Por Esto!
La sima
Catalina Ruiz-Navarro
Para mí estupor y náusea, resulta que en México hay un colegio al que llaman Cumbres, que además es masculino, en donde estudian los niños ricos que después tendrán el poder en este país. La prensa, que es tan poco original con sus eufemismos, anuncia que es un colegio “exclusivo”, palabra usada para todos esos espacios que solo son habitados por los ricos y que en realidad son “excluyentes”. Si fuera un colegio de pobres, por poner un ejemplo, la escuela normal rural de Ayotzinapa, dirían que es un colegio “humilde” y de esas maneras son coherentes con todas las telenovelas que nos venden que ser pobre es una “virtud”.
Para mí estupor y náusea, resulta que en México hay un colegio al que llaman Cumbres, que además es masculino, en donde estudian los niños ricos que después tendrán el poder en este país. La prensa, que es tan poco original con sus eufemismos, anuncia que es un colegio “exclusivo”, palabra usada para todos esos espacios que solo son habitados por los ricos y que en realidad son “excluyentes”. Si fuera un colegio de pobres, por poner un ejemplo, la escuela normal rural de Ayotzinapa, dirían que es un colegio “humilde” y de esas maneras son coherentes con todas las telenovelas que nos venden que ser pobre es una “virtud”.
Resulta entonces que en este colegio excluyente, los niños menores de edad hacen cada año una fiesta de graduación que parece planeada por los Borgia. Para ufanarse, producen entre todos un video carísimo en donde dan rienda suelta a la compensación fálica de las inseguridades que les grita el espejo cada mañana cuando se espichan los barros. En esta ocasión, ellos hacen un “casting” acompañados de un leopardo en vía de extinción que quién sabe si será legal, toman bebidas alcohólicas y ponen a un montón de mujeres a acosarlos y pelearse por ellos. Normal. Es que ellos, como dijo el alumno Andoni Abascal son “un poco distinguidos. Es una escuela en la que mucha gente quisiera estar. Tiene mucho prestigio por la preparación que nos dan para la vida. Es una educación diferente que no te da cualquier colegio. Definitivamente te hace sentir especial”. Sin embargo, la “distinción” no les alcanza para diferenciarse de cualquier video de narcocorridos en donde felino salvaje y mujer en bikini son props para afirmar el poder de una masculinidad cada día más obsoleta. Da como ternura ver que desde su mirreynato creen que su lenguaje estético es fundamentalmente distinto del de los “nacos” a los que tanto temen, cuando todos los machistas de la clase que sea adolecen estéticamente de la misma obviedad.
El colegio ya dijo que va a cambiar su reglamento para no seguir haciendo año tras año este oso público, pero un cambio en el reglamento no es un cambio en “los valores” clasistas, machistas y de impunidad desvergonzada que caracterizan a los Legionarios de Cristo con los que educan a estos niños, que, según cuenta el rector, Javier Bravo, no serán castigados por el asunto pues el video “no representa a los mismos alumnos, que son excelentes muchachos”. ¡Ja! Es que no los representa ¡los presenta! ¡Si los protagonistas del video son los mismos niños! que cultivan esa soberbia que caracteriza a los malos polvos y jamás pedirán disculpas por una eyaculación precoz.
El verdadero horror es que el poder en México es endogámico y estos bebés tendrán en el futuro de alto impacto político en los sectores privado y público; van a manejar la plata en este país. Y después la gente se pregunta por qué en México matan en promedio 7 mujeres al día, y por qué la gran mayoría de estos crímenes quedan en la impunidad: porque hay una visión generalizada y transversal a todas las clases sociales en la que se piensa a las mujeres como accesorios de poder, objetos desechables. Estos niños machistas, ricos o pobres, son los mismos que crecerán para fundar prostíbulos al interior del PRI o del PAN, del Verde o del PRD, pues la misoginia, como la estupidez, no hace distingo de clase u orientación política.
Los bebés del Cumbres creen que están en la cima del mundo. Con suerte varios de ellos tendrán la mala ortografía para escribir la palabra correcta: “sima” que se usa para referirse a una cavidad profunda, a un derrumbe, al punto más bajo de una montaña. Y es que, a juzgar por el panorama actual, los egresados de Cumbres llevan generaciones echando a México por un barranco.
(SINEMBARGO.MX)
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