a la propia reforma. Sólo sirve a la confusión y da pretexto al poder en turno para tratar de lavarse la cara de la corrupción que los ha colocado en el mayor descrédito de las últimas décadas. De la colina del perro de José López Portillo, a la Casa Blanca de Enrique Peña Nieto.
Ello mismo marca el largo camino por recorrer para construir una reforma realmente de carácter integral.
Las nefastas consecuencias prácticas de la corrupción en el mundo y en especial en México denotan una falta de control institucional y de compromiso de los servidores públicos no sólo con la ética que debiera impregnar el ejercicio de la función pública, sino también con el objetivo mismo del Estado: La procuración del bien común como uno de sus más nobles motivos.
No basta entonces anunciar con bombo y platillo la obtención de un consenso político traducido a un cambio normativo relativamente importante en la Constitución, más o menos meritorio, si no se satisface en serio la demanda de los ciudadanos, la denuncia de la oposición y la crítica de los periodistas.
La falta de legitimidad que viven hoy las instituciones públicas y el descredito de las autoridades que las dirigen, no puede ser abordado responsablemente si se excluye de consecuencias administrativas y penales, de un verdadero sistema de rendición de cuentas, a los principales servidores, llamados a ser el modelo a seguir, el ejemplo.
Es por ello que resulta incomprensible, inadmisible y por lo tanto deplorable que el Congreso de la Unión no se atreva a dar el paso y establezca un sistema de responsabilidad directa y objetiva para la cabeza de los servidores públicos: el presidente de la República. Por eso no comparto la expresión de que esta reforma cambia el régimen de responsabilidad de los servidores públicos.
No es así, desde el momento en que deja intocado al presidente de la República. La omisión de la reforma al párrafo 2 del artículo 108 constitucional es el resultado de un secreto a voces, un pacto de impunidad entre distintos actores políticos con el fin de perpetuar la invulnerabilidad de la figura presidencial, a través de la subsistencia de la irresponsabilidad de éste. Al presidente de la República ni con el pétalo de una rosa, toca esta reforma.
Así la reforma planteada parte de una premisa equivocada, creer que el presidente de la República no se encuentra envuelto en actos de corrupción y que los altos funcionarios del Estado que cuentan con fuero constitucional no son generadores de actos de corrupción. La corrupción política navega como nunca antes por las aguas negras de un gobierno que borró toda línea de separación entre negocios y política en nuestro país.
Debido a ello presenté en el Senado de la República una reserva al artículo 108 de la Constitución, para que el presidente de la República no solamente sea juzgado por traición a la patria y delitos graves del orden común, sino también por conflicto de intereses, por cohecho, por uso abusivo de facultades y funciones, por conflicto de intereses y que pueda ser el presidente de la República sujeto a la responsabilidad de cualquier funcionario. El PRI no estuvo dispuesto ni siquiera a discutir el asunto.
Estoy absolutamente convencido de que México será otro si logramos derribar ese monumento a la impunidad presidencial que constituye el artículo 108 de la Constitución. De lo contrario más brindis vendrán del exterior y la exigencia social de la renuncia al presidente será el único cauce al alcance de los ciudadanos. Y precisamente por eso, hay que celebrar que el periodista que tuvo que emigrar a los Estados Unidos para realizar exitosamente lo que acá pocos pueden hacer, ponga el dedo en llaga e irrumpa contra la conspiración del silencio y el atropello del derecho a la información que cada día crece en nuestro país.
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