Por Esto!
¿Un trance de “fervor social”?
Jorge Lara Rivera
Achaca al gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto haber elevado los impuestos en pequeña proporción a los ricos y de modo exponencial a los pobres un nuevo spot de Acción Nacional en su guerra de “lodo”.
Achaca al gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto haber elevado los impuestos en pequeña proporción a los ricos y de modo exponencial a los pobres un nuevo spot de Acción Nacional en su guerra de “lodo”.
Como es usual el PAN miente y omite parte importante de los hechos. No le importa, con tal de desinformar a la sociedad y encubrir su posición propatronal abiertamente hostil a la llamada Reforma Fiscal que fue aprobada con los votos del PRI y del PRD mientras el personero de la oligarquía llamada “sector privado” (el mayor evasor fiscal) convulsionaba de ira y sus amos preparaban una feroz campaña de desprestigio contra aquélla.
En efecto, tal reforma deja sin mucha opción al ciudadano común y a algunos pequeños contribuyentes, al tiempo que estimula fiscalmente la “formalización” de la “informalidad” (60% del empleo nacional); pero, y por primera vez, hace pagar impuestos a una clase media alta y otra media media y aspiracional que habiéndose beneficiado de la educación pública, los subsidios y créditos “blandos” (para la especulación inmobiliaria) y la informalidad “de cuello blanco” (médicos, ingenieros, abogados, escuelas particulares disfrazadas de asociaciones civiles, etc.) son díscolas a la hora de pagar contribuciones pretextando opacidad del erario y corrupción en quienes lo manejan, como si aquéllas fueran espejo de virtud con su doble contabilidad, deducibilidad fiscal privilegiada y prácticas de rapiña en el usufructo de servicios (robo de energía eléctrica, reiterada mora en los pagos a Hacienda, ordeña de combustibles, etc.); toca, como nunca antes, a privilegios hacendarios e intereses cupulares de lucro en zonas fronterizas. Y afecta, también sin precedente, aunque de manera mínima a los ricos que a fin de cuentas por condonaciones milmillonarias en perjuicio de las arcas nacionales no pagan sus impuestos ni las multas que eso conlleva, y al ampliar la base de recaudación fiscal, a pesar del achicamiento de lo propuesto normativamente que a la postre logró el sector empresarial dueño de México.
Lo que el PAN oculta tras la cortina de humo de ese “celo” electorero por los pobres son 60 años de feroz oposición en que, sistemático e insensible, al servicio de intereses patronales (COPARMEX, CCE, Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, Consejo de la Comunicación voz de las empresas, Asociación de Bancos de México, Asociación de Banqueros de México, Conferencia del Episcopado Mexicano), se ha negado a la protección de los derechos sociales y laborales, combatido la formación de instituciones públicas como la alfabetización universal y enseñanza laica y científica en la escuela obligatoria, la atención médica para obreros, campesinos y empleados (IMSS, ISSSTE, Centros de Salud de la SSA), así como al INFONAVIT; más 12 años en que arrogante, alevoso, insensible e impune mientras como sanguijuela desangraba a PEMEX y CFE, depredó el poder adquisitivo de clases populares y los pobres con incrementos mensuales (dos por mes a veces) de la gasolina, sin tocar a los empresarios gasolineros que expenden incompletos los litros, y con consiguientes aumento en cascada de los precios, importación indiscriminada de productos basura en perjuicio de la planta productiva nacional y del empleo en el país, además del daño ecocida, con tal de agenciarse millones en sobornos; y ensanchamiento de la brecha de desigualdad social, el hambre de los más necesitados, y la depauperación de la calidad de servicios públicos (Seguridad Social, Salud, Educación, transportes, etc.) que pretende privatizar, al indexarlos con aquéllos.
Aquí mismo, en Yucatán y en Mérida, basta revisar un poco para comprobar que los aumentos en impuestos y los mayores incrementos porcentuales en temas como el predial, costo de servicios municipales y el de agua potable provienen de las administraciones panistas y coinciden con súbitos quintuplicaciones de sueldo de sus mandos altos y medios, pero restringido cuando se trata de simples empleados. Esta hipocresía concuerda con su falsa “propuesta” de llevar a consulta nacional durante las elecciones federales de 2015 la pertinencia de que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos lo revisara para ajustarlo al presente, sabiendo -el PAN– que si en lugar de oponerse siempre a lo largo de más de medio siglo a cualquier solicitud de incrementar el ingreso de los trabajadores, porque “su efecto impactaría nocivamente a las empresas” y amagar con cierres y despidos masivos ya que “pondría en riesgo a la planta productiva”, al fijarlo en 1963, se le hubiera ido “indexando” el porcentaje inflacionario de acuerdo a la realidad económica, hoy no sería tan raquítico (74 pesos diarios), sino de 291 pesos 59 centavos, pues ha perdido el 70% de su poder adquisitivo.
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