Por Esto!
La verdadera campaña abstencionista
Humberto Musacchio
Los ciudadanos estamos indefensos ante una amplia y bien planeada campaña abstencionista. Por supuesto no la que proponen y pregonan quienes se niegan a ir a las urnas por considerar, con argumentos válidos, que el voto sólo sirve a un sistema que beneficia a los partidos y que a fin de cuentas no ha sido capaz de dar un nuevo rumbo al país, pues ya vimos que la alternancia entre PRI y PAN no es más que la repetición corregida y aumentada de ineptitudes e irresponsabilidades.
Los ciudadanos estamos indefensos ante una amplia y bien planeada campaña abstencionista. Por supuesto no la que proponen y pregonan quienes se niegan a ir a las urnas por considerar, con argumentos válidos, que el voto sólo sirve a un sistema que beneficia a los partidos y que a fin de cuentas no ha sido capaz de dar un nuevo rumbo al país, pues ya vimos que la alternancia entre PRI y PAN no es más que la repetición corregida y aumentada de ineptitudes e irresponsabilidades.
No, el peligro no está en la actitud, discutible pero legítima, de esos ciudadanos bien intencionados que se niegan a sufragar con buenas razones. Lo realmente ominoso es que los partidos políticos han sido incapaces de ofrecer una campaña propositiva, de plantear sus proyectos de país y definir claramente sus ofertas políticas, si es que las tienen. Lo que hemos visto, en el mejor de los casos, es una guerrita propagandística en la que unos se valen de los errores y deslices de otros. Es lo que algunas almas buenas han llamado guerra de lodo. Olvidan que aquí y en las democracias más desarrolladas los contendientes electorales capitalizan las deficiencias y salidas en falso de sus competidores.
Lo lamentable es que no haya propuestas, pero ante los ataques entre partidos las autoridades electorales responden con una santurronería inaceptable. El caso más reciente es una decisión de la Comisión de Quejas del Instituto Nacional Electoral, según la cual se ordena al PAN retirar un anuncio en el que se acusa a la candidata priísta al gobierno de Sonora de haber encubierto a los dueños de la guardería ABC, donde murieron 49 niños por negligencia criminal.
El argumento para “bajar” el anuncio panista no puede ser más endeble y ridículo. Debe retirarse de la campaña nacional porque se trata de un mensaje de carácter local. También se dijo que puede ser constitutivo de delito, pues considera que la señora Pavlovich es calumniada en tanto que sugiere que protegió a los dueños de la citada guardería, lo que en todo caso deben resolver los jueces.
Ese mensaje o spot responde a la reiterada denuncia de los priístas del uso de recursos públicos que ha hecho el gobernador panista del mismo estado, quien en un terreno de su propiedad mandó levantar una presa para disponer en su beneficio de aguas nacionales. Sólo falta que el INE ordene al PRI retirar esos mensajes por considerarlos difamatorios, pese a que expresan realidades irrefutables.
Pero mientras el INE se entretiene en fruslerías, crece la protesta por los abusos del PVEM, que muchos ven como inexplicable por su alto costo, que ya hizo gastar a los del tucán prácticamente todas sus prerrogativas. Tanto dispendio sólo se entiende si hay alguna fuente de financiamiento que entrará al rescate de las finanzas verdes, y en ese caso es inevitable pensar en los beneficiarios del voto que capte ese partido, que son el PRI y su gobierno, cuya popularidad no goza por el momento de cabal salud.
La desaforada campaña del partido-negocio que traicionó el ecologismo que pregona es una prueba más de que hay dados cargados en este proceso. Se le exige al INE que cancele el registro al PVEM, pero se olvida que en el consejo la mayoría la tienen el PRI y sus aliados, de modo que no será ahí donde se ofrezca a los ciudadanos una demostración de congruencia.
Para los sectores más politizados, este escenario es una invitación a no votar. Si las autoridades electorales son incapaces de aplicar la ley y cancelar el registro del Verde, menos podrán evitar las tradicionales y refinadísimas trampas del partido en el poder, con tantas décadas de experiencia en el rentable negocio de la alquimia electoral.
Por otra parte, los partidos, si no todos la mayoría, están empeñados en la tarea despolitizante y envilecedora de ganar el voto mediante regalos. Ese viejo método ha prostituido el sufragio, pues en la mente de muchos ciudadanos el voto ha de estar mediado por los regalos, desde una carterita de cerillos hasta casas y automóviles. Son estos y otros hechos los que mejor promueven el abstencionismo para beneficio del PRI, partido con el mayor voto duro. Ante todo eso, INE y Tribunal Electoral prefieren hacer mutis.
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